Un proyecto para crear ciudades más inclusivas, usando para ello la inteligencia artificial. La búsqueda de una alternativa 50 veces más potente que la vitamina A, en unas diminutas algas antárticas. Un sistema de realidad aumentada para mejorar la educación en niñas y niños con espectro autista. Todos estos inventos y otros, podrían ser una realidad en el corto plazo gracias al concurso Valorización de la Investigación en la Universidad (VIU), implementado por Conicyt a través de su Programa Fondef.
En su novena versión, un total de 70 iniciativas que surgen de memorias, tesis o proyectos de título en las universidades, recibirán el apoyo necesario para materializar sus ideas en productos y servicios innovadores.
Dirigido a estudiantes de universidades nacionales o de postgrados acreditados, el concurso se realiza en dos etapas: la primera apunta a la elaboración de un plan de trabajo y plan de negocios, a partir de la cual se selecciona un porcentaje de proyectos para seguir avanzando a la segunda etapa, consistente en la ejecución.
Salud, alimentos, manufactura, minería, pesca y acuicultura, ciencias sociales y forestales, son algunas de las áreas en las cuales se desarrollarán los proyectos. De ellos, un 44% fueron presentados por mujeres, un 7% más que lo registrado en esta etapa del concurso el año pasado.
Estudiantes pre y postgrado
Más de 500 proyectos en Etapa 1 han recibido financiamiento a la fecha. Cerca de 200 han tenido la oportunidad de desarrollar prototipos, validarlos y evaluar sus reales posibilidades. "Aproximadamente 30 de estas propuestas, finalmente, han culminado en la creación de un producto innovador. Muchos han utilizado sistemas de protección de propiedad industrial e intelectual, lo que les ha ayudado a crear sus empresas e impulsar las primeras fases de su negocio en términos operativos", cuenta Esteban Zapata, coordinador del concurso VIU de Fondef.
El instrumento está dirigido a estudiantes de universidades nacionales acreditadas, o de postgrados acreditados, los que deben contar con el respaldo de la casa de estudios a la que pertenecen y también el apoyo de un profesor guía.
La primera etapa apunta a la elaboración de un plan de trabajo y plan de negocios, a partir de la cual se selecciona un porcentaje de proyectos para seguir avanzando a la segunda etapa, consistente en la ejecución. "Además, casi todos estos casos han logrado también apalancar recursos desde otras instituciones como Corfo, mostrando el enorme potencial que se genera al coordinar las diferentes entidades que participan del sistema de financiamiento público para ciencia, tecnología, innovación y emprendimiento", explica Zapata.
Los planes de trabajo y negocios presentados por los estudiantes son evaluados por un panel de expertos, integrado por profesionales destacados de los sectores académico y empresarial. A modo de ejemplo, en recientes concursos han participado proyectos como la propuesta de un embutido vegetal elaborado con materias primas endémicas de Chile, que posee características sensoriales similares al de una longaniza.
Otra propuesta, en tanto, busca crear una plataforma para la evacuación vertical de personas con movilidad reducida frente a emergencias en altura; mientras que otro estudio permitió formular una pasta dental que utiliza nanotecnología para regenerar las piezas, antes de que una carie llegue a causar estragos.