El terremoto de 1739 en Valparaíso fue un evento telúrico catalogado como interplaca y de subducción, alcanzando 9,1 de potencia en la escala de Magnitud de Momento (Mw). Fue percibido desde Iquique hasta Osorno, y dejó prácticamente en el suelo a las cuatro ciudades más pobladas del país en ese momento: Valparaíso, Santiago, La Serena y Concepción.

En la capital, las iglesias de Santo Domingo y de la Merced se derrumbaron por completo; otras perdieron sus torres, como la Compañía, San Francisco y San Agustín. ¿Es posible anticipar a eventos como estos en Chile? Esto, pensando en que recientemente Japón anunció una alerta ante un eventual megaterremoto que podría ser de características catastróficas.

¿Cuáles son los próximos terremotos que se esperan en el país y dónde?

Pablo Salucci, geógrafo de la Universidad Católica, señaló en una nota a Qué Pasa que Valparaíso siempre genera preocupación. “Ya van casi 300 años del último gran terremoto. Y el contexto urbano es muy vulnerable, si colapsa Valparaíso, colapsa toda nuestra economía; Valparaíso, San Antonio, Quintero... un polvorín sísmico”.

Según Patricio Catalán, investigador principal del Centro para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN) y académico USM, el 8 de julio se entiende como el terremoto y tsunami más grande registrado en la zona central de Chile. “Si un evento de esta magnitud ya ocurrió una vez, es muy posible que ocurra nuevamente. Al día de hoy sabemos poco del daño provocado, puesto que Valparaíso era muy distinto, y Viña del Mar no existía, pero si hubiesen existido, o si el Chile de hoy se expusiera a un evento similar, el resultado podría ser terrible”.

Imagen referencial. Correspondiente al terremoto de Valparaíso en 1906.

Además, posterior al sismo, se generó un gran maremoto, el que incluso afectó a Perú, en la ciudad de Callao, y la costa de Japón. El mar retrocedió un kilómetro de la playa, y luego se presentaron cuatro olas consecutivas de hasta ocho metros, destruyendo 2/3 de Concepción.

¿Qué consecuencias tendría un sismo como el de 1730? “Lo primero, todo el plano de Valparaíso quedaría inundado, habría derrumbes en los cerros y la pérdida de infraestructura sería muy alta. La reconstrucción tomaría años, además se podrían generar incendios”, establece Salucci.

Si bien posterior a este gran terremoto, la V Región ha registrado importantes eventos telúricos, ninguno ha alcanzado su potencia y nivel de destrucción. Por ejemplo, en 1906 existió uno de 8,2 Mw, lo que parece cercano en cuanto a las cifras, pero el de 1730 fue 32 veces más fuerte, por lo que aún es considerado como el último gran terremoto en la zona.

Según Catalán, estas amenazas siguen estando ahí, latentes, mientras que nuestra memoria selectiva nos podría jugar una vez más una mala pasada, más aún, “si creemos en falsos mitos, como el que dice que no pueden haber tsunamis en la Bahía de Valparaíso porque la bahía es muy profunda. Eso es falso”.

Salucci considera que la falla Marga Marga es una de las más importantes en la Región de Valparaíso, pues atraviesa la ciudad de Viña del Mar entre el sector de El Salto y Muelle Vergara. A partir de las trazas definidas se da entonces una franja de posible zona que abarca la falla en la superficie, lo cual es de interés para estudios sísmicos.

El patrón de comportamiento lineal de daños registrados durante el terremoto histórico del año 1906 indica que la falla geológica puede haber causado una gran amplificación sísmica en sus vecindades. “Se trata de una falla que no es sismogenética, como la de Ramón o San Ramón”, advirtió Salucci.

¿Y cómo es posible advertir este tipo de eventos con la suficiente anticipación? Recientemente Japón generó una advertencia a su comunidad por un posible mega terremoto que podría cobrar más de 200 mil vidas. Según explican, es primera vez que se emite una alerta así. Una especie de advertencia de un inminente desastre.

Esto se produjo después de que un terremoto de magnitud 7.1 sacudiera Kyushu, el jueves pasado. El aviso es parte de una medida de precaución que se está tomando contra un posible terremoto incluso más intenso. La medida se conoce como el protocolo de información adicional del terremoto de la vaguada de Nankai.

Autoridades de Japón dan detalles de la advertencia sobre un eventual mega terremoto.

¿Cómo fue? La Agencia Meteorológica de Japón explicó que existe una posibilidad relativamente alta de que un terremoto gigante golpee el área donde se encuentra la depresión de Nankai. Los expertos creen que el terremoto podría ocurrir a lo largo del límite de placas entre la bahía de Suruga, en la prefectura de Shizuoka, y el mar de Hyuganada frente a Kyushu. Creen que hay entre un 70% y un 80% de posibilidades de que ocurra en las próximas tres décadas y que tenga una magnitud de 8 a 9.

Según una reciente estimación del gobierno, en el peor de los casos, podría cobrarse más de 230.000 vidas y destruir unos 2 millones de edificios. Si ocurre un terremoto a gran escala en el futuro, se esperan fuertes temblores y grandes tsunamis.

Ahora bien, Catalán explica que esto no significa que un terremoto vaya a ocurrir con certeza. “Es simplemente una medida de precaución, ya que hay varios antecedentes que contribuyen a que la probabilidad de ocurrencia de un evento significativo sea alta”.

Según detalla, la primera razón para que Japón emitiera esta alerta apunta a que el terremoto de estos días ocurrió en el borde de una zona de alta sismicidad que es conocida como la Fosa de Nankai. “Esto es similar a la fosa que se encuentra frente a Chile donde se unen las placas de Nazca con Sudamericana. En esta Fosa, han habido varios eventos de gran magnitud en la historia, siendo el mas reciente en 1946, hace 78 años”, agrega.

Japón estaba en alerta por posible megaterremoto.

Registros históricos abundan, y sugieren que terremotos de gran magnitud ocurren allí con al menos un terremoto en un lapso de 100 o 200 años. Con esto, Japón estima que es altamente probable que un terremoto ocurra en los próximos 30 o 40 años. “Pero solo la naturaleza sabe si ocurrirá”, remarca Catalán.

El segundo elemento fue el terremoto de hace unos días. El académico de la U. Federico Santa María comenta que en algunos casos de mega terremotos se ha visto la presencia de un terremoto en los días previos, que se conoce como un precursor. El ejemplo más importante en nuestra historia ha sido el terremoto Mw 8.1 que ocurrió en Concepción un día antes del terremoto de Valdivia en 1960. “Sin embargo, sólo se sabe que un terremoto es un precursor después que ocurre un terremoto más grande. En otros casos, la actividad sísmica disminuye sin mayores efectos, como ocurrió en Valparaíso en la secuencia sísmica de 2017″, añade.

Considerando estos dos antecedentes, Japón elevó su nivel de atención, como una medida precautoria. Para nosotros, es importante observar estos procesos naturales, pero también las medidas de gestión que se toman, como una manera de estar mejor preparados.

Asimismo, en dicha parte de Japón se utilizan los instrumentos más sofisticados que existen en el mundo para detectar deformaciones asociadas a terremotos en zonas de subducción de la Tierra. En específico, el proyecto Donet (Sistema de red densa de fondo oceánico para terremotos y tsunamis, por sus siglas en inglés) contiene instrumentos sísmicos instalados en el fondo marino y conectados con un cableado submarino capaz de detectar deformaciones de muy baja intensidad, mediante sismómetros de banda ancha, medidores de presión, hidrófonos y termómetros que pueden anticipar rupturas sísmicas, que pueden gatillar alertas de terremoto y tsunami.

Donet

“Japón ha demostrado que el conocimiento científico es clave para poder anticipar escenarios ante la ocurrencia de sismos. Los tomadores de decisión ya saben lo que tienen que hacer debido hay que un protocolo de alertamiento y una infraestructura capaz de transmitirlo”, complementa Gabriel González, investigador principal Cigiden y académico Departamento de Geología de la Universidad Católica del Norte. El experto concluye que este tipo de instancias deberían motivar a que otros centros científicos en Chile, generen el conocimiento para construir esos protocolos de alerta, “y eso incluye un trabajo de largo aliento pero que debe ser priorizado por las autoridades principales del país”.

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