Hoy finaliza la cumbre del Clima en Sharm Sheik, Egipto, uno de los eventos más importantes del año considerando que la agenda climática se ha tomado todos los espacios debido a sus repercusiones en todos los ámbitos de la sociedad.

Las mujeres somos el 51% de la población mundial y representamos el 80% de los migrantes por causa climática. Además, somos quienes más fallecen durante los desastres naturales, debido a que no accedemos a una educación que nos enseñe a reducir nuestra vulnerabilidad y, en muchas ocasiones, nos quedamos cumpliendo roles de cuidado. Pese a lo atingente que es la crisis climática a nuestro género, la primera imagen que vimos cuando comenzó la COP 27 fue una fotografía de un grupo mayoritariamente de hombres de corbata. ¿Y NOSOTRAS? ¿Dónde quedamos las principales víctimas de este fenómeno?

Cuando cursaba tercero básico, un profesor de matemáticas separaba a las mujeres de los hombres. Mientras a ellos les hacía desarrollar ejercicios más complejos, a nosotras nos hacía otros más fáciles y rápidos, especialmente enfocados en ejemplos de finanzas del hogar. La señal en la apertura de esta nueva edición de la COP dejó en evidencia que los líderes globales no distan mucho de mi profesor de matemáticas y han vuelto a hacer lo mismo: nos han separado, solo que esta vez las repercusiones de esta exclusión se podrían pagar en vidas humanas de niñas y mujeres de todo el mundo.

Este año, como Tremendas volvimos a incidir en este espacio de discusión internacional para exigir que nos den el lugar que merecemos en la toma de decisiones. Es lamentable tener que rogar que nos prioricen, considerando que somos las principales afectadas por las consecuencias de la crisis climática.

No podemos olvidar que las niñas y jóvenes podemos ser las mejores aliadas de nuestros gobiernos e instituciones para enfrentar esta crisis y, de hecho, somos su mejor solución. Escucharnos y creer en nosotras es invertir en la gestión del riesgo en las comunidades. Educarnos equivale a darle la posibilidad de sobrevivencia a una familia y darle la oportunidad a todo un país de potenciar nuestros talentos para que podamos contribuir en la búsqueda de soluciones.

A sus 15 años, Julieta Martínez, fundadora de Tremendas y hoy una de las líderes juveniles más reconocidas en Chile y la región, inició un movimiento que hoy genera acción concreta a nivel global. Que ella se atreviera a impulsar este cambio se debió a que contó con el apoyo de su familia desde un comienzo, y a que en su hogar potenciaron sus talentos e incentivaron sus ideas.

Julieta Martínez. Foto: La Tercera

Este es un claro ejemplo de que invertir en la educación de las niñas sí es una solución climática. Nuestra organización es una muestra de que, si nos dan la oportunidad, podemos colaborar con nuestros gobiernos e instituciones desarrollando políticas públicas, innovaciones, creando leyes o liderando en nuestros territorios. Hoy es el momento de incidir para transformar la TREMENDA sociedad que soñamos.

Participamos en la conferencia de las partes por el cambio climático como parte de la sociedad civil para aportar nuestro grano de arena a la difícil tarea de evitar la extinción de nuestra especie y nuestro planeta tal como lo conocemos. Esperamos que cada integrante de la sociedad, hermanos, hermanas, madres, padres, abuelos, abuelas, tías o tíos, no dejen de invertir en las niñas y mujeres jóvenes de su entorno. Estarán asegurando su futuro y el de todo el planeta.

*Activista de Fundación TREMENDAS desde Egipto