Columna de Francisco J. Martínez Concha: “Nueva estrategia en I+D”

Investigación.
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El anuncio del Presidente Boric sobre financiamiento para investigación y desarrollo, seguido por la explicación de la Ministra Echeverry aclarando que serán fondos adicionales que se asignarán con carácter basal a las universidades, constituye el cumplimiento de una sentida expectativa por muchos años desde la academia.

Estos son recursos esenciales para el desarrollo de capacidades estructurales en creación y transmisión de conocimiento, como laboratorios de última generación y captación de investigadores formados, lo que habilita una perspectiva de largo plazo orientada a la formación de los futuros profesionales e investigadores y al desarrollo de tecnología nacional avanzada.

Coincide este anuncio con un momento muy especial para el país, cuando las naciones desarrolladas miran con gran interés los recursos de energía renovable, solar y eólica, que por su abundancia y calidad en Chile representan un ingrediente esencial en la solución de la urgente transición energética que se requiere para enfrentar al cambio climático. Al respecto, el gobierno ya ha avanzado en el proceso de crear un instituto de energías renovables (ITL) y otro del litio, además del reciente llamado específico para realizar investigación e innovación en hidrógeno verde.

Un grupo de académicos y académicas de la Universidad de Chile visitamos universidades, institutos tecnológicos y empresas vinculadas a estos temas, de lo cual se puede concluir lo siguiente: que la empresa pública-privada en Europa tiene larga y exitosa tradición; que las empresas ven con confianza la inversión en nuestro país; que las universidades y los institutos tecnológicos trabajan estrechamente ligados en toda la cadena de valor, incluyendo la formación de capital avanzado; que la producción de energía solar y la minería del litio tienen larga vida por delante; y que hay amplia consciencia en ambas industrias de que la sostenibilidad de socio-económica y cultural de las comunidades y el cuidado por un medio ambiente frágil como es el norte de Chile debe ser una condición de muy alta prioridad.

Así, los anuncios recientes avanzan en la implementación de una estrategia de desarrollo de largo plazo basada en el conocimiento, la que debe ser aplaudida por su significativo impacto en el desarrollo del país, y que hemos postergado por demasiado tiempo: la confianza en que somos capaces de desarrollar tecnología hecha en Chile, lo que significa un cambio singular en nuestra cultura.

*Francisco J. Martínez Concha, Decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.

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