La llegada del virus Sars-CoV-2, al país, en marzo del año pasado, ha tenido un gran impacto en la cantidad de habitantes que han muerto a causa de la enfermedad que provoca. Este año, con más meses de pandemia que el año pasado, han fallecido más personas por Covid-19 y solo en las últimas semanas se ha visto una reducción de estas muertes gracias a las vacunas.
De acuerdo a cifras del Departamento de Estadísticas e Información (DEIS) del Ministerio de Salud, desde que las personas comenzaron a enfermar de Covid-19 en marzo del año pasado y hasta octubre de 2020, fallecieron 18.991 personas, mientras que este año de enero a octubre, ya van 26.491. Incluso, si se considera los fallecidos hasta diciembre del año pasado por esta enfermedad (un total de 21.948), las de este año, las superan con creces.
Gabriel Cavada, epidemiólogo y académico de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile, señala que este año ha sido mucho más cruento en cuanto a contagios y muertes, en comparación con el año pasado.
Según sus cálculos, el año pasado, en 42 semanas (no incluye enero, febrero y parte de marzo, tiempo en el que no estaba el virus circulando en el país) se registraba un promedio de 14.333 contagios semanales. Este año, en 45 semanas (incluido enero, febrero y todo marzo), el promedio de contagios semanal es de 24.603 personas, concepto que se conoce como incidencia semanal de contagios.
En cuanto a los fallecidos, en 40 semanas del año pasado, el promedio de muertes semanales por Covid-19 es de 411 personas, mientras que para las 45 semanas de este año sube a 475 este promedio.
El mayor contagio y la mayor cantidad de muertes de este 2021, se explican según Cavada por el relajo en las medidas y también porque las variantes circulando, Gamma y Delta, son mucho más contagiosas que las que estuvieron presente la mayor parte del tiempo durante el año pasado.
El epidemiólogo y director de Salud del Estudiante de la Universidad de Talca, Daniel Jiménez, cree que en general, hay dos motivos importantes para explicar el mayor número de muertes este año. “Lo primero, es que hay muchas enfermedades que hoy están descompensadas, personas que no han tenido acceso a tratamiento adecuado y eso hace que haya una población con mayor vulnerabilidad frente al Covid. Si se contagian, estos pacientes tienen un mayor riesgo”, dice.
En segundo lugar, menciona que el año pasado se sabía menos del virus por lo que probablemente había un subdiagnóstico de personas fallecidas por la enfermedad: “Hoy se diagnostica mejor la cantidad de personas a las que puede atribuirse su causa de muerte al Covid y antes no era así. Hoy se hacen más PCR. No hay que olvidar que al inicio de la pandemia había solo un laboratorio que hacía la secuenciación y estaba en el Instituto de Salud Pública. Hoy son más de 120 laboratorios en los que una persona se puede tomar un PCR y en algunos casos, a las horas después, te dan a conocer el resultado”, señala el epidemiólogo de la U. de Talca.
“Efectivamente, la disminución del indicador de mortalidad y letalidad que se observa se debe a la vacunación. Es un factor protector, hay menos personas que se contagian, menos virus circulando, menos personas fallecen. Es el efecto esperado de la vacuna. Sin embargo, al mismo tiempo están ocurriendo otros fenómenos: se sabe que la inmunidad se pierde pasados los 6 u 8 meses, razón por la que la autoridad ha tomado algunas medidas como exigir la vacunación de refuerzo como parte del pase de movilidad, pero aún así, la vacunación de refuerzo ha sido lenta. Sin cuarentenas a los viajeros, el relajo de algunas medidas, también hacen que el mensaje para el ciudadano es que el riesgo es menor y si se suma la fatiga pandémica, hay una menor percepción de riesgo”, explica Jiménez.
Jiménez también piensa que el número de muertes tiene que seguir disminuyendo, siempre y cuando, las personas se vacunen con la tercera dosis. “Si no es alta, aparecerán más casos y la letalidad y mortalidad comenzarán a subir de nuevo”.
Pero estas no son las únicas muertes que están relacionadas con Covid-19. Se debe considerar que otras personas fallecen tiempo después, producto de otras enfermedades o secuelas que están relacionadas con esta enfermedad. “Sin duda, el Covid-19, aumenta la carga de enfermedad de todo el sistema. La mortalidad por otras enfermedades también aumenta, incluso en personas jóvenes que pueden morir años después. Es un problema de mortalidad a mediano y largo plazo, que no podemos evaluar aún”, explica Jiménez.
Buena noticia
Tal como se esperaba, las vacunas están haciendo efecto. Desde agosto de este año, las cifras del Deis muestran que desde agosto, las cifras de muertes han disminuido en forma considerable. ¿La razón? Las vacunas.
Según el Deis, si en julio se registraron 3.462 muertes, en agosto hubo 1.629, en septiembre 535 y 370 en octubre.
“A partir de agosto, tenemos que hacer una diferencia. Entonces se comenzó a notar el efecto vacunal entre los contagios y los fallecidos y se comprende más si solo se comparan esos meses entre el año pasado y éste”, dice Cavada.
En las ocho semanas que contempla septiembre y octubre del año pasado, ocurrieron 11.484 contagios, versus 5.640 para el mismo periodo de este año. Respecto de los fallecidos, en las mismas 8 semanas de 2020 hubo 339, mientras que este año suman 95. “Si comparamos ambos periodos de 2020 y 2021, podemos decir que en contagios la reducción fue de un 50,9% y de fallecidos un 71,9%”, señala el epidemiólogo de la U. de Chile.
Es esperable que en los meses que siguen, la cantidad de fallecidos siga disminuyendo hasta llegar a un número bajo, y más o menos estable. “Esto va a funcionar en la medida en que el país logre vacunar al 80-90% de la población con la dosis de refuerzo, para lo que todavía faltan más de 7 millones más de personas”, señala Cavada. Según las cifras oficiales, al 21 de noviembre, 15.368.252 personas se han vacunado con sus dos dosis de vacunas, pero solo 7.893.198 ya fueron inoculados con la dosis de refuerzo.
Cuando todas las personas tengan la dosis de refuerzo, la ocupación de camas UCI, el número de fallecidos y contagios deberían bajar, aunque estos últimos podrían no disminuir tanto. “El objetivo sanitario de la vacuna es bajar la gravedad de la enfermedad, por ende, la ocupación de camas complejas y muerte”, detalla Cavada.