La pandemia ha sido un escenario intrincado en muchos aspectos. Y uno de los que ha enfrentado más complejidades para adaptarse ha sido la enseñanza. Desde la paralización de actividades al inicio de la pandemia, a la transición de las clases en línea, cuando los recursos lo permiteron, la educación ha debido sortear barreras permanentes.

Y hoy, cuando la presencialidad se impone, una de las modalidades que enfrenta complejidades es la llamada educación híbrida, enseñanza que combina sesiones presenciales con virtuales.

Bajo este modelo, en algunos establecimientos han dividido a los alumnos en grupos. Mientras algunos están en la modalidad presencial, el resto asiste a la clase de manera virtual. Todo gracias a las plataformas digitales.

Un escenario que no ha estado exento de adversidades. “El problema de las clases híbrida, es que tú te sientas frente al computador para estar con los niños que están on line y te despreocupas de los niños que están presencial”, reconoce Miriam, profesora de educación básica, que prefiere no identificarse, y trabaja en un colegio de Santiago en el que realizan modalidad híbrida.

Una profesora en modalidad híbrida en un colegio en EE.UU. Foto: Reuters

Desde la perspectiva de Miriam, “el aprendizaje nunca es a la par”, porque al tener que atender a los que están conectados, se pierde la atención de los que están presencial, “eso es muy complicado”.

Una visión que comparte Jimena. Profesora de educación media, que prefiere omitir su apellido, cuenta que su colegio en la comuna de Ñuñoa también implementaron ese modelo. El establecimiento se preparó mucho para las clases híbridas, cuenta. En todas las salas pusieron bigtable, micrófonos y cámaras. Pero no ha resultado tan fácil. “Al colegio va cerca del 25% del curso, de repente menos, y en la clase tienes que atender a los que están ahí y los que están en casa. Tienes que estar atenta a dos cosas distintas. En el fondo, es como estar haciendo clases en dos partes diferentes, tienes que atender que, por ejemplo, te contesten de la casa, o de la sala, y si te preocupas mucho de los que están on line, en los niveles de séptimo y octavo, se empiezan a desordenar”, indica.

Desafíos modalidad híbrida

Para las y los docentes, uno de los principales problemas han sido los relacionados con la conexión a internet, indica Belén Correa, directora regional para América Latina de la empresa global de tecnología educativa Turnitin. “Todo este nuevo escenario requiere resiliencia y paciencia por parte de padres, alumnos y profesores”, añade.

“La enseñanza completamente a distancia no es una tarea fácil, pero unir a las modalidades presencial y en línea pueden ser un desafío aún mayor para asegurar el proceso de aprendizaje”, explica Correa.

Silvia Foschi responsable de pedagogía y capacitación de profesores de eClass, añade que según la experiencia que han tenido y la de colegas docentes de distintos niveles y asignaturas, los principales desafíos están en el acceso a la tecnología, la manera en que se presentan los contenidos para ser procesados y aprendidos, y el grado de autonomía de cada tipo de estudiante.

En la autonomía, dice Foschi, se deben considerar la edad, el desarrollo intelectual y físico. Sin embargo, el lado bueno, indica es que con la tecnología adecuada, se puede llegar a cubrir las brechas que existen en el aula tradicional con la que contemos. “También debemos tener en cuenta cómo compensar la interacción social que se produce en la presencialidad y que es tan enriquecedora para el aprendizaje y el desarrollo psicosocial de una persona”, asegura.

En este modelo, en algunos establecimientos han dividido alumnos en grupos. Mientras algunos están en la modalidad presencial, el resto asiste a la clase de manera virtual. Todo gracias a las plataformas digitales. Foto: Reuters.

Dificultades que Miriam confirma. Cuando logra hacer la clase o está presentando alguna actividad, son frecuentes, dice, las inestabilidades de internet o que se corte la luz. “Hay que comenzar de nuevo. Se pierde la atención, esa es una de las dificultades que se provocan cuando estás trabajando de manera híbrida”.

Los desafíos varían de acuerdo con la edad de los estudiantes. Magdalena Müller, directora de pregrado de la Facultad de Educación de la Universidad Católica, explica que el formato supone en los alumnos habilidades de autorregulación que se van desarrollando progresivamente. “La autorregulación permite que los niños, niñas y jóvenes puedan fijarse metas y estrategias para alcanzarlas, buscando apoyos cuando los necesiten”, resalta.

En etapas tempranas del desarrollo se necesita más apoyo. Y en la condición híbrida, dice la experta UC esos apoyos se hacen más difíciles o tienen que ser muy intencionados y planificados.

Está presente además el desafío de la infraestructura. Una sala híbrida requiere soportes tecnológicos especializados, “y se ha observado que en muchos establecimientos no se han generado estos ajustes”, dice Müller, lo que afecta la calidad de la transmisión remota y por lo tanto, la equidad en las oportunidades de aprendizaje y participación para los niños, niñas y jóvenes.

El que esto sea una fuente de estrés depende de los soportes que tengan los profesores y profesoras para abordar la modalidad.

Müller indica que una infraestructura adecuada, codocencia, instancias estructuradas de colaboración entre profesores y profesoras, podría disminuir el estrés que significa adaptarse a una nueva condición sin instancias de preparación previas. “No contar con los soportes necesarios y dejar todo en manos de los docentes claramente puede generar la sensación de que hagas lo que hagas no logras abordar los desafíos de este contexto y eso es una fuente extra de estrés”, advierte.

Mantener la atención

Si de retos para las y los docentes se trata, la educación híbrida mantiene uno de los más presentes en pandemia en espacios educativos: mantener la atención de los alumnos.

Profesores pueden ver e interactuar con los presentes en la sala de clases. Pero no ocurre lo mismo con los alumnos on line. Con gran parte de las cámara apagadas, Jimena asegura que los que están en la casa, muy pocos atienden y desarrollan las actividades. “Sabemos que en la casa muchos no te están escuchando, no te prestan atención, están ahí con la pantalla apagada y aunque los llames no te contestan”, sostiene.

Al estar de manera híbrida los profesores dicen que no tienen un real conocimiento de lo que van aprendido los estudiantes. Miriam añade que con el retorno a la presencialidad se dieron cuenta además, que para muchos el trabajo que habían hecho on line fue con ayuda de adultos, “entonces son poco autónomos, poco independientes, hay que estar encima porque en casa estaban siempre al lado de un adulto y todo se lo hacían”.

Si de retos para las y los docentes se trata, la educación híbrida mantiene uno de los más presentes en pandemia en espacios educativos: mantener la atención de los alumnos. Foto: Reuters.

En casa las distracciones están presentes todo el tiempo. “Mantener la motivación tanto de los que están en el aula como de los que están en casa es, en efecto, una de las tareas más difíciles tanto para los estudiantes como para los educadores”, indica Correa. Seguir tres horas seguidas de clases en la computadora es una experiencia muy diferente a asistir a clases en persona, “la atención se puede perder fácilmente”, asegura.

Una forma de revertir eso, dice Correa es que la o el docente establezcan breves descansos de 10 o 15 minutos para que la clase se relaje en momentos estratégicos. También incentivar la participación de los alumnos a través de juegos, preguntas y debates. Además, dice “en el caso de la enseñanza híbrida, es importante tener cuidado de no dejar de lado a los estudiantes que asisten a clases de forma remota en favor de los que están presencialmente”.

En el contexto escolar, especialmente en básica lo más indicado sería generar contextos diferenciados para ambas condiciones, presencial y on line. Resguardando, agrega Müller que en ambas modalidades los niños tengan oportunidades de aprendizaje desafiantes “que les permitan ir logrando los objetivos de aprendizaje de cada nivel e integrar instancias híbridas que tengan como foco actividades que permitan ir fortaleciendo las relaciones interpersonales en el curso”.

En las clases híbridas y contenido online de un curso es importante que el estímulo llegue a todos y que ocurra de distintas formas. “Necesitamos recursos visuales (imágenes, diagramas, tablas), auditivos (sonidos, diálogos, texto leído, entrevistas), audiovisuales (escenas de una película, publicidades, entrevistas), el diálogo asincrónico tipo foro, como por ejemplo comentar los materiales del curso junto al docente”, señala la especialista de eClass.

En Educación Superior, el desafío es poder proponer actividades que impliquen aplicar, resolver problemas, trabajar en grupo pequeño, “de tal manera que los y las estudiantes tengan que estar permanentemente participando”, sostiene Müller.

Evaluación sustantiva

Otro desafío de la educación a distancia es la evaluación de los estudiantes. Un aspecto fundamental en el proceso de aprendizaje, y en el que la integridad académica es crucial, dice Correa: “No se trata sólo de calificar a los estudiantes, sino que es la forma en la que el educador puede saber si el estudiante está absorbiendo o no los conceptos de las clases”.

En el caso de los exámenes, vale la pena limitar el tiempo con el que cuentan los estudiantes, lo que puede hacerse con una plataforma de evaluación. “El tiempo debe ser cómodo para los estudiantes que conocen el material, pero no tan generoso como para permitirles usar dispositivos electrónicos para encontrar las respuestas”, dice Correa.

Si las respuestas se pueden encontrar fácilmente con el apoyo de dispositivos, añade Müller, entonces lo que hay que repensar son las tareas que se proponen en las evaluaciones. “Si las evaluaciones implican aplicar los contenidos, analizar, diseñar, crear, etc. lo que se conoce como habilidades de pensamiento superior o habilidades del siglo XXI (comunicar, crear, criticar, colaborar), entonces recurrir a dispositivos para buscar información no sería un problema”, aclara.

Otro desafío de la educación a distancia es la evaluación de los estudiantes. Foto: AP.

Crear preguntas de desarrollo, de aplicación de teoría, o casos o problemas a resolver, indica Foschi, ayudan en que la respuesta no sea explicita sino implícita, elaborada por el estudiante. “Finalmente es en la vida real donde se aplica la teoría; no hay que repetirle a nadie una fórmula, un teorema, un enunciado o regla gramatical, sino aplicarlos. Para otros casos, hay sistemas de detección de plagio”.

Siga leyendo en Qué Pasa: