Todos solíamos pensar que había nueve planetas. Pero en 2006 el Sistema Solar se quedó con solo ocho, cuando Plutón dejó de ser catalogado como tal. ¿Todavía es posible que haya un planeta más allá de Neptuno, posiblemente mucho más allá?
En los últimos 20 años, hemos logrado avances significativos en la exploración del Sistema Solar exterior.
Hablamos de lo que se conoce como Espacio Transneptuniano, la noche eterna más allá del reino de los planetas gigantes. Y en esta exploración nos hemos topado con una sorprendente población de habitantes, los denominados Objetos Transneptunianos Extremos, cuyas peculiares características han suscitado un intenso debate en la comunidad científica.
Algunos investigadores ven en esta población la manifestación de una presencia invisible, un nuevo planeta aún no descubierto en los oscuros y fríos confines de nuestro Sistema Solar. Otros, sin embargo, piensan que no existe tal planeta y que estas peculiaridades transneptunianas extremas se deben a lo incompleto de nuestras limitadas observaciones, los llamados “sesgos de observación”.
Razones de por qué los científicos todavía creen que podría haber un noveno planeta en el Sistema Solar
Este planeta hipotético se conoce provisionalmente como Planeta 9. Se cree que el Planeta 9 no es un objeto pequeño como Plutón o como muchos otros Objetos transneptunianos que se han descubierto en los últimos años. Se han creado simulaciones detalladas para teorizar sobre las características que podría tener el cuerpo para producir los efectos observados, y la conclusión es que debe ser un planeta muy grande, de entre 4 y 8 veces la masa de la Tierra.
También debe estar extremadamente lejos del Sol: algo así como diez veces la distancia a Plutón. Probablemente incluso más.
De existir, sería un nuevo tipo de planeta, diferente a los que conocemos actualmente en el Sistema Solar. Nuestros vecinos planetarios se clasifican básicamente en dos tipos. Son pequeños mundos rocosos con una superficie sólida (Mercurio, Venus, la Tierra y Marte) o son gigantes gaseosos (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno).
Planet 9 caería en algún lugar entre estas categorías. Podría ser lo que se conoce como una Súper-Tierra, un planeta rocoso más grande que el nuestro, o un Sub-Neptuno, un mundo gaseoso menos masivo y ligeramente más pequeño que Neptuno.
Hemos localizado planetas como este alrededor de otras estrellas pero, al estar tan lejos, sabemos muy poco sobre ellos. Descubrir uno en nuestro propio sistema solar abriría la puerta a estudiar en detalle una categoría de planetas que hoy en día es casi desconocida.
El largo viaje del asteroide CNEOS14
¿Cómo podríamos detectar este Planeta 9? No es facil. Al estar tan lejos, su brillo sería extremadamente tenue y necesitaríamos telescopios potentes. El problema es que estos telescopios suelen tener un campo de visión muy pequeño. Es como usar un microscopio para escanear un área muy grande en busca de algo pequeño que se nos haya caído. En los últimos años, se han realizado importantes esfuerzos de observación para tratar de descubrir este mundo esquivo, hasta ahora sin éxito.
Hace unos meses se publicó un artículo científico de dos investigadores de Harvard que afirmaba que un meteorito (CNEOS14) que cayó en el Pacífico en 2014 no era un objeto de nuestro sistema solar. Este sería el primer objeto interestelar que hemos detectado, un pequeño asteroide de aproximadamente un metro de diámetro que impactó contra nuestro planeta mientras viajaba por el sistema solar a 60 kilómetros por segundo.
Esta alta velocidad es precisamente lo que llevó a los investigadores a determinar su procedencia como visitante de otras estrellas. Para ello, primero tuvieron que descartar que el objeto hubiera sido acelerado o desviado por la gravedad de un planeta de nuestro Sistema Solar, lo cual es fácil de verificar reconstruyendo su trayectoria y viendo si había pasado cerca de alguno de los conocidos. Planetas o no; en este caso, el asteroide no había pasado cerca de ningún planeta conocido.
Pero, ¿y si CNEOS14 hubiera interactuado con un planeta aún no conocido durante su viaje por el sistema solar? Esta fue la pregunta que nos hicimos y que abrió una nueva línea de trabajo.
Una asombrosa coincidencia
La primera pista de que podría haber una conexión entre el meteorito CNEOS14 y el Planeta 9 apareció cuando trazamos en un mapa del cielo la órbita que debería tener el planeta, según las simulaciones más detalladas, y luego superpusimos el origen de CNEOS14. Encontramos una sorprendente coincidencia (ver la figura a continuación) entre el origen del meteorito y la región donde las simulaciones predicen que es más probable que se encuentre el Planeta 9. La probabilidad de que tal coincidencia sea resultado del azar es del orden del 1%.
Siguiendo esta línea de pensamiento, hicimos simulaciones reconstruyendo la trayectoria de CNEOS14 y encontramos otras tres anomalías estadísticas que serían altamente improbables en un objeto que viniera directamente del medio interestelar.
Combinando la probabilidad de estas irregularidades, encontramos que hay algo que no entendemos acerca de los objetos en el medio interestelar o hay un 99,9% de posibilidades de que CNEOS14 se tope con un planeta desconocido en el Sistema Solar exterior, y ese nuevo mundo ubicarse justo en la región predicha por las simulaciones.
Estas coincidencias y anomalías estadísticas nos han llevado a formular la “hipótesis del mensajero”, en referencia al uso del término “mensajero” en astrofísica para denotar partículas que nos traen información de los cuerpos celestes. Según esta hipótesis, CNEOS14 quizás fue desviado en nuestra dirección por un objeto masivo desconocido en el Sistema Solar exterior, posiblemente el Planeta 9, hace entre 30 y 60 años.
Si la conjetura es correcta, al rastrear la trayectoria de CNEOS14 hacia atrás en el tiempo, encontraríamos la ubicación del Planeta 9 que, según nuestros cálculos , estaría muy cerca del punto donde se encuentran las constelaciones de Aries, Tauro y Cetus.
Tenemos en marcha una campaña de observación en el Observatorio de Javalambre (Teruel) para llevar a cabo esta búsqueda. La tarea aún es difícil y requerirá tiempo y trabajo, porque el campo a escanear aún es grande y el objeto buscado es muy oscuro, pero ahora parece factible.
Por supuesto, hoy nuestra hipótesis no es más que una especulación, al igual que la existencia del propio Planeta 9. Sin embargo, es una especulación bien fundada que cumple los tres requisitos para ser tomada en serio en ciencia:
a) es físicamente plausible;
b) está bien motivado; y
c) es empíricamente comprobable.
CNEOS14 podría estar indicándonos la posición del Planeta 9. O tal vez es solo una gran coincidencia cósmica. En cualquier caso, es una hermosa historia a la que podríamos aplicar el viejo dicho italiano de que se non è vero è ben trovato (aunque no sea cierto, está bien concebido) – expresión que, por cierto, se atribuye a un astrónomo, el renacentista Fray Giordano Bruno.
Héctor Socas-Navarro, investigador científico en astrofísica. Director del Museo de la Ciencia y el Cosmos de Tenerife, Instituto de Astrofísica de Canarias
Ignacio Trujillo Cabrera, investigador científico en astrofísica, Instituto de Astrofísica de Canarias