Chile, con su abundante recurso solar y eólico, está en una posición privilegiada para liderar la transición hacia una matriz energética más limpia. Sin embargo, las cifras de vertimiento de energías renovables no convencionales (ERNC) siguen mostrando una paradoja: a pesar de su potencial y su progresivo crecimiento, el país aún no ha logrado capitalizar sus ventajas para acelerar la descarbonización del sistema eléctrico.
Uno de los problemas más evidentes es el antiguo mecanismo de fijación de precios en el Sistema Eléctrico Nacional, que distorsiona el mercado y favorece a los productores de combustibles fósiles sobre las energías renovables. Es tiempo de lograr el consenso para cambiarlo.
Por otro lado, se requiere diversificar las soluciones para frenar el vertimiento. Ejemplos de países como Alemania muestran cómo es posible utilizar la energía generada en lugar de desecharla. Su sistema considera la flexibilidad de la demanda de electricidad para adaptarse a la variabilidad de la generación renovable a través de medidas como programar la carga de vehículos eléctricos para que ocurra durante períodos de alta generación o con electrodomésticos inteligentes que ajusten su consumo para estos horarios. Y hay más: la gestión activa de la generación, que ajusta la producción de energía en función de la demanda y la capacidad de transmisión disponible; la generación distribuida que acerca la producción a los centros de consumo; o modelos combinados de producción fotovoltaica y concentración solar de potencia que permiten producir electricidad las 24 horas del día a precios rentables.
Todas estas son oportunidades que Chile debe impulsar para aprovechar las ventajas y el potencial de las ERNC y acelerar el proceso para alcanzar una matriz eléctrica 100% renovable. Es posible hacerlo, pues donde hay voluntad, hay un camino.
*Investigador principal SERC Chile y director ejecutivo de Fraunhofer Chile