El 15 de diciembre de 1970, una pequeña cápsula, solo un poco más grande que un balón de fútbol, se convirtió en el primer artefacto humano en aterrizar exitosamente en un planeta. La sonda soviética Venera 7 logró posarse en la infernal superficie de Venus. Aunque en 1965, la Venera 3 también logró llegar a este planeta, a diferencia de su sucesora, jamás logró enviar señales a la Tierra.

Venus, a menudo llamado el planeta “gemelo malvado” de la Tierra, se formó más cerca del Sol y desde entonces ha evolucionado de manera bastante diferente a nuestro propio planeta. Tiene un efecto invernadero “fuera de control” (lo que significa que el calor queda completamente atrapado), una atmósfera espesa rica en dióxido de carbono, sin campo magnético y una superficie lo suficientemente caliente como para derretir el plomo.

Y a diferencia de nuestro otro vecino, Marte, su superfice ha sido muy inexplorada. Pero cuando más se sabe sobre las condiciones de su superficie, menos querrás imaginarte allí. “Con un calor extremo y una presión atmosférica aplastante, la superficie de Venus es uno de los entornos más letales del Sistema Solar”, escribió en una columna la divulgadora científica Kate Howells en el sitio The Planetary Society.

Howells dijo que aunque definitivamente no lo recomienda, explica como sería pararse en la superficie de Venus. “La razón principal por la que Venus sería tan extremadamente desagradable de visitar es que tiene una atmósfera particularmente intensa. Noventa y tres veces más gruesa que la de la Tierra, es la atmósfera terrestre más densa del Sistema Solar”, explicó.

Agregó que si alguien estuviera parado en la superficie de Venus, “toda esa atmósfera sobre ti crearía una presión aplastante”. Explicó que la presión atmosférica al nivel del mar en la Tierra es de aproximadamente 1 bar o 14,7 libras por pulgada cuadrada (psi). La presión atmosférica en la superficie de Venus es de aproximadamente 92 bar o 1350 psi. “Para poner esto en contexto, imagine tener más de 600 kilogramos descansando sobre una pulgada cuadrada de su cuerpo; sería como tener un auto pequeño sentado en la uña del pulgar”.

Añadió que otra forma de contextualizar la presión atmosférica es imaginar que estás a un kilómetro bajo el agua, con toda esa agua empujándote. “Las misiones de aguas profundas que visitan tales profundidades en nuestros océanos necesitan usar submarinos especiales que hayan sido reforzados para soportar la intensa presión. Un buzo sin protección no tendría ninguna posibilidad, incapaz de respirar el oxígeno de su tanque debido a toda la presión que ejerce sobre su pecho. De pie en la superficie de Venus, esencialmente serías aplastado por la pura masa de toda la atmósfera encima de ti”, escribió.

Demasiado caliente para aterrizar en la superficie de Venus

Explicó que aunque Mercurio está más cerca que Venus del Sol, debido a su atmósfera, Venus tiene, por mucho, la superficie de planeta más caliente del Sistema Solar. “Su espesa atmósfera se compone principalmente de dióxido de carbono, que, como sabemos por su papel en el cambio climático en la Tierra, es un gas de efecto invernadero. Cuando la luz del Sol calienta a Venus, el calor no puede irradiarse eficientemente hacia el espacio porque queda atrapado por el dióxido de carbono en la atmósfera. Esto calienta el planeta dramáticamente”.

Ilustración de cómo luciría la corona del volcán Quetzalpetlatl, ubicado en el hemisferio sur de Venus. Crédito: Nasa

En la superficie de Venus, las temperaturas pueden alcanzar alrededor de 460 grados Celsius. “Esto es lo suficientemente caliente como para derretir el plomo”.

Señaló que no hace falta decir que no sería agradable estar expuesto a este tipo de calor. “Incluso la ropa de protección más avanzada, como los trajes de bombero, no puede soportar este tipo de temperaturas durante períodos prolongados de tiempo. Si te encontraras en Venus con tu ropa habitual, sufrirías rápidamente quemaduras lo suficientemente graves como para matarte”.

¿Cómo podemos explorar Venus con seguridad?

La divulgadora escribió que debido a todas las condiciones extremas y mortales de la superficie de Venus descritas en su columna, lo convierten en un lugar poco probable para la exploración humana, ya que incluso los trajes espaciales más avanzados no podrían proteger completamente a los astronautas. “A las naves espaciales robóticas les iría mejor, ya que pueden estar hechas de materiales muy duraderos y no necesitan respirar. Pero incluso los robots han tenido dificultades para explorar la superficie de Venus en el pasado”.

Solo un puñado de naves espaciales han operado con éxito en la superficie de Venus, aunque muchas más lo han intentado y han fallado debido a varios problemas técnicos y las duras condiciones en el planeta. “Incluso las misiones exitosas solo pudieron operar durante horas como máximo antes de ser destruidas por las condiciones extremas del planeta. “Por eso hay tan pocas imágenes de la superficie de Venus”.

Una réplica de la pequeña cápsula Venera 7.

Las futuras misiones a Venus lo estudiarán principalmente desde la órbita, donde las condiciones son mucho más favorables.

Las misiones de Venera fueron grandes logros, pero no serán las últimas que veamos de la superficie de Venus. Se espera que la misión DAVINCI de la Nasa se lance en 2029 y aterrice dos años después. Estudiará la atmósfera y tomará fotografías de alta resolución de la superficie. Con suerte, la Nasa no retrasará esta misión, como ha hecho con VERITAS, y no alcanzaremos el hito de pasar 50 años sin nuevas imágenes de la superficie de Venus.