La crisis del Beagle fue la situación máxima de peligro externo sufrida por Chile en toda su historia. En diciembre de 1978, Chile estuvo a punto de enfrentar una guerra regional, contra Argentina, Bolivia y Perú.
En caso de estallar la guerra, la correlación de fuerzas era muy asimétrica: Argentina, Bolivia y Perú, juntos, representaban más de seis veces Chile. Por lo tanto, todos los pronósticos se orientaban hacia una victoria de los aliados.
La prensa de la época publicó entonces un artículo de política ficción, en el cual, la guerra comenzaba a fines del 78 con la invasión chilena a Argentina. Los tanques cruzaban la cordillera por el sur y avanzaban a través de las Pampas. Pero luego, la caballería blindada argentina cortaba las líneas de abastecimiento de los tanques chilenos, e iniciaba el contraataque; el Ejército de Bolivia invadía Chile por el norte y la aviación peruana bombardeaba Santiago. Finalmente, Chile se rendía y Pinochet se suicidaba.
Ese artículo de "Guerra ficción", publicado originalmente en Bolivia, y reproducido después en Chile y Argentina, mostraba el clima del momento.
Nunca, ni antes ni después, Chile tuvo un peligro de esta magnitud. En ninguna de las dos guerras con Perú y Bolivia, Chile tuvo adversarios tan fuertes; y en la guerra contra España, estaba claro que la flota europea no pasaría de bombardear Valparaíso, sin atreverse a desembarcar en tierra firme. En cambio, en 1978, todos los planes militares incluían invasión al territorio chileno.
Por este motivo, el Estado Mayor chileno diseñó la Hipótesis Vecinal 3 (HV3). En este contexto, se instalaron numerosas minas antitanque y antipersonales en las fronteras. Además, se pusieron estratégicamente cargas de explosivos en los pasos cordilleranos para hacerlos estallar y dejarlos cerrados, de modo tal de impedir el paso de los tanques invasores.
Mucho se ha escrito sobre las correlaciones de fuerzas militares en aquella época, y de las negociaciones diplomáticas que lograron salvar la paz el 23 de diciembre de 1978. Pero lo que todavía no se ha debatido en profundidad es la causa de esta crisis prebélica, que estuvo a punto de desencadenar una tragedia con millones de muertos.
Ni los diplomáticos, ni los militares ni los historiadores han sido capaces, hasta ahora, de enfrentar de modo claro y franco este problema, que sigue presente en la vida cotidiana y las relaciones entre ambos pueblos. Concretamente, después del trauma sufrido por Chile en el marco del HV3, se produjo una fuerte tendencia a buscar la alianza por detrás, es decir, un país amigo que pueda servir para construir un sistema de equilibrio de poder. La Teoría de las Relaciones Internacionales muestra que los Estados tienden naturalmente, como una ley de la Fisica, a actuar de este modo cuando se sienten amenazados.
En Europa, cuando Francia se sentía amenazada con Alemania, se aliaba con Rusia; cuando Holanda se sentía amenazada por Francia, se aliaba con Inglaterra, y así sucesivamente. Pues bien, en este contexto, Chile buscó desesperadamente un aliado en el Atlántico; no lo encontró ni en Brasil ni en Uruguay; y de golpe, en abril de 1982, la decisión del dictador Leopoldo Galtieri de ocupar las Islas Malvinas, generó la oportunidad que Chile esperaba con desesperación desde hacía cuatro años. La alianza de Chile con Gran Bretaña durante la Guerra de las Malvinas fue un proceso enmarcado dentro de lo que la Teoría de las Relaciones Internacionales denomina "equilibrio de poder" mediante la "alianza por detrás". Y es la acción que realizan necesariamente los países que se sienten amenazados por un vecino más poderoso.
Esta situación no ha sido suficientemente explicada a la población. Por lo tanto, se ha instalado en el pueblo argentino una idea que asocia a Chile con el concepto de "traidor" por haberse aliado con una potencia extracontinental durante la Guerra de Malvinas.. Cuando hoy se produce un partido de fútbol entre equipos de Chile y Argentina, es habitual escuchar a las barras cantar estribillos alusivos a ese concepto. Muchos argentinos creen, de buena fe, que Chile actuó de esa manera, sin comprender todo el proceso previo.
Resulta urgente abrir un gran debate para aclarar estos problemas, resolverlos, dejarlos atrás, y crear así un nuevo ambiente de concordia entre los pueblos.