Costa Rica o Alemania: Las opciones de albergar la COP25 tras la decisión de Chile
Francisco Parra / Claudia Soto
La decisión, inédita en la historia, impactó en la comunidad internacional. Eso sí, el país mantendrá la presidencia y el Acuerdo de París se implementará de todas formas a partir de 2020. La duda es dónde serán las negociaciones.
Esta mañana, la ministra de Medio Ambiente y presidenta de la COP25, Carolina Schmidt, le comunicó oficialmente a Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) la decisión del gobierno de no albergar las negociaciones climáticas de diciembre en Santiago.
Nunca antes en la historia de las COP, un país había tomado una decisión como la que comunicó esta mañana el presidente Sebastián Piñera. Y esto sin considerar que se hizo con apenas un mes de anticipación, cuando más de 30 mil personas, entre delegados, sociedad civil y prensa, tenía todo listo para su llegada a la capital.
¿Y ahora qué?
La sede de la COP25 fue un problema desde el principio. El anfitrión original era Brasil, pero durante la COP24 en Polonia, el gobierno comunicó que no estaban dispuestos a realizarla. Fue un mes antes de que asumiera Jair Bolsonaro la presidencia, un conocido negacionista del cambio climático.
Costa Rica fue la primera opción, por su reconocido liderazgo internacional en el tema, pero terminaron desistiendo por el alto costo que significa la cumbre. Corea del Sur se ofreció, pero en rigor le correspondía a América Latina albergarla. Entonces, apareció Chile, pero lo primero que quiso el gobierno fue postergar la cita para enero, debido a la proximidad con la APEC. La petición fue rechazada por la ONU.
La única experiencia similar a lo que acaba de pasar en el pasado fue en 2017, cuando le correspondía a Fiji ser sede de la COP23. El país insular dijo que no podría hacerse cargo de los costos monetarios y de infraestructura de recibir a tantas personas en su país, entonces se tomó la decisión de que se hiciera en Bonn, Alemania, pero manteniendo la presidencia de Fiji. La diferencia es que el anuncio fue un año antes, es decir, desde el principio se supo que se haría en Europa. Ahora, falta solo un mes.
Hasta ahora, lo único seguro -confirmado por el propio gobierno- es que Chile mantendrá la presidencia de la COP25, pero no la sede. Para quienes conocen el proceso de las negociaciones climáticas, la alternativa natural es que se haga en Bonn, donde están los edificios de la CMNUCC. La ciudad recibe año a año las "intersesionales", donde negociadores se reúnen en junio a avanzar en temas claves para cada COP. Es una ciudad pequeña en el norte de Alemania, pero acostumbrada al tránsito y con la capacidad hotelera suficiente para ser sede.
Sin embargo, hacerla en Europa rompería el acuerdo tácito en la Convención de rotar de continentes. Para Hernán Blanco, director de la Fundación Avina, "tiene un valor que estos temas los discutamos en nuestra región, ese es el principio detrás de mover las sedes de las COP, que sea en distintos continentes. Es más atractivo que sea nuestra región, hablando español, en un país como Costa Rica, a que sea en Bonn".
Tras el anuncio de Chile, el gobierno de Costa Rica comunicó que le corresponde a la presidencia de la COP25 y a la CMNUCC decidir los pasos a seguir. "Como el socio de Chile en este proceso, estamos en conversación con su equipo, en su rol como Presidencia entrante de la COP. Vamos a apoyar las decisiones que se tomen en aras de encontrar pronto una alternativa exitosa para la realización de la COP25", afirmó el ministro de Ambiente y Energía, Carlos Manuel Rodríguez.
Ya hay presión sobre el país centroamericano. El expresidente, José María Figueres, le pidió al actual mandatario, Carlos Alvarado, que aproveche esta "oportunidad única" y organice la COP25.
El ministro de Medio Ambiente alemán Jochen Flasbarth, aseguró que están en comunicación "con la secretaría ejecutiva de la CMNUCC y la presidencia polaca de la COP24 para evaluar la situación".
La ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt también esbozó que otras sedes podrían ser Nueva York y Ginebra, sedes de la ONU, organismo que finalmente tomará la decisión final de dónde se realizará el evento.
La ministra Carolina Schmidt, durante su participación en las reuniones en Bonn, Alemania. FOTO: UNFCCC[/caption]
¿Qué pasa con las negociaciones?
Para Andrés Pirazzoli, jefe de asesores AILAC en la COP21 y negociador de la delegación chilena, la decisión no afectará al proceso de negociaciones en sí. El abogado tiene una posición crítica respecto a cómo Chile ha llevado la presidencia, especialmente "con los titulares de COP Azul, ciudadana, de la sustentabilidad, temas que no tienen que ver con la agenda de la negociación que convoca la COP. Y eso era preocupante".
Temas como financiamiento, pérdidas y daños, adaptación y vulnerabilidad al cambio climático, claves para América Latina, fueron dejados de lado por Chile, cree Pirazzoli.
Los mercados de carbono -Artículo 6 del Acuerdo de París- es el único tema que se mantiene sin claridad en cómo se aplicará, pues los países han fracasado año a año en ponerse de acuerdo, dadas posturas contrarias principalmente entre Brasil y la Unión Europea. Pese a la suspensión de la cita, la venta de bonos de carbono y la certificación de reducciones siguen funcionando, por lo que no cambia la implementación del Acuerdo de París a partir de 2020.
Si bien comparte la decisión de suspender la cita, Pirazzoli cree que los que más pierden es "la agenda ambiental nacional". "Era una oportunidad única de poner presión a la institucionalidad chilena, exigir que nos hagamos cargo de los pasivos ambientales que tenemos, las zonas de sacrificio en Quintero, Coronel, Tocopilla, Mejillones, saturadas por normas de calidad insuficientes. Esa oportunidad se pierde con mucho dolor", afirma.
Para el director de la ONG FIMA, Ezio Costa, "es muy perjudicial para el mundo que la crisis chilena termine por perjudicar las negociaciones climáticas, las negociaciones se tienen que dar igual, es una responsabilidad con las generaciones futuras y con el planeta".
"Es terrible que no se haga en Chile porque perdemos una oportunidad de avanzar en materia ambiental y ser vitrina, eso nos pasa como país. La evaluación de que no están las condiciones no nos corresponde a nosotros decirlo. La COP se tiene que hacer, acá hay un proceso de negociación climática que lleva 25 años, eso no se va a suspender, la pregunta es dónde se va a hacer la COP", dice Flavia Liberona, directora de Terram.
Por su parte, el director de Greenpeace Chile, Matías Asún, opina que pese a que no se realice la COP en Chile, "se debe reforzar la necesidad de ubicar los temas medioambientales entre las prioridades del gobierno. En eso no se puede equivocar el presidente Piñera ya que se trata de demandas que tienen que ver con el corazón de las injusticia y desigualdades a las que han estado sometidos miles de chilenos, por ejemplo, en las zonas de sacrificio".
Hernán Blanco, de Avina, cree que la decisión de suspender "era lo más lógico y sensato", en vistas a las movilizaciones en el país. "La acción climática en Chile y en el mundo sigue en pie. Uno podría decir que la COP en Chile levantó el tema, lo tuvimos mucho en prensa y puede que ahora pierda protagonismo, momentum. Pero veo también que todos los actores involucrados estamos más comprometidos con la acción climática desde nuestros espacios", asegura.
La jugada de Piñera
Para Sofía Donoso, académica de Sociología de la U. de Chile e investigadora del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (Coes), la decisión del presidente Piñera de suspender ambas cumbres, responde a su deseo de "volver a la normalidad", ya que "no estaban dadas las condiciones mínimas de seguridad para ambas cumbres".
"Ya están los ojos del mundo puestos acá por las violaciones a los derechos humanos. Hay una crítica profunda desde la comunidad internacional a cómo el gobierno ha respondido a las manifestaciones", cree la académica, para quien la imagen del presidente Piñera está "profundamente dañada"
Vale recordar que el día que comenzaron las manifestaciones, el 18 de octubre, la principal preocupación en La Moneda era garantizar las condiciones para que Donald Trump y Xi-Jinping firmen el fin a la guerra comercial durante la APEC. La ministra Schmidt, en tanto, había enviado esa misma semana el ante proyecto de NDC (reducción de emisiones de gases de efecto invernadero) a una consulta ciudadana online.