El humedal de Monkul, ubicado en la costa de la Región de la Araucanía y declarado sitio Ramsar en 2020, alberga un tesoro bien conocido por las comunidades que habitan en la zona y que forma parte de su sabiduría ancestral. Allí, las futakeche o personas mayores, han transmitido a las nuevas generaciones su conocimiento acerca del uso de especies marinas como el vinagrillo, para aliviar los malestares del resfrío; el Kullí para bajar la fiebre; o la perlilla del mar, para combatir dolores estomacales.
Esto es solo un pequeño ejemplo de los servicios ecosistémicos que proveen ambientes naturales como los humedales: son considerados clave para el bienestar de las comunidades, muchas de las cuales se han organizado para colaborar en la protección de estos recursos, vitales en el contexto del cambio climático. Experiencias como éstas forman parte del ciclo de encuentros virtuales “Bosques, humedales y océanos como pilar de la equidad y bienestar”, organizado por la Corporación Capital Biodiversidad.
El ciclo de webinars –que comenzó el 3 de junio y se extiende hasta el próximo 9 de septiembre– da continuidad a “Iniciativa Latinoamérica: Biodiversidad, género y cambio climático”, y cuenta con el patrocinio de Wildlife Conservation Society en Chile, Manfred Hermsen Stiftung y Humedales Urbanos de Latinoamérica-CODS. “La Corporación Capital Biodiversidad ha reunido a comunidades e investigadores en un ciclo de ocho sesiones para conocer y amplificar las acciones de protección e investigación en los territorios de Chile y Latinoamérica y, a su vez, demostrar que es urgente y posible cambiar el actual al escenario de crisis ecológica y social”, afirma Alejandra Figueroa, directora de Corporación Capital Biodiversidad.
Liderazgo y participación comunitaria
Así lo entendió la comunidad Mateo Nahuelpan, cuyo trabajo resultó clave para conseguir la protección del humedal de Monkul, experiencia que fue relatada en la primera sesión “Conservación de humedales y bosques, experiencias de vida y de cuidado. “En 2018 realizamos un levantamiento participativo sobre la información del territorio, a través de metodología de cartografías culturales. Gracias a este trabajo, hoy contamos con señalética que ayuda a proteger los sitios de significación cultural que existen en el humedal y el borde costero”, señaló Estela Nahuelpan, docente y parte de esta comunidad.
Junto a esta iniciativa de conservación, Práxedes Zapata, habitante de Toltén, relató cómo han impulsado la protección de los humedales de la zona a través de actividades como el turismo sostenible: existen 5.600 hectáreas de humedales en el área, señaló. Similar experiencia compartió Hermes Vera, propietario del área de las Turberas de Púlpito, en la Comuna de Chonchi, uno de los tres nuevos santuarios que conforman la Red de Turberas de Chiloé. “Las turberas, agregó, siempre nos han dado servicios ecosistémicos, sin embargo, recién ahora se están valorizando”.
Mujeres en la conservación
Otra de las sesiones abordó el trabajo de “Mujeres en la investigación y conservación de humedales y bosques. Margarita Caso, del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático de México, se refirió a la situación de los ecosistemas marinos, que constituyen el 61,8% de la superficie de su país: esto incluye 4.500 islas, que conforman una zona económica exclusiva de 3,8 millones de km2. “Somos un país altamente vulnerable a los impactos del cambio climático, con muy fuertes desigualdades socioeconómicas. La pobreza, las desigualdades de género, de etnia, de clase social, entre muchas otras, determinan en muy buena medida la capacidad adaptativa, de manera que el enfoque de género y de DD.HH., es muy importante”, explicó durante su presentación.
En esta sesión también se dio a conocer el trabajo del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, de Colombia. La investigadora Ana Carolina Santos, contó acerca de la labor de cartografía social con pescadores artesanales en el Río Magdalena, lo que permitió establecer cuál es el área de interacción de la navegabilidad con la pesca en esa zona, incluyendo las posibilidades de eventuales conflictos. “Trabajamos considerando el conocimiento de científicos y de pescadores, logrando establecer un territorio de 67 mil km2”, señaló.
Bárbara Saavedra, directora en Chile de Wildlife Conservation Society (WCS), por su parte, destacó el valor de trazar una hoja de ruta para abordar la conservación en Chile. “La WCS pudo generar junto a las comunidades una propuesta de hoja de ruta para la conservación de humedales de turberas de Chile, uno de los instrumentos más relevantes e importantes para poder avanzar en la práctica de la conservación”, aseguró Saavedra.
Los humedales en sistemas socioecológicos
En la sesión más reciente se abordó el tema “Humedales costeros y marinos en sistemas socio-ecológicos”. Ana Paula Prates, de la Liga de Mujeres para la Conservación Marina de Brasil, contó que dicho país alberga una de las mayores zonas costeras del mundo, con 9.000 km de longitud: de los 27 Estados que lo conforman, 17 son costeros, señaló. Respecto del trabajo que han realizado, explicó que gracias a esta labor, “más de 160 especies marinas han sido incluidas en la lista roja de especies amenazadas”.
La directora de Oceana Chile, Liezbeth Van Der-Meer, por su parte, señaló que nuestro país cuenta con 461 mil km2 de protección en áreas marinas, lo que ubica a Chile dentro de los “top ten” en esta materia. “Sin embargo, persisten problemas con actividades como la pesca. Hay áreas marinas protegidas en Chile que tienen salmonicultura, entonces ¿son realmente protegidas?”, cuestionó.
Otra perspectiva fue la de Alejandro Pérez-Matus, de la Estación Costera de Investigaciones Marinas UC (ECIM), quien ha focalizado parte de su trabajo en estudiar ecosistemas de algas, su interacción con los peces y la creciente actividad extractiva que enfrentan países como Chile. “La costa de la corriente de Humboldt necesita más áreas protegidas”. Durante su intervención, contó acerca de los proyectos de investigación que analiza los estresores en esta clase de ecosistemas: “La costa de Chile es un laboratorio natural”, sentenció.
El ciclo de charlas continúa el próximo jueves 8 de julio con la cuarta sesión “Beneficios de los ecosistemas. ¿Qué estamos perdiendo y qué oportunidades tenemos”, que contará con la participación de Daniela Manuschevich, investigadora del CR2 de la Universidad de Chile y el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB); Daniela Tapia, de Capital Biodiversidad y Aníbal Pauchard, del Laboratorio de Investigaciones Biológicas de la Universidad de Concepción.