En 2011, un estudio publicado en el National Center for Biotechnology Information reveló un impensado efecto tras el terremoto ocurrido seis años antes en la región de Tarapacá: un aumento de un 60% en la proporción de niños que nacieron con 37 o menos semanas de gestación.
El estudio, llamado "El efecto del estrés materno en los resultados del parto" analizó factores como el ya mencionado estrés materno prenatal y el peso al nacer, resultados que en el futuro podrían afectan aspectos cognitivos, educativos y socioeconómicos.
"Aprovechando un terremoto como fuente de estrés agudo y utilizando una metodología de diferencia en diferencia, encontramos que la exposición materna al estrés da como resultado una disminución significativa en el peso al nacer y un aumento en la proporción de bajo peso al nacer", afirma la descripción de la investigación.
"Este efecto se centra en el primer trimestre de gestación, y está mediado por la reducción de la edad gestacional por factores que afectan el crecimiento intrauterino de los recién nacidos", agrega.
En el estudio, la investigadora de la Universidad de Stanford, Florencia Torche, comparó a mujeres embarazadas de Tarapacá con otras del resto de Chile, donde a diferencia del estudio de 2011, estadísticamente sólo un 6% de los niños que nacen cada año lo hace con 37 o menos semanas de gestación.
Embarazadas en riesgo
¿Podría este patrón repetirse e causa de los últimos? Anita Román, presidenta del Colegio de Matronas y Matrones de Chile, señala que a casi un mes del inicio de la crisis social, "sin duda es muy probable que tengamos un aumento de partos prematuros en estos días. Son cifras que se van a tener con certeza pasado este periodo, pero todos los informes nacionales e internacionales nos hablan que hay una causal directa entre el estrés ambiente y el adelanto de los partos", explicó.
Andres Pons, ginecólogo y jefe del Centro de Vigilancia Materno Fetal de la Clínica Las Condes, señala que diversos estudios realizados en países en guerra o que viven situaciones de conflictos prolongados por meses, muestran que en esas condiciones aumentan el número de partos prematuros y con eso el bajo peso al nacer. "También aumentan algunas enfermedades del embarazo", destaca.
"El estrés crónico se asocia al parto prematuro y el parto prematuro que se asocia al bajo peso al nacer. La situación no es tan clara como para saber si vamos a tener una disminución en el número de partos aún, pero sí que aumenta el estrés crónico y por eso los embarazos tienen que ser controlados por especialistas", dice Pons. Además, esos mismos estudios advierten que en condiciones de crisis social disminuye la posibilidad de acudir a los centros de salud, lo que también influye.
Considerando que el sector céntrico y Plaza Italia han sido los sitios con mayor presencia de conflictos, Román añadió además que no podría recomendar que las embarazadas que vivan en esa área deban irse del lugar, ya que esto también depende de otros factores como el económico. Aún así, indicó que el uso de armas disuasivas y sobre todo, lacrimógenas, "son un problema", y solicitó al Gobierno finalice la utilización de estos elementos disuasivos.
"El uso de perdigones y balines debe prohibirse ya. También el uso indiscriminado de gas lacrimógeno, que afecta a todas las personas, pero particularmente es un riesgo para las mujeres que estén embarazadas, pues es un elemento que puede causar contracciones, con riesgo de aborto o de partos prematuros", sentenció Román.
Cuando pasa el conflicto aumenta la natalidad, lo que también ha sido documentado en estudios, explica Pons. "Luego que pasa la situación de riesgo aumenta la probabilidad de embarazo, ya que la ovulación se recupera y hay expectativas más favorables". En condiciones de estrés sostenido, se altera la ovulación, las mujeres que no ovulan adecuadamente y disminuye la tasa de embarazo.
Una tendencia al alza en los nacimientos que se registró, por ejemplo, luego terremoto del 2010. En las zonas afectadas, el Servicio de Salud Talcahuano, que considera a algunas de localidades como Caleta Tumbes, Hualpencillo y Dichato, entre abril y septiembre de 2010, ingresaron 1.709 mujeres al programa de control del embarazo, cifra que el año anterior fue de 1.596.