Chilenos en China: cómo es vivir en medio de la crisis por el coronavirus

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El virus, que ya acumula 17 muertos, podría propagarse más en estos días debido a la llegada del Año Nuevo Chino, que mueve a 3 mil millones de personas. Un grupo de chilenos residentes reconoce su inquietud y preocupación por el tema.


Esta semana, China estará viviendo una de las fiestas más deslumbrantes y masivas del mundo: el Año Nuevo Lunar, festividad que también se conmemora en otros países del este de Asia, y en el que tradicionalmente millones de personas retornan a sus lugares de origen para compartir con sus familias, en la que se conoce como la migración humana más numerosa del planeta.

El panorama no es menor: las cifras varían, pero entre quienes salen del país aprovechando el feriado -unas 7 millones de personas-, los visitantes y los propios chinos que viajan dentro del territorio, se espera el desplazamiento de unas 3 mil millones de personas. La migración es tal, que en 2019 el Gobierno chino dispuso 4.800 trenes y 530 mil vuelos entre fines de enero y principios de febrero, esperando que todo retorne a la normalidad a fines del mismo mes.

Como es habitual en estas fechas, el clima no acompaña. Para estas semanas se esperan temperaturas que rondan los 6 y -5°C en promedio, con algunas nevazones esporádicas y grandes aglomeraciones en lugares concurridos como estaciones de trenes, aeropuertos y centros comerciales. Condiciones perfectas para masificar cualquier tipo de infección respiratoria propia de la época.

El problema es que en diciembre se detectó una nueva cepa de coronavirus, de la misma familia del virus SARS que a inicios de los 2000 infectó a 8 mil personas y dejó un saldo mortal de 774 en Asia y Canadá.

Por ahora, esta variante ya cuenta 440 casos confirmados en Asia y Estados Unidos, y 17 muertos hasta este miércoles. Ya se confirmó el traspaso de humano a humano.

https://www.latercera.com/que-pasa/noticia/aumenta-numero-de-muertos-por-coronavirus-y-china-teme-mutacion/982780/

El peor momento

En Wuhan, lugar donde se originó el virus -posiblemente en un mercado de venta ilegal de animales-, habitan 11 millones de personas. A ellas debemos sumar las miles que se encuentran sólo de paso por las 60 rutas que conectan a la ciudad con vuelos directos a Estados Unidos, Australia, Francia y el Reino Unido, además de una amplia red ferroviaria a las principales urbes del país.

Es por ello que ante la crisis, las autoridades locales anunciaron la desinfección y ventilación de sitios de gran afluencia de personas, además de detectores de temperatura en sitios específicos, lo que se replicaría en el aeropuerto de Londres.

Sin embargo, las medidas adoptadas parecen ser tardías: el brote se inició en algún momento de diciembre y recién se identificó el 8 de enero, por lo que en estas semanas son miles las personas que han rondado la llamada "zona cero", sin que se hayan sometido a ningún registro o chequeo médico.

Esto, según las autoridades chinas, genera el temor de más personas infectadas de las que se han confirmado.

De hecho, este miércoles se anunció que el transporte público en Wuhan será cerrado en un esfuerzo por detener la propagación del coronavirus, mientras que a medida que pasan las horas continúan apareciendo nuevos reportes de infectados en todo el mundo.

Según informó el gobierno chino, todos los vuelos y trenes que salgan de la ciudad donde se originó el virus serán cancelados. Ninguno de los 11 millones de habitantes de la ciudad podrá salir, medida que se hará efectiva a partir de las 10 horas del jueves.

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Valentina Bazaez, Camila Vilches y Marcial Flores, chilenos residentes en China.[/caption]

Inquietud

En China, un enorme territorio de 9.597 millones de km2 con más de 1,3 mil millones de habitantes, los inmigrantes representan un millón del total. De ellos, según cifras del INE en 2017, los chilenos apenas pasan los 450.

Valentina Bazaez es una de ellos. Llegó a China en agosto pasado para estudiar un master en derecho en la Universidad de Beijing, y ha visto poco a poco cómo la preocupación por el tema ha ido en aumento desde su génesis en Wuhan, a más de mil kilómetros de distancia, hasta la posibilidad que llegue a la capital china.

"Estamos en plenas festividades del Año Nuevo chino, por lo que la ciudad se vació completamente. Hay mucha gente visitando a sus familiares y es el movimiento de personas más grande en el mundo. Todos los chinos vuelven donde sus familias, y hay muy poca gente en las calles", señala.

Valentina cuenta que el hermético gobierno chino, a diferencia de lo ocurrido en 2003 con el virus SARS, ha sido mucho más abierto para la entrega de la información. En aquella oportunidad las autoridades locales tardaron en divulgar la noticia -no existían smartphones ni redes sociales-, se censuró a la prensa y se minimizó la gravedad de la enfermedad. Tras las primeras muertes el tema derivó en críticas por parte de la comunidad internacional y la OMS, y se destituyeron al alcalde de Beijing y al Ministro de Salud.

Pero ahora, todo es distinto. "En WeChat, la red social más popular del país (similar a WhatsApp), o Weibo (el Twitter chino) a diario llegan mensajes advirtiendo sobre la utilización de mascarillas, de no asistir al aeropuerto ni estaciones de tren, así como mantener la higiene y cocinar bien los alimentos", afirma Bazaez.

"Como en cualquier Gobierno, intentan mantener la calma entre la población. Nos dicen que hasta el momento el virus no es como el SARS, que es el miedo que la población china tiene", añade.

Marcial Flores, ingeniero civil industrial que reside hace tres años en Hangzhou, cuenta que desde mediados de diciembre, cuando se conocieron las primeras noticias relacionadas al virus, las autoridades utilizaron aplicaciones como TikTok o Instagram para enviar mensajes de alerta, y las universidades emplearon WeChat con recomendaciones de no salir si no es absolutamente necesario, así como evitar multitudes.

En Hangzhou, ciudad de 9 millones de habitantes ubicada a 1.300 Km de la capital y sede de empresas como Alibaba, la paranoia ha ido en aumento. "Las máscaras de protección se están agotando y hay filas en las farmacias. Aunque se usan por la contaminación, estuvimos recorriendo siete locales hasta encontrar la recomendada por el gobierno, que vale entre 20 y 25 mil pesos chilenos la caja de 15 unidades", señala.

"No creo que aún haya pánico colectivo, pero sí preocupación", agrega.

https://www.latercera.com/que-pasa/noticia/china-cierra-ciudad-para-evitar-propagacion-del-coronavirus/983500/

Flores apunta que en el caso de las redes sociales, están todas protegidas por el Gobierno. Sin embargo, eso no quita que de la misma forma que ocurrió en el estallido social en Chile, en WeChat se propaguen algunas noticias falsas. "Lo último fue un aviso de dos mil infectados. El idioma es una limitante al querer informarse", puntualiza Valentina Bazaez.

Camila Vilches vive en el municipio de Tianjin, ubicado a poco más de 100 Km de Beijing. Hace más de un año hace clases de ingles a niños chinos en un centro privado, y señala que sus colegas le advirtieron sobre los nuevos casos del virus: "Cuando te comentan lo del SARS se genera algo de miedo por ir a trabajar o ir al colegio. He comprado toallas desinfectantes y he visto mucha más gente con máscara que lo habitual", afirma.

"Las mascarillas no son muy cómodas -dan algo de calor- y en la tienda oficial están todos los modelos agotados. Son reutilizables pero por no más de cuatro días; se puede utilizar en períodos cortos y se usan por la contaminación, o para no contagiar a la gente si estamos enfermos", explica.

"Nos han dicho que la gente que ha fallecido es porque tenían otras dolencias; lo que recomiendan las autoridades es ir al hospital y en algunos casos podemos estar 14 días internados. Si tienes buena salud puedes sobrevivir, pero si se contagia un anciano o un niño pueden morir", sostiene.

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Mascarilla recomendada por el gobierno chino para evitar la infección.[/caption]

"La gente que murió eran personas con deficiencias relacionadas con problemas cardiopulmonares o mayores de edad. Esos grupos de riesgo tienen mas problemas", precisa Valentina Bazaez.

Además, Camila Vilches apunta a la falta de higiene en algunas personas como potenciales peligros para la propagación del virus: "Muchos son muy descuidados y tosen con la boca abierta o escupen al suelo; tienes que recordarles que está mal a pesar que es su cultura", asevera.

Aún con los 17 muertos hasta la fecha, Bazaez cuenta que la sensación es de tranquilidad. "Ya decodificaron el virus y están trabajando en ello. El único miedo de la gente es que la enfermedad se propague por estos días de Año Nuevo Chino".

"En general el ambiente es: 'una vez ya derrotamos al SARS, así que esto no nos va a vencer'", sentencia.

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