Toda la información científica que se conoce hasta hoy muestra que frente a la pandemia de Covid-19 los niños se enferman menos y que cuando se contagian con el virus Sars-CoV-2, suelen hacer cuadros más leves que los adultos. Sin embargo, cuando reaccionan con altos niveles de inflamación al contagio con el virus aumenta la posibilidad de sufrir Síndrome Inflamatorio Multisistémico Pediátrico más conocido como PIMS, por sus siglas en inglés.
Considerando además, que los niños pueden contagiar a otras personas vulnerables, aumenta la necesidad de vacunarlos contra Covid-19 y por lo mismo, varios laboratorios ya iniciaron estudios clínicos para probar en ellos las vacunas que ya existen y que fueron aprobadas para su uso excepcional o de emergencia.
La farmacéutica china Sinovac Biotech, anunció la semana pasada que los ensayos de fase inicial e intermedia con más de 550 menores mostró que la vacuna provocaría una respuesta inmune y solo dos niños presentaron fiebre alta como respuesta a la inoculación. Además, esta semana se supo que Estados Unidos tiene previsto autorizar en los próximos días, el uso de la vacuna Pfizer/BioNTech para menores de 12 o más años. Canadá fue un paso más allá y se convirtió en el primer país del mundo en aprobar una vacuna para niños.
La vacuna de Moderna estudia su formulación en 3.000 adolescentes de 12 a 17 años y tambien en menores de 6 meses a 11 años. Janssen (Johnson&Johnson) también está realizando pruebas en adolescentes.
Chile está muy cerca de iniciar estos estudios. El rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Ignacio Sánchez, adelantó que en julio de este año pretenden iniciar el estudio clínico más grande realizado en la población pediátrica. Cinco mil menores chilenos, entre los 3 y los 17 años participarán de un ensayo con la vacuna del laboratorio chino Sinovac, que al igual que el estudio clínico de la vacuna Coronavac en 2.300 adultos, será dirigido por los investigadores de esta casa de estudios en colaboración con otros ocho centros a lo largo del país.
Según el rector de la UC, por ahora están en busca de los fondos públicos y privados para que, tras todas las evaluaciones científicas y técnicas de las autoridades, puedan “ojalá empezar este protocolo en julio o agosto” y así “tener respuestas y resultados importantes hacia fin de año (octubre-noviembre), que nos permita evaluar la posibilidad de vacunar a esta población”.
¿Cuánto se necesita? “El costo de realizar el estudio en niños se estima en cerca de 12 millones de dólares, debido a que son 5 mil voluntarios de distintas edades y rangos etarios lo que tiene un costo mayor. Es aproximandamente el doble de lo que costó el estudio en adultos”, indicó el rector de la UC a Qué Pasa.
A juicio de Sánchez, sería muy importante vacunar a los niños antes del inicio del año escolar 2022. La protección a este grupo es fundamental para lograr un control más global de la pandemia, señala.
Para reunir estos fondos están contactando al sector privado. Específicamente, el protocolo se le ha presentado a la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) quienes están evaluando y analizando la posibilidad de colaborar, como lo hicieron en el ensayo clínico de adultos, adelantó
Los otros aportes, tendrán de provenir desde el Estado. La semana pasada, durante un conversatorio organizado por la Facultad de Comunicaciones UC sobre vacunas e inmunología, el ministro de Salud, Enrique Paris, señaló que como Ministerio apoyarán el estudio que quiera hacer la UC u otra universidad para el estudio de la vacuna contra Covid en niños,
Afinando el protocolo para los cinco mil niños chilenos
Por ahora, el equipo de investigadores de la UC, dirigidos por el académico de la Universidad Católica, director del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia, Alexis Kalergis, trabajan en el protocolo de lo que será este estudio clínico.
Susan Bueno, académica de la UC, investigadora del IMII y directora científica del ensayo clínico de Sinovac en adultos, explica la factibilidad de este estudio en población pediátrica se está evaluando “en base a una cuidadosa revisión de los datos obtenidos en los estudio de fase 1 y 2 actualmente en desarrollo en China”. “El diseño y preparación de un protocolo de este tipo puede tomar entre 3-4 semanas para establecer un diseño definitivo. Por lo tanto, nuestro equipo científico y clínico se encuentra trabajando en la organización de este protocolo”, indica.
Hasta ahora, los datos que se han obtenido en China en los estudios fase 1 y 2 sugieren que la vacuna es segura e inmunogénica en niños y niñas entre 3 y 17 años de edad. “Estos datos son muy alentadores y reafirman la importancia de hacer estudios de fase 3 en población pediátrica, en lo cual podemos avanzar en nuestro país gracias a las capacidades científicas y clínicas que hemos construido”, dice Bueno.
Estudios en niños
El sistema inmune de un niño no reacciona de la misma manera que el de un adulto, y esa es la principal razón para realizar estudios clínicos en menores.
“El sistema inmune del niño aún se encuentra en desarrollo y puede reaccionar de manera diferente a microorganismos y otro tipo de estímulos, como las vacunas. Es posible que vacunas que funcionan bien en el adulto sean menos inmunogénicas en niños y esto puede variar dependiendo de la edad del niño que se le administra la vacuna. Por esto es muy importante realizar este tipo de estudios, para determinar la seguridad, edad y posibles esquemas de vacunación en la población pediátrica”, indica Bueno.
Por lo mismo, “no se pueden extrapolar los resultados observados en población adulta, especialmente en términos de reactogenicidad y seguridad, es decir, la respuesta a la vacuna como efectos adversos locales o sistémicos.” En general, cuando se diseña una nueva vacuna se realizan prueba clínicas en población adulta sana , ya que es primera vez que se evalúa la vacuna en humanos y al no conocer la seguridad, es importante no incluir a población vulnerable. Una vez que se ha acumulado suficiente evidencia de la seguridad de la vacuna en parámetros de seguridad, inmunogenicidad y eficiacia, “se puede comenzar a evaluar a poblaciones como adultos mayores, mujeres embarazadas o población pediátrica”, explica la investigadora del IMII y la UC.
Mario Calvo, infectólogo de la Universidad Austral (UACH), dice que “los niños hacen más respuestas celulares con muy buena inmunidad, pero menos respuestas de neutralizantes, que por su facilidad de medir son las que más se hacen en los trabajos de investigación”.
Aunque este especialista cree que la vacunación en niños es menos necesaria ya que tienen un riesgo menor, “la connotación social que tiene la protección de ellos, va a implicar incluirlos en los procesos de vacunación”, un proceso en el que por principio de equidad, se deberá vacunar a todos los niños y no solo a aquellos que puedan tener alguna enfermerdad asociada.
¿Por qué vacunar a los niños?
Robert Jacobson, experto en enfermedades infecciosas pediátricas y vacunas de la Clínica Mayo de Rochester (Minnesota), señala que la inmunidad de los niños aCovid-19 es fundamental para superar esta pandemia. “Aquí en los Estados Unidos, representan el 22% de las nuevas infecciones diarias. Si bien es menos probable que enfermen con ella, ciertamente pueden transmitirla a otros no tan afortunados. Como suelen ser asintomáticos, pueden transmitirla sin que nadie lo sepa. Y a veces se ponen muy, muy enfermos. Vemos que el síndrome inflamatorio multiorgánico de los niños (PIMS) se produce incluso en niños que han tenido infecciones leves por Covid. Además, para alcanzar la inmunidad de rebaño para detener la circulación del virus, necesitamos su participación para llegar a los porcentajes que los expertos consideran necesarios”, dice a Qué Pasa.
Según este especilista, una vez que la vacuna se considere segura y eficaz en los menores, todos los niños debieran recibirla.
Jan Paul Wilhelm, infectólogo infantil de Clínica Alemana, también cree que es necesario vacunar a niños y adolescentes y agrega que los menores de 18 años en Chile representan casi el 25% de la población, por lo que si se quiere alcanzar la inmunidad de rebaño, se deben vacunar cuando se pueda, porque son susceptibles de contagiar, enfermar y contagiar a la población adulta.
Según él, las vacunas actuales sí sirven para la población pediátrica pero es necesario evaluar si es necesario o no, ajustar la dosis para cada grupo según la edad.
Para prevenir enfermedad y reducir la transmisión del virus, es importante que el mayor porcentaje de la población esté inmunizada, dice Susan Bueno. Además, agrega que el virus ha demostrado que tiene capacidad de generar variantes más adaptadas y eventualmente es posible que se pueda generar una variante más adaptada a causar enfermedad en personas más jóvenes o que no estén inmunizadas. En el caso de la vacuna de Sinovac que se estudiará en los niños, la investigadora recuerda que se basa en un virus inactivado, “una estrategia utilizada por varias décadas para vacunas contra otras enfermedades infecciosas que afectan a la población pediátrica, como la poliomielitis, la influenza, etc”.