El dramático combate del coronavirus en los países del mundo mantiene en alerta a los equipos de salud de los recintos asistenciales por la sobrecarga emocional de los médicos, enfermeros, paramédicos y personal de aseo y seguridad, que deben lidiar no solo con el explosivo aumento de casos, sino el miedo de contagiarse e infectar a sus familiares, largas jornadas de trabajo, además de la carencia de insumos de los centros que brinden una buena atención a los pacientes.
Más aún, el reporte del suicidio de dos enfermeras de 34 y 49 años en Italia, país que junto a China y España llevan meses enfrentando el avance del coronavirus, alertó a expertos nacionales del Centro de Investigación Integrada para la Gestión de Riesgos de Desastres (Cigiden) a idear un sistema de auxilio psicológico para quienes conforman la “primera línea” frente al letal virus, como una forma de brindar una contención emocional para los trabajadores que exhiban signos de agotamiento.
Estiman los profesionales que aún estamos a tiempo de implementar métodos de ayuda a pocas semanas que Chile advierta el peak de la enfermedad. Éstos se basarían en implementar líneas telefónicas y plataformas virtuales “HotLine” de primeros auxilios de urgencias, gratuitas, con funcionamiento 24/7 y manejados por personal capacitado que permitan contrarrestar cuadros ansiosos.
“Los trabajadores de salud en otras partes del mundo, han preferido no retornar a sus casas después del trabajo para no poner en riesgo a sus seres queridos. Otros con sistemas de salud ya totalmente colapsados como Italia, con lamentables casos de suicidios, han comenzado a escribir sus testamentos, porque reconocen que es muy probable que se contagien y que incluso puedan fallecer del Covid-19”, sostiene Paula Repetto, académica de Psicología de la Universidad Católica (UC) e investigadora de Cigiden.
A esto debe sumar, añade la psicóloga, que los centros de salud no logran absorber la cantidad de pacientes graves que llegan a emergencia y deben lidiar a diario con la muerte de ellos. “Cuando surgen todas estas emergencias se intenta de ocupar estrategias que son de primer auxilio sicológico como una primera respuesta, pero que básicamente está centrado en calmar a la persona a través de ejercicios de respiración, somatizar lo que está sintiendo y ver si es que necesita ayuda en cosas prácticas. Cuando las personas están en crisis se necesita información: saber cómo está mi familia, cuándo me van a llegar los fármacos… es información más bien práctica que sirve para continuar el trabajo durante las dificultades”, afirma Repetto.
Alejandra Chandía, psicóloga de la Red de Salud UC Christus, describe los síntomas frecuentes de los cuerpos médicos manifiestan frente a estas en situaciones de emergencia y categoriza los signos como emocionales, es decir el miedo, ansiedad, tristeza, enojo, impotencia que siente la persona; cognitivos, como la preocupación, pensamientos intrusivos, mente en blanco, problemas de concentración, pesadillas que afectan al profesional; físicos para quienes comienzan a sufrir de insomnio, cansancio, dolor de cabeza, tensión muscular, taquicardia frente a la situación, incluso interpersonales como consecuencia del retraimiento, sensación de abandono, conflictos personales (discusiones) y desconfianza que parezca algún integrante del equipo de salud. Según Chandía, “la persistencia de los síntomas puede afectar de forma importante la funcionalidad y el trabajo de los equipos, impactando la calidad de los cuidados y ‘quemando’ a los profesionales”.
Desde Italia, Margarita Bernales, académica de Enfermería UC agrega que “el escenario actual exige a los trabajadores de la salud tomar decisiones que afectan la vida de las personas, incluso debiendo priorizar a quién brindar atención, impotencia por falta de medios e insumos para entregar una atención óptima a todos los pacientes. Además, existe falta de preparación, ya que muchos de ellos nunca habían vivido una situación de pandemia, y exposición al sufrimiento y dolor de pacientes y familias contagiadas”.
Finalmente Bernales aclara que tal como se ha reportado en estudios recientes realizados con equipos de salud en China que enfrentaron esta pandemia, la protección de su salud mental requiere, además, asegurar tiempos de descanso e insumos para protegerse y evitar ser contagiados por el virus. “Planificar e implementar estas acciones, lo antes posible en el país, advierte experta, es vital. Así cuando se necesite, ya tendremos todo preparado y podremos ‘cuidar’ a quienes nos van a cuidar en esta pandemia”, asegura.
Método y complemento
El desafío que enfrentamos hoy, plantea Miguel Cordero, psicólogo del Inta, tanto como sociedad y, en particular los trabajadores de la salud en Chile, es que no sabemos por cuánto tiempo se mantendrá la situación actual. “Si bien hay estimaciones de las semanas peak de contagio por el virus y estimaciones de las posibles evoluciones epidemiológicas, la incertidumbre es lo que prima”.
“No sabemos con certeza cuánto tiempo nos mantendremos en este estado de alerta, ni cuántas personas necesitarán atención de salud por estar contagiadas con Covid-19”, complementa Manuel Ortiz, académico de Psicología Universidad de la Frontera (UFRO).
Por esto el grupo de expertos, plantea que es fundamental ofrecer un apoyo emocional continuo, que funcione 24/7, de fácil acceso y ejecutado por personal profesional que asegure una atención de calidad confiable, rápida y una respuesta de primeros auxilios psicológicos pronta y adaptada a las plataformas tecnológicas de líneas telefónicas y otras virtuales.
Esto, sumado a tiempos oportunos de acceso al servicio, pues el médico o enfermero que pida auxilio no se movilizará a reservar una consulta, pues estará centrado en cumplir con su labor médica o tendrá aprensiones de salir de un área a contagiar a otra persona, además que podría requerir auxilio en horarios más acotados, por ejemplo cuando retorna a su casa.
La idea es que dicho método se complemente además, expresa Repetto, con un protocolo claro que asegure que quien te conteste el teléfono esté disponible, entrenado, y enfocado en “usuarios” que estén dispuestos a recibir ayuda: “Hay muchas propuestas de intervenciones pero sabemos en sicología que si la gente no quiere hablar, mejor que no hable, hay que respetarlo”, subraya.
Junto a ello, otras medidas idóneas para evitar el desgaste de los equipos de salud que podrían implementar los recintos clínicos serían, como lo están haciendo en China, organizar turnos de trabajo 7x7 (siete días en el hospital y siete días en la casa); descongestionar las salas de espera que sobrecarga el sistema de atención, habilitar espacios de descanso para el personal que asegure incluso horas de sueño, someter a los equipos a ejercicios de relajación y reforzar visitas domiciliarias de consultas por otras patologías, de manera tal que” tú tengas pacientes que no tengan que ir (al hospital)”, entre otras.