En un mundo donde el envejecimiento sigue siendo uno de los mayores desafíos para la salud humana, una nueva herramienta ha surgido para revolucionar la forma en que comprendemos nuestra propia mortalidad.

Desarrollada por Tally Health, una empresa de biotecnología con sede en Nueva York, la prueba CheekAge ha demostrado la capacidad de predecir con precisión el riesgo de mortalidad utilizando solo un hisopo bucal. Este avance en la ciencia epigenética ha captado la atención de investigadores y expertos en longevidad, quienes ven en esta tecnología una herramienta poderosa para el futuro de la medicina preventiva.

Cómo un hisopo te puede decir el riesgo que tienes de morir

CheekAge es un reloj epigenético de segunda generación que mide la edad biológica de una persona, un indicador de cuán bien están envejeciendo sus células y tejidos. Esta edad biológica puede diferir significativamente de la edad cronológica, lo que podría significar un mayor riesgo de mortalidad, dependiendo de cuán alejadas estén ambas cifras. A diferencia de las pruebas anteriores que requerían análisis de sangre, este test es mucho más accesible, ya que utiliza una simple muestra de las células de la mejilla para obtener resultados precisos.

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La investigación sobre CheekAge, recientemente publicada en Frontiers in Aging, probó su capacidad para predecir la mortalidad en un conjunto de datos longitudinales de 1.513 personas mayores del Reino Unido.

“En este trabajo actual, demostramos que nuestro reloj CheekAge, entrenado usando células de la mejilla, está asociado de manera significativa con la mortalidad en sangre”, explicó Max Shokhirev, director de Biología Computacional y Ciencia de Datos en Tally Health, a New York Post.

El envejecimiento biológico está influenciado por una variedad de factores ambientales y de estilo de vida, como el estrés, la dieta y la exposición a contaminantes. Estos efectos quedan marcados en nuestro ADN mediante la metilación, un proceso que agrega etiquetas químicas a las secuencias genéticas sin alterar su código. El análisis de estos patrones epigenéticos permite que CheekAge prediga la mortalidad, incluso cuando se utilizan datos epigenéticos de otro tejido, como la sangre.

Los investigadores encontraron que por cada aumento de una desviación estándar en el CheekAge de una persona, el riesgo de mortalidad por todas las causas aumentaba en un 21%. Este resultado coloca a CheekAge entre las herramientas más avanzadas para evaluar el envejecimiento y la salud futura.

Según Shokhirev, “el hecho de que nuestro reloj epigenético entrenado en células de la mejilla prediga la mortalidad al medir el metiloma en las células sanguíneas sugiere que hay señales de mortalidad comunes en todos los tejidos”, dijo en un comunicado.

En el pasado, los relojes epigenéticos se basaban principalmente en la metilación del ADN en las células sanguíneas, lo que hacía que la recolección de muestras fuera más invasiva y estresante para los pacientes. Sin embargo, CheekAge ha superado a los relojes de primera generación, demostrando ser más preciso y accesible al utilizar muestras bucales no invasivas. Incluso cuando se utilizó un conjunto de datos de sangre que carecía de aproximadamente la mitad de los datos epigenéticos requeridos, CheekAge mostró una asociación significativa con la mortalidad.

La metilación del ADN es un proceso natural que cambia a lo largo del tiempo, influenciado por factores como la dieta, el estrés y el estilo de vida. Estos cambios pueden ser observados y medidos para evaluar el envejecimiento biológico de una persona.

CheekAge fue comparado con otros relojes epigenéticos como DNAm PhenoAge, que se entrena con datos sanguíneos para predecir el riesgo de enfermedades crónicas. A pesar de la diferencia en el tejido de origen, CheekAge se mantuvo competitivo, lo que lo posiciona como una opción viable para la predicción de la salud futura y la longevidad.

En el estudio, los investigadores utilizaron datos del programa Lothian Birth Cohorts (LBC) de la Universidad de Edimburgo, que hizo un seguimiento de las células sanguíneas de los participantes para calcular su CheekAge. Los resultados mostraron que la diferencia entre la edad biológica y cronológica de los participantes estaba fuertemente asociada con su riesgo de mortalidad.

Al analizar los sitios de metilación más fuertemente asociados con la mortalidad, los investigadores identificaron genes como PDZRN4, un posible supresor tumoral, y ALPK2, un gen implicado en el cáncer y la salud cardíaca en modelos animales. Este hallazgo abre nuevas líneas de investigación sobre cómo los genes relacionados con la metilación del ADN podrían influir en la longevidad.

Además de sus aplicaciones en investigación, CheekAge ya está disponible para los consumidores a través de TallyAge, un kit de hisopado bucal comercializado por Tally Health. Este producto permite a las personas conocer su edad biológica desde la comodidad de su hogar, proporcionando información valiosa sobre su salud y envejecimiento.

Los investigadores también creen que CheekAge podría ser utilizado para estudiar la incidencia de enfermedades relacionadas con la edad y la “vida saludable”, es decir, el período de vida libre de enfermedades crónicas y discapacidades. “Se necesitan estudios futuros para identificar qué otras asociaciones, además de la mortalidad por todas las causas, se pueden captar con CheekAge”, señala Adiv Johnson, director de Asuntos Científicos en Tally Health.