Cómo Estados Unidos bloquea el material para vacunas que otros países necesitan urgentemente

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El país no solo ha acapardo su producción de vacunas, también se ha asegurado el suministro de productos necesarios para fabricarlas.


Para luchar contra la pandemia, Estados Unidos dio a sus propios fabricantes de vacunas acceso prioritario a los materiales estadounidenses necesarios para elaborar las dosis.

Como resultado, el gobierno estadounidense reclamó para sí no sólo vastas cantidades de vacunas para el Covid-19 terminadas, sino también componentes y equipos en toda la cadena de suministro, según una revisión de Reuters de más de una docena de contratos que involucran a algunos de los principales proveedores.

La situación ha hecho que algunos países que necesitan desesperadamente los suministros se vean obligados a buscar sustitutos, exacerbando las disparidades internacionales en el acceso a las vacunas, según entrevistas con proveedores, fabricantes extranjeros y expertos en el mercado de las vacunas.

El miércoles, el presidente Joe Biden apoyó una exención de las patentes de las vacunas para el Covid-19, lo que entusiasma a quienes han estado presionando a su gobierno para que ayude a acelerar la producción de dosis en todo el mundo. Si la Organización Mundial del Comercio (OMC) adopta esta medida, otros países podrán fabricar sus propias copias de las codiciadas vacunas.

Pero la exención no abordaría un problema menos llamativo pero igualmente apremiante: la creciente escasez mundial de ingredientes y equipos para la fabricación de vacunas. Estados Unidos tiene un fuerte control sobre una cantidad significativa de productos como filtros, tubos y bolsas desechables especiales, que son esenciales para la fabricación de vacunas.

Los países asolados por el virus -incluida la India, donde una catastrófica explosión de casos ha llenado hospitales y morgues- no pueden fabricar vacunas sin esos suministros, ni siquiera con acceso a las recetas de los fabricantes.

El problema se deriva de la dependencia de Estados Unidos de una norma que data de la Guerra de Corea en la década de 1950, la llamada Ley de Producción de Defensa (DPA), que otorga a las agencias federales el poder de priorizar los pedidos de adquisición relacionados con la defensa nacional. Durante décadas, la ley se usó para el abastecimiento militar y para responder a todo, desde desastres naturales hasta bloqueos de carreteras durante el censo de Estados Unidos.

El gobierno del expresidente Donald Trump invocó la ley para que Estados Unidos fuera el primero en comprar vacunas elaboradas en el país, así como otros productos necesarios para luchar contra la pandemia de Covid-19. A su vez, los fabricantes de vacunas tienen acceso prioritario a cualquier producto necesario para satisfacer los pedidos de Washington.

GAVI -una alianza de vacunas que incluye organizaciones internacionales, gobiernos, compañías farmacéuticas y otros- alabó las medidas del gobierno de Biden para aumentar el acceso mundial a las vacunas. Entre otras cosas, mencionó el compromiso de 4.000 millones de dólares del país con Covax, un consorcio mundial de compra de vacunas que GAVI dirige junto a la Organización Mundial de la Salud.

Pero en respuesta a preguntas sobre el DPA, GAVI dijo: “El mayor reto para el objetivo de Covax de lograr un acceso equitativo a las vacunas es la limitación del suministro mundial. El control de las exportaciones de materias primas contribuye considerablemente a ello y, en última instancia, sólo sirve para prolongar la pandemia”.

Un alto funcionario del gobierno de Biden, que habló bajo condición de anonimato, dijo que no hay ninguna prohibición de exportación, y que todos los proveedores con sede en Estados Unidos siguen enviando productos al extranjero tras dar prioridad a los fabricantes estadounidenses. El funcionario dijo que el DPA no ha causado la escasez mundial de materiales para vacunas y que los problemas se derivan más bien de la abrumadora demanda.

“Simplemente, no hay suficiente para todos”, dijo el funcionario, señalando que el Gobierno está invirtiendo en el aumento de la producción de materias primas.

El miércoles, Katherine Tai, la representante comercial de Estados Unidos, mencionó brevemente en una declaración sobre la decisión de Biden sobre las patentes que la administración “trabajaría para aumentar las materias primas necesarias” para fabricar vacunas, pero no dio más detalles.

Un ruego desde la India

Los componentes de las vacunas se producen en todo el mundo, en países como Reino Unido y China. Pero algunos de los principales proveedores, como Thermo Fisher Scientific y Cytiva y Pall, dos unidades de Danaher Corp, tienen su sede en Estados Unidos. Reuters no pudo determinar con precisión qué proporción de materiales y equipos para vacunas se fabrican en Estados Unidos.

El DPA ha ayudado a Estados Unidos a levantar un enorme sistema de producción de vacunas, asegurando un acceso fiable a las dosis terminadas para los estadounidenses, e impulsando los ingresos de las empresas farmacéuticas locales.

Alrededor del 45% de la población estadounidense ha recibido al menos una dosis de la vacuna Covid-19. Docenas de otros países, desde Sudáfrica hasta Guatemala y Tailandia, han vacunado a un 1% o menos de su población, según datos recogidos por la Universidad de Oxford.

La DPA ha suscitado las críticas de los fabricantes de vacunas de todo el mundo, incluido el Serum Institute de la India, el mayor fabricante mundial.

En Twitter, a finales de abril, el presidente ejecutivo de Serum, Adar Poonawalla, pidió “en nombre de la industria de las vacunas fuera de Estados Unidos” que el país levante la retención de materias primas “si queremos unirnos de verdad para vencer a este virus”.

A partir de este mes, la empresa tenía previsto producir 1.000 millones de dosis anuales de una vacuna desarrollada por la estadounidense Novavax, pero la fabricación se reducirá en más de la mitad sin materias primas estadounidenses, según una fuente familiarizada con los planes de la empresa, que habló bajo condición de anonimato.

Serum también fabrica COVISHIELD, una versión autorizada de la vacuna de AstraZeneca.

Tras semanas de llamados públicos por parte de Serum, el mes pasado Estados Unidos ofreció a India los filtros necesarios para producir COVISHIELD. Pero la necesidad de vacunas y suministros en el subcontinente sigue siendo enorme. Serum también pretende ser uno de los principales proveedores de otros países de ingresos bajos y medios. COVISHIELD y la vacuna Novavax son la columna vertebral del programa Covax.

Serum, que no quiso discutir el asunto de las materias primas con Reuters, no es el único fabricante de vacunas que lo necesita.

El fabricante de vacunas sudafricano Biovac Institute también depende de una empresa estadounidense para las bolsas de biorreactores, necesarias para los cultivos celulares. Su proveedor estadounidense ha advertido a Biovac de que el plazo habitual de entrega de las bolsas podría duplicarse hasta 14 meses debido a la DPA estadounidense, dijo a Reuters la presidenta ejecutiva, Morena Makhoana.

Los fabricantes de otros países dicen estar en mejor situación. El Instituto Butantan de Brasil ha podido comprar suministros tanto de Estados Unidos como de Europa, dijo un ejecutivo a Reuters.

Por ejemplo, un pedido de suministros para fabricar la vacuna de AstraZeneca en Estados Unidos tendría prioridad, a pesar de que la vacuna aún no está aprobada para su uso en el país. Eso podría retrasar el envío de materiales a Serum, que está fabricando la misma vacuna para su uso en la India y muchos otros países.

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