Este 13 de abril de 2023, tras un conteo regresivo lleno de ansiedad, la agencia espacial europea envía la misión espacial JUICE (JUpiter ICy moons Explorer, o explorador de las lunas congeladas de Júpiter), una de las misiones más emocionantes que se están planeando para la exploración del Sistema Solar. Como astrónomo, no puedo dejar de entusiasmarme con la posibilidad de investigar uno de los planetas más grandes y fascinantes de nuestro sistema, así como sus múltiples lunas heladas, con la expectativa de ver si será posible encontrar vida o rastros de vida en ellas.

En particular, JUICE se centrará en estudiar tres de las lunas de Júpiter: Ganímedes, Europa y Calisto. Estas lunas son objetos extremadamente interesantes desde el punto de vista científico, ya que se cree que pueden tener océanos de agua líquida debajo de sus superficies heladas, un núcleo rocoso que estaría en contacto con estos océanos, y energía interna sumada a las enérgicas fuerzas de marea que ejerce el planeta Júpiter sobre estas, lo que daría varios de los ingredientes que se consideran clave para la existencia de vida. Por esta razón, estas tres lunas son candidatas potenciales para descubrir por primera vez vida extraterrestre. Pero no nos adelantemos tanto como para llamar a Will Smith o Tom Cruise para detener la guerra de los mundos, porque cuando hablamos de posibles hallazgos de vida, más que civilizaciones y naves espaciales, nos referimos a encontrar bacterias u otras formas muy básicas de vida.

La misión JUICE viajará por el espacio durante casi ocho años antes de llegar a Júpiter. Pues no seguirá una trayectoria recta, ya que esto necesitaría una cantidad prohibitiva de combustible, sino que hará una serie de maniobras en torno a la Tierra, Venus y Marte, algo que se conoce como asistencias gravitatorias, y que, si bien extienden la duración total del viaje, disminuyen considerablemente los costos y cantidad de combustible a utilizar.

Una vez que llegue a Júpiter, a principios de la próxima década, la nave espacial llevará a cabo una serie de sobrevuelos cercanos a las lunas de Júpiter, utilizando una variedad de instrumentos para estudiar la composición y estructura de estas lunas, así como para buscar evidencia de actividad geológica y océanos subterráneos.

Hace años que espero estas misiones de exploración, pues considero que las probabilidades de encontrar algún rastro de vida en Marte son increíblemente bajas, pero en estos mundos congelados, al más puro estilo del planeta Hoth en la guerra de las galaxias, pueden ser el mejor lugar para buscar algún tipo de vida fuera de nuestro planeta.

Estoy seguro de que la misión JUICE tendrá éxito, y que, en unos ocho años más cuando lleguen las primeras imágenes e información, desde el más gigante de los planetas del sistema solar y sus satélites, nos sorprenderemos y nos ayudará a avanzar en nuestra comprensión de cómo se forman y evolucionan los planetas y las lunas, y de cómo se originó la vida en nuestro propio planeta.

Por Juan Carlos Beamin, astrónomo de la Fundación Chilena de Astronomía (y conductor del podcast conversemos de astronomía).