La interrogante que la ciencia, y el mundo en general, aun mantiene sobre la pandemia, es cómo partió. Sigue siendo un misterio el origen del Sars-CoV-2, causante del Covid-19.

El genoma del Sars-CoV-2 contiene genes típicos del coronavirus. Diversos análisis sugieren además, que su origen es zoonótico, una enfermedad que puede transmitirse entre animales y seres humanos. El vínculo epidemiológico de los primeros casos humanos informados de Covid-19 con el mercado de animales de Huanan en Wuhan (China) sugiere también que pudo haberse propagado a los humanos desde un huésped animal.

En este caso, se cree sería un proceso evolutivo natural entre un coronavirus de murciélago y un coronavirus de pangolín u otro coronavirus animal podrían haber intervenido en su creación. Pero no hay aún nada determinante al respecto.

Sin embargo, los animales tienen un rol importante en el rompecabezas de su evolución. Comprender el rango de huéspedes e identificar las especies animales que son susceptibles al virus puede ayudar a dilucidar su origen. También los mecanismos subyacentes a la transmisión entre especies a los humanos.

Se han informado infecciones naturales en perros, gatos, visones, tigres y leones en Hong Kong, los Países Bajos, China y Estados Unidos.

Ahora la historia que tiene un nuevo actor: los venados. Sí, el venado de cola blanca (Odocoileus virginianus), inspiración de la película animada de Walt Disney de 1942 Bambi, una especie en la que la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), el receptor Sars-CoV-2, comparte un alto grado de similitud con los humanos, lo que los hace altamente susceptible a la infección. Otras especies, el ciervo de Père David o milú (Elaphurus davidianus) y el reno (Rangifer tarandus), también comparte una alta homología con el ACE2 humano.

Venado de cola blanca (Odocoileus virginianus). Foto: Reuters.

El venado de cola blanca gracias a esas características es capaz de mantener la transmisión del virus en la naturaleza. Así lo han comprobado diversos estudios.

Una investigación del Centro Nacional de Investigación de Vida Silvestre del Departamento de Agricultura de EE.UU., de noviembre de 2021 analizó a más de 600 venado de cola blanca de cuatro estados de ese país para determinar la exposición al SARS-CoV-2, y detectaron anticuerpos en 152 muestras (40%).

En un trabajo publicado en febrero de este año, investigadores en EE.UU. detectaron mediante PCR en tiempo real con transcripción inversa, el virus en más de un tercio (129 de 360, 35,8 %) de hisopos nasales obtenidos de ciervos en el noreste de Ohio, entre enero a marzo de 2021. Además, en animales de seis localidades se encontró que fueron infectados con tres linajes de SARS-CoV-2 (B.1.2, B.1.582 y B.1.596).

En esa investigación no se observó un contagio a los humanos. “Pero estos hallazgos demuestran que los virus Sars-CoV-2 se han transmitido en la vida silvestre en EE.UU., lo que podría abrir nuevas vías para la evolución”, dice el estudio que resalta la necesidad urgente de establecer programas para monitorear el medio ambiente de los ciervos y otros anfitriones de vida silvestre a nivel mundial.

Ciervos y Covid-19

Son cerca de 30 millones la población de ciervos presente en EE.UU. En Canadá también vive un número importante. En ambos países, se realizan una vigilancia permanente a la especie. Controlan la propagación de enfermedades infecciosas, como la malnutrición crónica y la tuberculosis bovina. Panorama que cambió en pandemia y los hallazgos de SARS-CoV-2.

Actualmente las y los científicos están detrás de las pistas para entender cómo el virus llega a esos animales. También qué sucede a medida que se propaga entre ellos y el riesgo que esas infecciones podrían representar para la evolución de la pandemia.

Recientemente científicos canadienses encontraron una desconocida variante de SARS-CoV-2 escondida entre algunos ciervos. Se trataba de una variante altamente modificada similar a Ómicron. Señal, dicen de una evolución potencial del virus en un reservorio animal.

Cades Cove, Great Smoky Mountains National Park, Tennessee 2015 © 2015 Deede Denton

Los investigadores caracterizaron lo que denominan el “clado WTD de Ontario” (WTD, del inglés white-tailed deer, o venado de cola blanca) y desconocen cómo evolucionó esta variante que no logro ser detectada durante casi un año. Creen pasó de los seres humanos a los venados y luego regresó a al menos un ser humano (único caso detectado).

Lo que estos datos revelan, dicen los investigadores, es que el SARS-CoV-2 en la naturaleza ya podría estar explorando nuevas vías de evolución a través de mutaciones que alteran el virus.

Se desconoce si el virus puede propagarse en largas cadenas de infección entre los ciervos. Tampoco se sabe si la transmisión de ciervo a humano podría provocar brotes. Interrogantes que no disminuyen la preocupación del mundo científico: temen que estos animales se conviertan en un reservorio viral que pueda servir como una fuente de brotes y potencialmente genere nuevas variantes. Condición que se cree tuvo la variante Ómicron altamente infecciosa que pudo estar un tiempo en un reservorio animal antes de aparecer en las personas.

La epidemia parece estar restringida a América del Norte. “Nadie lo ha detectado en los ciervos europeos hasta ahora, a pesar de mucho buscar”, señaló a la revista Nature Rachael Tarlinton, viróloga veterinaria de la Universidad de Nottingham, Reino Unido.

Alex Greenwood, virólogo evolutivo del Instituto Leibniz para la Investigación de Vida Silvestre y Zoológico en Berlín estudió corzos (Capreolus capreolus), ciervos rojos (Cervus elaphus) y gamos (Dama dama) en Austria y Alemania, y ninguno tenía SARS-CoV-2.

Misterio

Cómo se infectan los ciervos sigue siendo un misterio. “Todavía no existe una prueba contundente que demuestre cómo los ciervos se contagiaron con SARS-CoV-2″, explica Gemma Rojo, Dra. en Ciencias Silvoagropecuarias y Veterinarias, jefa de la carrera de Medicina Veterinaria de la U. Estatal de O’Higgins.

Para entender el fenómeno, dice Rojo, es importante considerar que en EE.UU. la cacería de ciervos es una actividad que involucra más de 27 billones de dólares al año, y en la que participan más de 7,9 millones de personas. “Como informan desde NSSF (The Firearm Industry Trade Association), más personas participan anualmente en la caza del ciervo blanco que de deportes como el snowboard”.

Además, se trata de una especie que cercana a la vida humana. Es común que tengan contacto con seres humanos en los patios de las casas, “ya que están acostumbrados a la presencia de personas”, dice Rojo.

Foto: Reuters.

“Finalmente, el uso de la mascarilla en espacios abiertos en EE.UU. nunca fue masivamente adoptado, debido a razones culturales y políticas. Estos factores determinan que las condiciones epidemiológicas fueran óptimas para la transmisión horizontal del virus, desde seres humanos hacia ciervos, para que posteriormente el virus se transmita entre animales. En Europa, en donde estos factores mencionados no existen, no ha habido contagio de cérvidos de las mismas características que los ciervos norteamericanos”, apunta.

Se sabe que los humanos propagan patógenos en la naturaleza, como la bacteria Escherichia coli, el virus del sarampión y el protozoo Giardia, entre otros. Pero estos saltos pocas veces dan como resultado una transmisión sostenida.

La infección de fauna silvestre por parte de SARS-CoV-2 supone varios peligros. Entre ellos, dice Rojo, que el ciervo se convierta en un reservorio de la enfermedad. Eso todavía no se demuestra. Pero se especula que ya ocurrió. Al ser un reservorio se dificultan todas las medidas de control y erradicación del virus en la población humana.

Tal como sucedió con el visón americano (Neovison vison), se ha visto que el virus en los ciervos ha adquirido mutaciones, indica la especialista, las que potencialmente pueden aumentar su patogenicidad y virulencia.”Los ciervos en EE.UU. ya son reservorio de otras enfermedades como la encefalopatía espongiforme transmisible, llamada coloquialmente la enfermedad de los ciervos zombies, y de tuberculosis bovina, por lo que SARS-CoV-2 se sumaría a esta lista de enfermedades”.

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