El cerebro es un órgano misterioso. Aunque aún se desconoce mucho sobre su funcionamiento, cada día vamos aprendiendo más al respecto. Una razón importante para esto es que tenemos la posibilidad de dar un vistazo dentro del cráneo utilizando un escáner cerebral. Un tipo de escáner cerebral llamado resonancia magnética, o MRI por sus siglas en inglés, es el más adecuado para examinar detalladamente las diferentes partes del cerebro y detectar posibles anomalías. Esto ha ayudado enormemente a comprender qué partes del cerebro son importantes para diferentes funciones, como el lenguaje, caminar, ver y oír.

Aunque la resonancia magnética es una tecnología maravillosa, desafortunadamente no está al alcance de todos. Japón tiene el mayor número de máquinas de resonancia magnética disponibles por persona: más de 50 escáneres por millón de habitantes. Estados Unidos ocupa el segundo lugar con más de 30 escáneres por millón. Sin embargo, África muestra el otro extremo de este panorama.

Muchos países no tienen ni siquiera un solo escáner de resonancia magnética disponible, y los pocos que sí lo tienen cuentan con menos de un escáner por millón. América Latina se encuentra en algún punto intermedio, pero los números exactos no están claros porque esta información no está centralizada. Sin embargo, incluso dentro del continente hay grandes diferencias. Algunas regiones, como las zonas rurales o los pueblos de montaña, están lejos de los centros médicos y pueden tener dificultades para el transporte.

Cáncer de cerebro

Cuando no todas las personas tienen acceso a esta tecnología ¿cómo se puede saber lo que ocurre en sus cerebros? En la última década, un grupo de investigadores ha estado trabajando arduamente en la creación de un nuevo tipo de escáner de resonancia magnética, llamado resonancia magnética de campo bajo (low-field MRI, en inglés).

Los escáneres de resonancia magnética normales utilizan un imán muy poderoso para producir las imágenes del cerebro, estos imanes son extremadamente costosos y requieren de una sala especial.

Por eso siempre tienes que dejar fuera de la sala el teléfono y las tarjetas del banco cuando te realizas un escáner de este tipo, y por eso no se permite la entrada a las personas que tienen prótesis metálicas implantadas en su cuerpo. La nueva tecnología de resonancia magnética de campo bajo utiliza imanes muy pequeños, similares a los que se colocan en tu refrigerador, que son de 50 a 100 veces más débiles que un imán de resonancia magnética normal.

Esto hace que la tecnología sea mucho más asequible y cause menos dificultades en pacientes con metal en el cuerpo. Otra posibilidad emocionante de estos escáneres es que son extremadamente ligeros y, por lo tanto, portátiles. Esto significa que se puede colocar un escáner en un automóvil y transportarlo a regiones que no tienen estos escáneres disponibles.

Si bien existen muchos beneficios de los escáneres de resonancia magnética de campo bajo, actualmente no producen el mismo nivel de detalle que las máquinas de resonancia magnética tradicionales.

Sin embargo, se puede obtener información relevante a partir de las imágenes producidas por este nuevo tipo de escáner. Además, estamos utilizando inteligencia artificial para mejorar la calidad de las imágenes para que sean muy similares a las de un escáner de resonancia magnética normal. Y aunque es posible que no se vea exactamente el mismo nivel de detalle, para muchas personas simplemente no es posible acceder a un equipo de resonancia magnética regular debido a la disponibilidad y/o el costo. Esta tecnología asequible puede ser un gran avance.

En el Instituto Latinoamericano de Salud Cerebral (BrainLat) de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), consideramos importante hacer que la resonancia magnética sea más accesible en América Latina, así como para las diversas poblaciones y áreas dentro de ella. Por lo tanto, construiremos el primer escáner de resonancia magnética de campo bajo de América Latina a lo largo de este año, en colaboración con grupos de Paraguay, Bolivia y los Países Bajos.

Además, invitaremos a investigadores e ingenieros de otros países y ofreceremos talleres para aprender sobre esta tecnología, de modo que se puedan construir más escáneres como estos en todo el continente. Esto requerirá que los científicos trabajen en conjunto con agencias gubernamentales y el sector privado para lograrlo. Entonces, por fin podremos descubrir lo que ocurre en el cerebro de todo el mundo.

*Hieab Adams, MD PhD, Académico BrainLat, Escuela de Psicología UAI.