Hace 20 años, Juan Maldacena, físico argentino de la Universidad de Princeton, planteó una idea que indicaba que pueden convivir la fuerza gravitatoria junto a las otras fuerzas de la naturaleza. Ese mismo planteamiento, fue aplicado a la astronomía y según indica, el Universo se puede entender como un holograma o la proyección de otro universo. Esta idea conocida como conjetura de Maldacena, une la teoría de la relatividad general con mecánica cuántica, algo tan difícil de mezclar, como el agua y el aceite.

La teoría de la relatividad sirve para explicar la fuerza gravitatoria de cuerpos de gran tamaño (como planetas), mientras que en física cuántica se intenta comprender átomos, fotones y electrones en niveles microscópicos interactuando en una fuerza electromagnética. Juntar ambas teorías en la práctica, hoy es imposible desde el punto de vista matemático.

El planteamiento del físico argentino está basado en la teoría de cuerdas, que señala que las partículas subatómicas del universo vibran en distintas dimensiones y que es allí dónde surge la gravedad. En esa lógica, el Universo es una proyección holográfica de otro universo, es decir, lo que ocurre en nuestro universo complejo, en realidad sucede en otro lugar en el que no existe la fuerza gravitatoria.

Tres dimensiones

Esta es la explicación: cuando miramos un holograma común y corriente, se ve una imagen en tres dimensiones, pero esa información está contenida en una lámina de dos dimensiones. Maldacena plantea que la información de nuestro Universo (de cuatro dimensiones), podría estar guardada en un mundo de tres dimensiones, donde el tiempo no existe, explica Gonzalo Palma académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.

¿Cómo comprobarlo? Palma, quien es además investigador y doctor en Física de la Universidad de Cambridge, publicó junto a su equipo, un nuevo trabajo en la revista científica Physical Review Letters,  en la que plantea que es posible comprobar esta idea analizando la huella que dejan los eventos desde antes del Big Bang. "La teoría holográfica predice algo que está muy al principio del Universo, cuando recién está naciendo, un período que se conoce como inflación cósmica. Todas las cosas que se supone ocurrieron deben haber dejado una huella. Si las buscamos y estudiamos, especialmente la destrucción de las galaxias, si ocurrió de acuerdo a esta teoría, las galaxias tienen que estar distribuidas de cierta forma, con un cierto patrón y para determinarlo, es necesario un análisis estadístico muy detallado", señala.

Según la investigación liderada por Palma, para comprobar si es o no un universo holográfico sería necesario "mapear" por completo nuestro Universo, una tarea que deberá realizar la próxima generación de telescopios.

El Large Synaptic Sky Telescope que ya se está construyendo en la Región de Coquimbo por la Asociación de Universidades para la Investigación de la Astronomía (AURA, por sus siglas en inglés), es uno de los observatorios que podría cumplir esta tarea. "Si este observatorio llegase a constatar un patrón distinto a aquel predicho para universos holográficos, estaremos en condiciones de concluir que nuestro universo no es un holograma", afirma Palma.

También ayudarán en esta tarea otros observatorios satelitales que estarán fuera de la Tierra recorriendo el Universo.

En este trabajo también colaboraron otros investigadores de la Universidad de Cambridge y de la Universidad de Leiden.