La Quinta Encuesta de Calidad de Vida en la Vejez, realizada en 2019, reveló que el 43,5% de las personas mayores en Chile declara percibir algún grado de soledad.

Daniela Thumala, doctora en Psicología e investigadora del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo (GERO) de la Universidad de Chile, explicó en una nota de Qué Pasa que “el problema de la soledad es un factor de riesgo para la salud mental. Puede gatillar estados anímicos negativos, depresión y aumenta el riesgo de complicaciones cognitivas en adultos mayores”.

Asimismo, la quinta versión del estudio “Termómetro de la Salud Mental en Chile ACHS-UC” publicado por la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) y el Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica, que busca analizar cómo la pandemia y el confinamiento ha afectado distintas áreas del diario vivir de los chilenos, mostró que, respecto al inicio de la pandemia de Covid-19 persisten problemas como la soledad, la ansiedad y el temor a ser víctima de algún delito.

La investigación, realizada mediante entrevistas telefónicas a personas mayores de 18 años durante el mes de mayo de 2022, mostró el nivel de soledad que perciben los chilenos, en relación a si frecuentemente la persona se siente aislado/excluido por los demás o si le falta compañía.

Los datos obtenidos muestran que el indicador se mantuvo en un 20.9%, y que los problemas de soledad afectan a 1 de cada 5 personas mayores de 18 años en Chile, lo que preocupa porque es una cifra que no ha presentado cambios sustanciales durante las ediciones anteriores del estudio, “y pasamos periodos de mayor y menor confinamiento, por lo tanto denota que hay un aspecto que es relativamente cultural” señala David Bravo, Director del Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales.

Lo interesante de este indicador es que “siempre hay una brecha importante entre hombres y mujeres” recalca, Antonia Errázuriz, académica del departamento de Psiquiatría de la Universidad Católica y parte del grupo de investigadores

Respecto a la última medición, las mujeres aumentaron su percepción de soledad de un 22,9% en agosto de 2021 a un 26% en mayo de 2022, lo que tiene “una relevancia estadísticamente significativa” señala Daniela Campos, Jefa de Riesgos Psicosociales de la ASCH y también parte de los autores.

Además, añade que se sabe que la percepción de soledad va a influir en otras sintomatologías, como la ansiedad y la depresión, ya que “son personas que sienten no tener una red de apoyo y eso es preocupante”.

Una cifra que probablemente muestra que la percepción de soledad no está tan asociada a los vaivenes de la pandemia, como el confinamiento, y la restricción de la movilidad y las interacciones, lo que apunta a tomar más en cuenta este problema, que incluso se puede ver como otra pandemia, pero que no tiene que ver con el Covid-19, “sino que tiene más tiempo y que hay que abordar” dice Bravo.

Los datos muestran que la soledad ataca a las personas más vulnerables y con menor educación, por lo que este factor “pareciera ser la otra cara de la moneda de problemas económicos” añade el investigador, quien reflexiona sobre qué hacer con estos resultados y la importancia de contar con políticas públicas para abordar el tema de la soledad en las personas.

Cabe mencionar que tanto en Reino Unido, como en Japón, se ha postulado la iniciativa de crear Ministerios de la Soledad, donde se ha abordado este problema que ha golpeado a la sociedad, y que se ha visto acrecentado durante la pandemia del coronavirus.

Buscar ayuda profesional

Otro factor analizado, fue el aumento de personas que ha consultado con algún profesional de la salud desde el inicio de la pandemia, a raíz de problemas emocionales o de salud mental.

Si en agosto de 2021 un 16,7% respondió que lo había consultado al menos una vez, en mayo de este año la cifra subió más del doble (34,1%). Lo que probablemente, según las investigadores, tiene más que ver con el control que se tiene hoy de la pandemia, lo que ha permitido que se abran más posibilidades de buscar y asistir a consultas médicas.

Sin embargo, a pesar que los chilenos están consultando más, la mayoría indicó estar afiliada a una Isapre (43,1%) mientras que cerca de un tercio a Fonasa (31,1%) “y eso también nos habla de una división socioeconómica respecto al acceso a estos servicios” comenta Campos.

FOTO: PABLO OVALLE ISASMENDI / AGENCIAUNO

Mayor miedo a ser víctima de delincuencia

El levantamiento de restricciones asociadas a la pandemia coincidió con una disminución en la proporción de sospecha de problemas de salud mental de los chilenos, no obstante, los niveles siguen sin ser óptimos y se mantienen altos los niveles de preocupación ligada a las incertidumbres económicas y políticas y a la delincuencia.

A la pregunta, “en los últimos 7 días ¿se ha sentido altamente estresado(a) al pensar en...?” los resultados mostraron que los principales estresores son la situación económica (54,4%) y el temor a ser víctima de la delincuencia, que subió de 63% a 70% respecto a la última medición en agosto de 2021.

Otra cifra donde existe una gran diferencia de género, ya que el temor a la delincuencia es 12 puntos más altos en mujeres (75.8%) que en hombres (64%). Otro factor que aumenta el temor, es la salud mental, ya sea con síntomas de ansiedad (88.5%) y depresión (85.8%).

Los chilenos también respondieron que un nuevo factor que les genera estrés, son los cambios socio-político del país, el cual se posicionó como el segundo estresor de mayor preponderancia en esta medición.

La Jefa de Riesgos Psicosociales de la ACHS, explica que estos resultados se pueden atribuir a la hipótesis respecto a la incertidumbre que se está viviendo a nivel nacional e internacional en temas socio-políticos, como “el efecto de las guerras en Ucrania y la continuación de otros conflictos bélicos, el cambio climático, los problemas de sequía y más localmente la crisis social y también algunas de las instancias del proceso constituyente”.

Errázuriz, señala que los principales elementos estresores, comparten el factor de la incertidumbre que se percibe hoy asociado a la situación económica global y a los cambios políticos.

Pero en cuanto al temor de ser víctima de delincuencia o que un cercano sea víctima, lo atribuye al factor de “la falta de control que uno tiene sobre la situación de agresión” ya que la persona puede hacer muy poco para manejarla o prevenirla.

También hubo cambios respecto de 2021, y la caída más grande en factores estresores la registró el “miedo a contagiarse de Covid-19″, llegando a un 25% (en comparación al 61,7% de abril y 43,5% en agosto de 2021), siendo el factor menos estresante de los consultados.

Ansiedad en alza

El estudio indicó que un 21,1% de los encuestados exhibió probable presencia o sospecha de problemas de salud mental, el número más bajo desde que el estudio se creó, en julio de 2020.

A pesar del descenso, el único problema que aumentó desde la última medición fueron los niveles de ansiedad, y en el cual las mujeres también fueron las de mayor aumento, al tener un incremento de 6 puntos en relación con el año pasado. Sumado a que la ansiedad fue el componente más problemático para personas con enfermedades crónicas, deuda o con precariedad laboral.

“Teniendo en consideración que no existe sociedad que haya podido eliminar o dejar en cero los temas que analiza este estudio, cifras de soledad o de depresión siempre van a estar, sí creemos posible que algunos factores sigan bajando pero siempre seguirán existiendo” concluye Campos.

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