El martes 21 de julio se realizó la formalización de Martín Pradenas, acusado de violar a Antonia Barra, joven que se suicidó el año pasado en la región de La Araucanía. La primera etapa previa al juicio captó un alto interés público: cerca de un millón de conexiones se registraron para ver el proceso.
Un récord en las transmisiones del Poder Judicial y que supera cualquier otro caso similar. En abril de 2017 cuando fue el veredicto por la agresión sufrida por Nabila Rifo, la cifra de público fue cercana a 350 mil personas. En esa oportunidad se estableció como único culpable a Mauricio Ortega, a quien se le otorgó una condena de 26 años.
Camila Maturana Kesteen, abogada de Corporación Humanas, explica que en este caso aún no se llega a la instancia de juicio. Lo que ocurrió el martes 21 de julio fue la audiencia de formalización o la comunicación de cargos, es decir, cuando la Fiscalía le comunica a la persona que está llevando una investigación por tales hechos, para que pueda defenderse.
El juicio, si es que tiene lugar, será en otro momento. “En 120 días se fijó un plazo de investigación y ahí se sabrá si habrá juicio o habrá más tiempo para juntar pruebas, después viene la preparatoria del juicio oral, y después viene el juicio”, indica Maturana.
¿Por qué tanto interés? La gran cantidad de público en la audiencia de formalización, añade Maturana, respondería al creciente interés que la ciudadanía tiene frente a la violencia contra las mujeres y la violencia sexual en particular.
Mayo de 2018, conocido como “mayo feminista” en Chile, dice Maturana, puso en la discusión pública la violencia sexual. “Y este caso es relevante en la medida que deja en evidencia lo que ocurre cuando las mujeres denuncian ante la justicia la violencia sexual y la exposición que enfrentan y los estereotipos de género”.
María Elena Santibáñez, académica en derecho penal de Facultad de Derecho de la Universidad Católica, señala que al tratarse de una víctima que terminó suicidándose, se vuelve un caso limite. “Se han dados casos así, pero acá fue tal el nivel de afectación que no vio salida y llegó a esa desesperación tremenda. El hecho de la violación es el más horroroso que le puede pasar a una persona”.
En esta historia, además, dice Mónica Peña, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Diego Portales, operan identificaciones muy fuertes con los protagonistas, tanto por las imágenes como por las circunstancias del crimen: “Antonia Barra representa la justicia que nunca podrá reparar el daño provocado”.
La imagen que circula de Antonia Barra, además, se hace muy familiar. “Se ve como una mujer joven que puede ser cualquier amiga, hija, vecina. La imagen de Martín Pradenas que circula también es muy llamativa, posando frente a la cámara formal, muy serio, con camisa. A mi parecer ambas imágenes interpelan a las personas porque despiertan la idea de un poder dominante sobre un sujeto más común, todo en un ámbito muy cotidiano como son las redes sociales”.
Conmoción ciudadana
Fue una formalización masiva. Y se vieron estereotipos de género, indica Santibáñez, lo que causó aún más rechazo. “Es inaceptable que se hable de esta manera de las mujeres, en circunstancias que la persona que está siendo llevada a la audiencia es el imputado. Pero vimos cero empatía hacia la víctima. Permitir que el defensor diera aseveraciones de la víctima, es inaceptable. Nada justifica una violación, y acá se uso una de las estrategias más repudiables”.
Se mencionó incluso la identidad de una víctima menor de edad, añade Santibáñez, lo que es intolerable. Sin embargo, aclara, “este tipo de situaciones con tantos estereotipos no constituyen la regla, llama la atención sobre todo por una audiencia que se estaba televisando, daba la sensación de ver una audiencia del siglo pasado”.
Existe mayor conciencia social sobre los temas de género. Y también se le pide al derecho que tenga una perspectiva de género, señala Santibáñez.
Un interés que ha ido en crecimiento y hoy evidente la preocupación ciudadana frente a la violencia de la cual son víctimas las mujeres. “Se ha reflejado en las masivas movilizaciones como Ni una menos o lo que ocurre con el 8 de Marzo (Día Internacional de la Mujer). Esperamos que este interés ciudadano se mantenga de manera que en las siguientes etapas de este proceso judicial las víctimas sean resguardadas y no se vean expuestas a la descalificación y descredito”, subraya Maturana.
Las marchas y convocatorias de #NiUnaMenos, se iniciaron masivamente en octubre de 2016. Y no fue solo en Chile, en distintas ciudades de América Latina la jornada de protesta tuvo alta convocatoria para visibilizar la violencia género. En el último 8M en Chile la masividad marcó un hito: cerca de dos millones de mujeres se reunieron con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Otro hito con gran adhesión fueron Las tesis en 2019. Poder decir públicamente, el que sin importar dónde, ni cómo vista la mujer, la culpa nunca es de ella, ante un abuso, violación o femicidio, llevó a replicar en Chile y en el mundo, esa acción en contra de la violencia.
Temáticas feministas
Las temáticas feministas circulan en la discusión pública y se han ido transformando en conversaciones cotidianas, sostiene Peña: “Los y las ciudadanas hemos ido adquiriendo algunos saberes para posicionarnos en los debates públicos”.
El debate que el caso Pradenas abre es bien complejo y articula demandas históricas de las mujeres, dice Peña. “No es sólo ‘si violó o no’ en el ámbito meramente jurídico. Es un debate sobre la cultura de la violación que supera al violador como individuo, la comprensión del consentimiento sexual como central en las relaciones sexuales y pero también central en la definición del delito”.
Todos estos temas han sido vividos cotidianamente por las mujeres desde siempre. Pero sólo hace poco han podido ser nombrados en nuestra sociedad. Y cuando se nombran se desnaturalizan. Como Peña explica, “las mujeres vamos comprendiendo que ‘no es normal’ y que en realidad es abuso o violación”.
Conmoción ciudadana no solo en Chile
Interés en los temas de género y en juicios sobre violencia sexual que no solo se da en Chile. En enero de este año cuando partió el juicio penal al productor de Hollywood, Harvey Weinstein no sólo en Estados Unidos estaban pendientes del caso. Los ojos del mundo se volcaron también para ver cómo se resolvía judicialmente las acusaciones de acoso y agresión sexual, que se remontaban a décadas.
El caso de Weinstein marcó un antes y un después en las visibilización de las agresiones sexuales, gracias al #MeToo. No era extraño entonces que medios de comunicación de todo el mundo y miles de personas observaran esa instancia.
El 24 de febrero de este año cuando se conoció el veredicto, en el que Weinstein fue declarado culpable en dos de los cargos de abuso sexual por los cuáles estaba en juicio, una victoria para el movimiento feminista.