Científica encontró una enzima que mitiga los efectos tóxicos del plástico en el organismo
El BPA es la sigla del plastificante bisfenol A, una sustancia química que se usa para crear estos plásticos, que puede afectar la fertilidad, provocar daños neurológicos, inmunológicos, hasta cáncer. La doctora en toxicología, María Fernanda Hornos desarrolló una investigación que busca revertir esa situación.
Los plásticos no solo se han convertido en un enemigo para los animales y el medio ambiente, sino que también puede tener un efecto perjudicial en los seres humanos.
Muchos recipientes para alimentos, botellas reutilizables, bolsas herméticas o incluso biberones, son elementos que se usan diariamente y que están acreditados como "libre de BPA". Algunos de los peligros al exponerse a este plástico van desde la posibilidad de afectar la fertilidad, provocar daños neurológicos, inmunológicos, hasta cáncer.
El BPA es la sigla del plastificante bisfenol A, una sustancia química que se usa para crear estos plásticos y que las personas, al tener contacto con éste, puede producir tal toxicidad que es capaz de tener un efecto hormonal en el cuerpo humano.
Coenzima Q10
Actualmente, no hay una forma de evitar la exposición al BPA más que evitar el uso de productos desarrollados con ese material. Es por esto que la doctora en toxicología y académica de la U. Católica, María Fernanda Hornos, desarrolló una investigación para buscar una alternativa que mitigue los efectos de esta sustancia.
La línea de investigación de Hornos se basa en los disruptores endocrinos, aquellos contaminantes que pueden afectar a los animales y seres humanos.
Este trabajo llevó a la científica a realizar un postdoctorado en Harvard, donde se dedicó a comprobar que la Coenzima Q10 (CoQ10) era capaz de revertir los daños del BPA en una especie de gusano llamado científicamente como Caenorhabditis elegans.
Los resultados de esta investigación fueron publicados por la revista Genetics y además fue destacada por The Harvard Gazette, periódico de la universidad del mismo nombre.
Según destaca el paper, la CoQ10 es producida por el cuerpo y también puede encontrarse en alimentos como la carne y el pescado. A pesar de que además es posible encontrarlo como suplemento alimenticio de venta libre, este aún no ha sido aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos.
Pese a que los descubrimientos hallados por la científica son relevantes para contrarrestar los daños a la fertilidad al exponerse al BPA, este estudio aún debe ser probado en animales y realizar estudios clínicos en seres humanos.
Sobre su línea de investigación, la académica explica que "todos estamos expuestos a una miríada de xenobióticos presentes de manera ubicua en nuestro medio. En este contexto, una nueva clase de contaminantes, llamados contaminantes emergentes, ha estado causando preocupación sobre sus riesgos asociados."
Estos contaminantes emergentes tienen la capacidad de alterar los efectos de las hormonas del cuerpo y pueden provocar problemas reproductivos, de desarrollo, neurológicos e inmunológicos y cáncer, "ya muchos de ellos comparten grupos químicos en su estructura molecular con hormonas naturales, lo que interfiere con el sistema endocrino y, por lo tanto, se les conoce como disruptores endocrinos", afirma.
Del 2017 a 2018 en Harvard, Hornos trabajó en conjunto con Nara Shin, miembro del equipo de Genética Mónica Colaiácovo (Harvard Medical School), estudiando soluciones para mitigar los efectos de los disruptores endocrinos.
Mónica Colaiácovo, directora del laboratorio donde la Profesora Hornos hizo su postdoctorado, afirma que los "C. elegans han demostrado ser un organismo modelo útil para estudiar innumerables aspectos de la biología básica. Muchas de las anormalidades reproductivas causadas por la exposición a tóxicos ambientales observadas en gusanos, también se observan en mamíferos, desde ratones hasta primates."
La investigación de la Profesora Hornos y el equipo de la Profesora Colaiácovo resultó en el paper "Antioxidant CoQ10 Restores Fertility by Rescuing Bisphenol A-Induced Oxidative DNA Damage in the Caenorhabditis elegans Germline", el cual fue elegido como uno de los highlights de la edición del Journal Genetics de Genetics Society of America (GSA).
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