Del virus Sars-CoV-2, causante de la enfermedad de coronavirus, a la fecha se han logrado secuenciar miles de cepas. En gran parte el virus del cual se reportaron los primeros casos a fines de diciembre de 2019, en un mercado mayorista de mariscos en Wuhan, provincia de Hubei (China) es distinto al que hoy circula por el mundo.
La acumulación continua de mutaciones del virus modifica también su comportamiento. Y hoy una nueva variante, puede haberlo hecho más contagioso y poner en jaque los esfuerzos de distanciamiento físico.
Científicos en Estados Unidos publicaron el miércoles un estudio de más de 5.000 secuencias genéticas del coronavirus que revelaron una mutación que cambia la estructura de la proteína spike en la superficie del virus (la que permite su ingreso al organismo) que puede estar impulsando, indica, “la propagación descomunal” de esa cepa en particular por un polimorfismo que se ha relacionado con una mayor transmisión e infectividad.
Esa famosa mutación parece haberse originado por primera vez en China. Los científicos sospechan que puede dar al virus una ventaja biológica en la forma en que se propaga. Se denomina D614G, en referencia a la sustitución de un aminoácido llamado ácido aspártico (D) por uno llamado glicina (G) en una región del genoma que codifica la proteína spike.
Esa nueva cepa del virus representó el 99,9% de los casos durante la segunda ola en el área de Houston, Texas, Estados Unidos.
James Musser patólogo y experto en medicina genómica del Hospital Metodista de Houston y autor del estudio en entrevista con The Washington Post indicó que la investigación no encontró que estas mutaciones hayan hecho que el virus sea más letal o hayan cambiado los resultados clínicos. Todos los virus acumulan mutaciones genéticas y la mayoría son insignificantes, destacó. Lo que este estudio sí determinó es que el virus, a medida que se ha movido a través de la población, se ha vuelto más transmisible, y que esto puede tener implicaciones para controlarlo.
El trabajo determinó que las personas afectadas por la variante tenían mayor carga del virus en la parte superior de las vías respiratorias, lo que puede considerarse un factor potencial para que la cepa se propague de forma más efectiva.
En el estudio, una versión preliminar y que aún no ha sido revisa por pares, también participaron científicos de Weill Cornell Medicine, la Universidad de Chicago, el Laboratorio Nacional Argonne y la Universidad de Texas en Austin.
Agresiva mutación
Previo a ese trabajo un estudio publicado en Nature, que realizó un estudio de más de 1.225 genomas de Sars-CoV-2 que abarcan desde finales de diciembre de 2019 hasta mediados de marzo de 2020, identificó la una mutación de Sars-CoV-2, D614G, una variante predominante en Europa y que se está extendiendo por todo el mundo.
A través del análisis de datación molecular, el estudio estimó que la aparición de esa mutación se habría dado entre mediados y finales de enero (10-25 de enero) de 2020. Con bioinformática estructural evaluaron el impacto potencial de D614G en la virulencia y epidemiología del Sars-CoV-2.
Una mutación que también circula en Chile. Así lo determinó el Instituto de Salud Pública (ISP), en un estudio que muestra cómo se ha distribuido geográficamente las variantes genéticas y linajes del Sars-CoV-2 a lo largo del país.
Alfredo Sagredo investigador del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, explica que existe mucha vigilancia en el mundo sobre cómo el virus ha ido mutando. “El estudio en Chile, que secuenció el virus en el país, detectó lo mismo, que es la mutación más frecuente, al igual que en Europa y Estados unidos. Y todas esa mutaciones se estudian porque una de ellas pueda cambiar o afectar la transmisión, y hacerlo, por ejemplo, puede que sea más invisible al sistema inmune y que sea más difícil hacer una vacuna”.
Al igual que todos los coronavirus, el Sars-CoV-2 tiene una serie de filamentos característicos que rodean su núcleo. Estos son los que permiten que el virus se adhiera a las células humanas. Una mutación que afectaba a la proteína spike cambió el aminoácido 614 de "D" (ácido aspártico) a "G" (glicina) . La investigación sugiere que este pequeño cambio, que afecta a tres cadenas de aminoácidos idénticas, podría mejorar la transmisibilidad del virus.
Un reciente estudio aún más amplio de la propagación del coronavirus en el Reino Unido, basado en unos 25.000 genomas, también encontró evidencia de que esta variante del virus supera a sus competidores “de una manera consistente con una ventaja selectiva”.
Esta mutación previamente ya se había detectado que aumenta su presencia con una velocidad alarmante. Un estudio realizado en junio por expertos del Instituto de Investigación Scripps de Florida, en Estados Unidos, indican que esa mutación incrementa de manera significativa su capacidad para infectar las células. La viróloga Hyeryun Choe, autora principal, señaló que en estudios de cultivo celular “los virus con esa mutación son mucho más contagiosos que los que no la tienen”.
Sagredo dice que todos los virus mutan. Pero algunos mutan más que otros. En ese grupo están los virus VIH, de influenza y el coronavirus. Esa capacidad está dada por que son virus de RNA. Por esa razón, explica, en el caso de la influenza, todos los años se debe hacer una nueva vacuna para responder a esos cambios. Distinto es el caso del coronavirus, aunque es RNA, no muta tan rápido, "porque en su estructura tiene una capacidad de corregir esas mutaciones, es decir, van a ocurrir igual, pero con una frecuencia más lenta”.
Las mutaciones reales en el virus ocurren al azar, ya que comete errores al intentar copiar su genoma dentro de nuestras células. Pero cada nueva mutación da la posibilidad de otras más. Eso, a su vez aumenta la posibilidad de que una de estas mutaciones sea útil para el virus, como aparentemente ya lo es D614G.
“Esta variante es la más preponderante y común del mundo, y se puede interpretar que es más infectiva, pero no se ha demostrado que sea más letal”, aclara Sagredo.
Esos cambios, sin embargo, dice el investigador, no implican que le permitan traspasar, por ejemplo, la barrera de la mascarillas. "Esa mutación no le permite al virus escapar a las leyes físicas, el jabón va a seguir derrotando la capa de grasa y las mascarillas serán una barrera”. Se propaga con más facilidad, pero Sagredo aclara que “una mutación en un aminoácido del virus no va a ser que cambie su estructura física”.