Hasta 1941, los niños que nacían con atresia de esófago no tenían posibilidades de sobrevivir. La razón es que esta malformación congénita, en la cual el esófago no se forma completamente en los recién nacidos, provoca problemas para alimentarse. Por ejemplo, la leche se devuelve a los pulmones.
Pero la situación cambió. Hoy -gracias al desarrollo de la anestesia, la UCI neonatal y cirugías en recién nacidos-, la mayoría de estos niños sobrevive. Pero aún se presenta un 10% de casos donde el esófago está demasiado separado entre la parte proximal y la distal. Tan separado, que una cirugía para unir ambos tramos no es factible.
Matías Garrido, pediatra y profesor de Embriología Humana e investigador del Centro de Investigaciones Biomédicas de la U. de Valparaíso, lleva dos meses en Inglaterra en una beca de cuatro años para realizar un doctorado en el Francis Crick Institute, donde participa de un proyecto que busca crear un esófago artificial para niños con esta malformación congénita.
Garrido explica que hay varias opciones que podrían considerarse para tratar casos como estos: la primera es una prótesis, el problema es que los niños crecen demasiado rápido, por lo cual tendrían que cambiarla cada uno o dos meses.
La segunda opción podría ser usar otros tejidos del cuerpo para reemplazar el órgano dañado, pero ello genera muchas secuelas a largo plazo. Lo mismo que la tercera opción: un trasplante de esófago.
Actualmente, la mejor opción para estos casos -y la más ambiciosa- es construir un esófago artificial usando células del mismo niño, lo cual disminuye enormemente las posibilidades de que se produzca rechazo al órgano nuevo.
"Se hacen crecer las células madre en el laboratorio, se expanden y después se siembran en una matriz que puede ser artificial, sintética o biológica. Esa matriz vendría siendo el andamiaje para construir un nuevo órgano que después se implantará de vuelta en el paciente", explica Garrido.
Esta iniciativa es parte de una rama de la Medicina Regenerativa llamada Ingeniería Tisular, que busca crear órganos para pacientes y que ya ha construido exitosamente tráqueas, bronquios, vejigas, uretras e incluso vaginas. "Por ahora, con la tecnología que hay, son órganos de paso, tubulares, pero a lo que va, lo que esperamos, es crear órganos más complejos, como hígado, riñón, pulmón y corazón", dice el investigador.
La tecnología necesaria para crear un esófago artificial ya fue probada exitosamente en animales, como ratones. El siguiente paso del proyecto, antes de ser probado en humanos, es hacer el mismo proceso con animales mayores, como cerdos. "La idea es construir este esófago, implantarlo en el cerdo y que este se alimente por sí mismo. Porque, en el fondo, eso es lo que uno va a buscar, el problema de estos niños es que tienen problemas para alimentarse, por una parte, y presentan muchas otras complicaciones asociadas, como respiratorias", concluye Garrido.