La lista ZZ en el norte de Chile, representó en la elección constituyente al Movimiento Independientes del Norte de la Región de Antofagasta. Eran la última lista. Pero eso no fue inconveniente para ocuparlo como eslogan. “La lista ZZ, los últimos al final de la papeleta”, bromea la académica e investigadora Cristina Dorador, candidata de esa lista que obtuvo cerca de 20 mil votos y ya cuenta con un lugar para redactar la futura Constitución.

Emocionada y sorprendida, admite no imaginó tal nivel de votos. En la zona no hubo encuestas masivas. Solo un sondeo de la U. Católica del Norte posicionó a Dorador como ganadora con menciones espontáneas. “Yo saque 20 mil votos, pero no sabíamos cuánto podía ser, estábamos en la incertidumbre”, reconoce de un logro que hace algún tiempo era insospechado en política: participar como mujer y científica.

Licenciada en Biología en la Facultad de Ciencias de la U. de Chile, es doctora en Ciencias Naturales y se especializó en Microbiología en el Instituto Max Planck de Limnología y en la Universidad de Kiel, en Alemania. Desde el año 2008 es académica de la U. de Antofagasta. Su especialización, el mundo microbiano único que alojan los salares del desierto de Atacama.

Parte de la Red de Investigadoras de Chile, del colectivo Más Ciencia para Chile, del grupo de divulgación científica Etilmercurio, de las sociedades científicas de Microbiología y Limnología y del directorio de la Sociedad Internacional de Ecología Microbiana; Dorador no conocía lo que significaba un proceso político.

La académica e investigadora Cristina Dorador, candidata de la lista ZZ obtuvo cerca de 20 mil votos y ya cuenta con un lugar para redactar la futura Constitución.

Viniendo de la academia tenía participación en la generación de políticas públicas como consejera de Conicyt, y también en temas de agenda de género, pero no me imaginaba en un rol público”, dice.

Pensó la posibilidad. Pensó en su familia, “esto es mucho trabajo en terreno y mis niños son pequeños”. También que a sus 41 años llevaba bastante tiempo en la academia, 12 años en la Universidad de Antofagasta, con una carrera sólida de 20 papers al año. Se animó: “Pensé, esto se puede hacer, se puede hacer pausa en la carrera tal como lo hice con el pre y post natal, no es que dejaría la academia, sería una pausa”.

Una Constitución, sostiene, requiere del punto de vista científico: “Al mirar con lupa cada párrafo se puede aplicar ciencia y conocimiento. Me lo imagino así redondamente escrito y que nadie quede fuera”.

De la ciencia microbiana a la política

-¿Cuál fue tu motivación para ingresar a la elección de constituyentes?

Ahora que lo pienso, fueron muchas cosas. Desde la vereda de científica, se podría pensar ¿qué tiene que ver la microbiología de los salares con la política? Y tiene mucho que ver. La degradación de los sistemas del norte, la paradoja del crecimiento económico y el efecto no solo en la naturaleza, sino en las personas, no podemos permitir que nuestras familias estén expuestas. Yo soy de acá y he visto cómo muchos colegas se van por el tema de la contaminación, y hay que hacer algo. No hay toma de decisiones en base a evidencia científica, sino que en base a temas económicos y políticos.

Viendo otras causas me fui dando cuenta de la importancia de tener voz desde el territorio, del centralismo extremo. Me di cuenta durante la campaña que la discusión de fondo no se da, que somos un país extractivista y no se cuestiona el modelo.

-Tu área es la ciencia, ¿cuál fue la experiencia de enfrentarse a una elección siendo científica?

Yo traté de no presentarme como la científica, que es como más que me conocen, pero no quise hacerlo desde la ciencia porque son tantas las inquietudes, y a pesar de ser científica soy primero persona habitante de un territorio. Y hoy lo que vemos es que personas de distintas realidades pueden aportar a hacer política, no solo algo de abogados y políticos. Todos tenemos un rol y una palabra que decir habitando el país. Fue una experiencia interesante observar el fenómeno como científica, al principio hice muchas estadísticas.

Científica y mujer

-¿Recibiste críticas?

Osea sí hubo, y también estas cosas de los trolls, especialmente en Facebook. Pero es súper fácil darse cuenta de los patrones, y nosotros con muy pocos recursos lo logramos. A veces 40 personas le daban malas reacciones a nuestras publicaciones, pero son la parte de la misma nube que luego hacían comentarios favorables a otra candidatura.

-¿Qué te parecieron finalmente los resultados? ¿Te esperabas algo así?

Yo esperaba que nos fuera bien, siempre he sido optimista, he sentido el apoyo de las personas. Desde el patrocinio lo sentí, logramos 2.100 patrocinios. Pero en terreno la gente me conocía, me ubicaban, porque apoye a colegios por mucho tiempo, y, además, mi familia es de mucho esfuerzo, mi papá hizo mucho tiempo clases en Mejillones y se acordaban mucho de nosotros. Recibí mucho cariño, ganamos la elección en Mejillones y en San Pedro de Atacama, lo que me sorprendió mucho, pero sé que tiene que ver por la lucha de los salares.

-Tu elección es inédita, porque no sólo eres científica, sino también mujer que hasta ahora estaban subrepresentadas en política. ¿Cómo te motiva eso?

Claramente estamos en un momento especial. Pero muchas personas no han leído bien el momento de transformación que viene desde antes del 18 octubre de 2019. La gente está muy interesada en el medioambiente y en el cuidado de la naturaleza, para qué decir del feminismo. Y, por otro lado, también está la descentralización, la gente en los territorios vive otra realidad que no es interpretada, viven en una burbuja e interpretan a todo Chile desde ahí. Pero el Chile real es distinto y eso se vio reflejado en esta elección de constituyentes.

La ciencia como un derecho humano

-¿Cuál es ahora el siguiente paso? ,¿cuáles son tus propuestas?

Ahora me imagino que nos van a convocar escribir el reglamento. También es un momento de decisiones familiares. Yo soy parte del Movimiento Independientes del Norte de la Región de Antofagasta que nace de los cabildos autoconvocados de Antofagasta, y nos enfocamos en construir una Constitución que tenga como base los tratados internacionales sobre el respeto a los derechos humanos, también que considere la equidad social que tiene que ver con el derecho a la vivienda, salud, educación, y a las mujeres garantizar la valoración al trabajo no remunerado.

A nivel ecológico, soy una candidata parte de la Sociedad Civil por la Acción Climática, y no podemos enfrentar el Chile de los próximos 50 años sin considerar lo que está pasando a nivel ambiental, hay que poner en el centro la naturaleza, esa discusión yo espero sea uno de los típicos importantes. También la descentralización, pensar en un modelo que abogue por eso, y por eso planteamos las autonomías regionales y el reconocimiento de los pueblos originarios. Finalmente, la equidad, que nadie se quede fuera, que se reconozca el derecho a la diferencia, por eso es tan importante que esta Constitución sea tan diversa.

Nuestra candidatura la planteamos desde el cómo dejar atrás la invisibilización del norte de Chile. La minería lo ocupa todo, y eso es importante, pero la magnitud de la extracción es enorme y la gente no lo magnifica. No es sensible a que el paisaje se haya modificado, que los salares estén muriendo, que la gente muera de cáncer. Las grandes causas ambientales están en el sur, como que el medioambiente hay que cuidarlo solo cuando hay árboles. Esto es una reivindicación del desierto, que somos habitantes de esta tierra, herederos de muchas causas de pueblos originarios.

Quiero agradecer por eso a mis compañeros y compañeras de lista, Vianney Sierralta, primera abogada sorda de Chile, Rudecindo Espíndola atacameño, Nina López, abogada que redactó el recurso contra las AFP, Arturo Soto, líder social que ha logrado ver en el surf una alternativa de cambio social y a Christian Núñez, gestor cultural. Nuestra lista era muy heterogénea y siempre fue el acuerdo que el que llegara representará a los demás.

Chile no puede enfrentar los próximos 50 años, plantea Dorador sin considerar lo que está pasando a nivel ambiental, "hay que poner en el centro la naturaleza, esa discusión yo espero sea uno de los típicos importantes".

Una nueva constitución

-Políticamente te presentaste como independiente. Pero, si tuvieras que definir alguna cercanía a ¿qué te sientes más cercana?

Esa es una pregunta muy recurrente, ser independiente es que no tenemos militancia política y no tenemos apoyo de grupos de poder. Sin embargo, eso no implica que no tener lineamientos políticos, claramente no somos de derecha, somos más de izquierda. Pero al encasillar a ciertos grupos en una tendencia política simplifica el pensamiento.

Lo que hoy vemos es que los grupos políticos se quedaron atrás con respecto a temas como el cambio climático, medioambiente y feminismo, y son otros los grupos que emergen de forma distinta las coaliciones clásica quienes los toman. Este es un nuevo movimiento político, no sé cómo interpretarlo ahora, pero hay que dejar de encasillar a la gente. Eso es ciencia, el conocimiento es dinámico, las cosas cambian en el tiempo.

-¿Qué crees que debe primar en el proceso de elaboración de la nueva Constitución? Desde la ciencia ¿Qué es imprescindible?

El conocimiento debería estar en toda la Constitución, la ciencia es un derecho humano. También el derecho a la información, que la gente conozca la información, ahora muy importante por el tema de los derechos digitales.

En Chile existe mucho conocimiento local que va un poco más adelante que el conocimiento científico clásico. Las personas de los territorios saben mucho de su territorio, pero vienen especialistas de otras universidades a explicarles sobre sus problemas. Por eso la ciencia tiene que repensarse para la toma de decisiones. Considerar los saberes ancestrales, es un llamado a fortalecer esos vínculos en lo local, y con interdisciplina.

Yo creo que si logramos tener esto en la Constitución tendrá que derivar en leyes que garanticen el financiamiento de la ciencia en Chile, donde necesitamos fortalecer la investigación en regiones. El conocimiento no es diverso si no se extiende a los territorios. Yo lo veo con bastante esperanza, y que también se reconozca el derecho al trabajo quew incluye a las y los trabajadores de la ciencia que están muy precarizados, con boletas de honorarios teniendo doctorado, que no tienen dónde trabajar al volver al país.

Pero también uno es representantes de las personas, por eso esto tiene que ser un proceso vivo que lo escriban las personas y generar los canales para que se expresen y que sean vinculantes, que la gente se sienta representada. Agradezco en ese sentido de la Red de investigadoras que nos han apoyado, todos los grupos nuevos, la ANID, Más Ciencia para Chile, quiero que todos sientan que van a poder contar conmigo.

-¿Pensanste en algún momento años atrás que estarías generando algo tan importante?

Jamás me lo imagine. Nadie se imaginó cómo se iban a desencadenar los eventos en Chile. Esto fue un acuerdo político con el cual no muchos estuvieron de acuerdo, pero es una ventana de cambio muy importante.

No me lo imaginaba, antes de la pandemia estaba en un proceso de búsqueda. Me planteaba ¿qué sigue después? Soy parte de un grupo de hace mucho tiempo estudia la ecología microbiana, hemos postulado a núcleos milenios y no nos ha ido bien. Incluso hemos tratado de dar un paso más allá, y postulamos a un instituto milenio y éramos todas mujeres y nos sentimos orgullosas de ser puras mujeres. Pero claro, chocamos con la pared de indicadores y productividad, que tenemos, pero se espera otro modelo de grupos competitivos. Siempre hemos tratado de empujar los límites de que sí se pueden hacer cambios. Estaba en ese tránsito y fue clave el trabajar interdisciplinariamente en el contexto de salares, repensando los salares, planteando los microdesastres y cómo desde ahí se pueden explicar desastres a escala global. También soy músico, mis papás son poetas, me sentí muy llena de posibilidades para aportar.