Cuando el Marga Marga llevaba agua: fotos muestran cómo era Viña del Mar hace un siglo

Imágenes recopiladas por Fundación Enterreno dan cuenta de cómo era la Ciudad Jardín en la década de 1920. Ya era posible apreciar el Casino Municipal o el Sporting Club, entre otros edificios icónicos.
Chile y el mundo han cambiado, no hay duda de aquello. Tanto la sociedad, como la tecnología, así como también las edificaciones, construcciones y arquitectura, entre otros.
En esa línea, unas imágenes recopiladas por Fundación Enterreno dan cuenta de cómo era Viña del Mar en la década de 1920. Ya era posible apreciar el Hotel O´Higgins, el Casino Municipal y el Palacio Presidencial Cerro Castillo, entre otros edificios icónicos.
“Si bien Viña del Mar fue fundada en el siglo XIX, su apogeo y crecimiento como ciudad se dio durante las primeras décadas del siglo XX. En estos primeros años su fisonomía cambia por completo y se convierte en un polo turístico y de alta demanda por fortunas provenientes del salitre, el comercio y la minería; lo que generó la construcción de grandes casonas y palacetes de estilos historicistas y eclécticos en la zona que hoy rodea el estero Marga Marga”, señala Raúl La Torre, historiador y coordinador de Extensión Cultural de la Universidad de los Andes.

Cuando el Marga Marga llevaba agua: fotos muestran cómo era Viña del Mar hace un siglo
En las décadas del 20 y 30 la ciudad experimentó un fuerte crecimiento a causa de importantes obras de carácter público que terminaron por catapultar a Viña del Mar como el principal balneario del país. “Las obras más reconocidas y que perduran hasta hoy son el hotel O’Higgins y el Casino de Viña”, explica La Torre.

También, Viña del Mar fue el epicentro, a partir de 1930, del Movimiento Moderno de Arquitectura, que tuvo como característica principal la idea de progreso y una propuesta arquitectónica eficaz para sus habitantes; con un elemento común que destacó y dio origen al eslogan de la ciudad: el jardín, agrega La Torre.

“Mientras los reglamentos de construcción permitían el uso del hormigón armado y en altura, los jardines permitieron mantener la escala humana y la calidad de sus habitantes”, sostiene La Torre.
Años después, “la proyección de la ciudad hacia el borde costero la terminó por consolidar en lo que conocemos hoy; todo ello acompañado de grandes hitos históricos como ser sede del Mundial de Fútbol del 62 y el Festival de la Canción; que dieron paso a nuevos espacios icónicos de Viña como el reloj de flores y el parque de la Quinta Vergara”, agrega.
Así era Viña del Mar hace un siglo: grandes cambios
La Torre detalla que algunos de los cambios más notorios que ha sufrido Chile en los últimos 100 años son, “la cantidad de su población, la que a inicios del siglo XX era de poco más de tres millones de personas; el desarrollo y fisonomía de sus principales ciudades; los hábitos de ocio, el desarrollo de su infraestructura y una mejora considerable en derechos laborales (lo que permite a las personas tomar vacaciones, por ejemplo)”.

“Todo lo anterior se ve manifestado en Viña del Mar, una joven ciudad con un proyecto detrás y con una perspectiva novedosa para la época: un desarrollo arquitectónico que buscaba la mejora en la calidad de vida de sus habitantes y visitantes, la generación de un polo turístico por parte del Estado -situación que también vivieron otras ciudades de Chile durante el siglo XX- y la playa como lugar de ocio”, agrega.

Esto último es de gran importancia, pues tanto el campo como la playa eran lugares elegidos por las personas para el descanso, “algo reservado para familias acaudaladas y que con el tiempo se ha ido democratizando; pero con Viña del Mar se impulsa la visión de playa como lugar de ocio, algo que se importó desde Europa donde ya las personas asistían a las costas para tener ´baños de mar´, un antecedente inmediato al concepto de playa que tenemos hoy, aunque con diferencias marcadas como los trajes de baño y las tradiciones que se fueron sumando con el tiempo”, sostiene el historiador.
La Torre establece que es recién en la segunda mitad del siglo XX que las ciudades balnearios se comenzaron a hacer populares en otros estratos sociales. Aquí los ferrocarriles a la playa tuvieron un rol protagónico para la democratización de esta nueva forma de disfrutar el mar. Con ello se fueron importando hábitos de otras partes del mundo, como tomar el sol, el uso de trajes de baño a la moda, juegos para realizar en la área, deportes, la creación de los salvavidas, los festivales de verano, entre otros; y las tradiciones propias de Chile como las ferias artesanales, la comida -palmeritas, pan de huevo, empanadas fritas- y el colorido de los visitantes en verano.

La Torre explica que la gran diferencia entre Valparaíso y Viña del Mar es justamente el nuevo concepto que se introdujo con el proyecto de ciudad balneario; una es una ciudad para ser habitada y donde coexiste con la industria y comercio; la otra es una ciudad que ofrece una novedosa visión: habitación, descanso, turismo y ocio.
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