Más de 87.000 artículos científicos se han publicado sobre el coronavirus desde el inicio de la pandemia, principalmente provenientes de China, Estados Unidos y Europa. Lamentablemente las publicaciones científicas de Latinoamérica cumplen un rol marginal en el mapa de generación de conocimiento. ¿Por qué? ¿Cuál es el nivel de la investigación en nuestra región?
El último informe del BID sobre ciencia, innovación y desarrollo productivo hace un análisis sobre las causas: señala que la rigidez y fragilidad de la actividad científica Latinoamérica se debe al bajo acceso a fondos y la dependencia del financiamiento público.
Además agrega que “los gobiernos de la región han considerado poco prioritario financiar un sector cuya contribución de corto plazo al desarrollo es claramente menos visible, en contraste con otras prioridades como infraestructura o servicios sociales”.
El porcentaje del PIB llega a sólo el 0,38 en Chile, muy por debajo del promedio de 2,4 de los países de la OECD en este ámbito, y mucho más lejos de otros como Israel y China, en los que la inversión está cerca del 4%.
A pesar de eso, en términos cuantitativos, el rendimiento de la comunidad científica chilena es asombroso: del año 2009 al 2018 duplicaron la cantidad de artículos publicados en revistas científicas registradas en SCOPUS, lo mismo en cuanto a patentes solicitadas.
Las personas dedicadas a investigación en Chile publicaron 2,8 artículos académicos en promedio -el año 2016, último dato comparable disponible- en comparación a 1,3 promedio de los países miembros de la OCDE. ¿Qué pasaría si contáramos con más inversión?
La experiencia de la pandemia debiera servir para que Chile y la institucionalidad científica extraiga algunas lecciones, no solo sobre la importancia de invertir en la generación de mayores capacidades científicas, sino también sobre la importancia de aumentar la calidad y cantidad de recursos como única forma de enfrentar el futuro.
Si queremos tener presencia en el siglo XXI será indispensable dotar de mayores recursos a la investigación y apoyar la ciencia. Un país no puede depender de otros para disputar posiciones relevantes en la economía global. Invertir más en investigación y desarrollo es la forma de enfrentar los retos del futuro.
*Vicerrector de Investigación y Doctorados de la Universidad Autónoma de Chile