La operación tiene varios nombres. Antiguamente se le llamaba “laringoplastia de feminización”, o “glotoplastía de Wendler”, en honor a quien inició esta técnica a partir de la década de 1990. Para el cirujano otorrino del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Christian Olavarría, el nombre más adecuado a esta intervención es “cirugía de reasignación de la voz en personas trans”.

“Uno va aprendiendo con este tema. El término iba muy en orden de lo binario y uno tiene un paradigma que ya está medio obsoleto”, reconoce el cirujano. Según cuenta, esta intervención brinda una nueva voz a una persona que no se siente identificada con el tono, de acuerdo a su género. ¿En qué consiste esta intervención y por qué no es tan conocida en Chile?

La voz, producida por la vibración de las cuerdas vocales, suele estar relacionada con una cierta identidad de género. De acuerdo al largo, grosor o tensión de estas cuerdas, la frecuencia puede ser mayor o menor, provocando que la voz sea más aguda o grave, respectivamente. “Entonces, las personas trans -sobre todo las mujeres trans- no se sienten identificadas con la voz que tienen porque muchas de ellas son de tono más grave, o que tiene una connotación ‘masculina’. Muchas de las personas que vemos nos dicen que buscan ‘cualquier voz que le quede, pero que no suene como la de un hombre’, detalla el Dr. Olavarría.

A mediados de la década de 1980 se comenzaron a realizar las primeras intervenciones para agudizar la voz. Aunque desde los años 90, la técnica se mejoró, gracias al trabajo del investigador, J. Wendler. En la medida de que culturalmente se hiciera más abierta la identidad trans, todos estos procedimientos se hicieron más frecuentes. En paralelo, también se popularizó la cirugía de reasignación genitourinaria y algunos procesos estéticos para personas que buscan verse de acuerdo al género con el que se sienten identificados.

Foto: AFP

“Si bien parece un detalle, para muchas personas trans es un elemento muy importante el sentirse identificadas con la voz que tienen. Y es una real necesidad de las personas trans para buscar alternativas y ayudarlas en este proceso de cambio”, agrega el Dr. Olavarría. En Chile, esta intervención comenzó relativamente tarde, a mediados de la década pasada. “Nosotros fuimos probablemente los primeros en hacer esta técnica quirúrgica en Chile. Partimos en 2014, porque empezamos a notar que llegaban personas que nos pedían este tipo de procedimientos”, recuerda el especialista que lleva 20 años trabajando en patologías de la voz.

No era algo que los cirujanos en Chile realizaran habitualmente. Entonces debieron ir a Europa, principalmente a España, para adquirir la experiencia de cómo hacer este tipo de intervención quirúrgica. Una vez de vuelta, comenzaron a realizar esta intervención que poco a poco ha ganado popularidad entre la comunidad trans. “No obstante, todavía hay bastante desconocimiento y poca publicidad de estos procedimientos”, reconoce Olavarría. Actualmente se han realizado alrededor de 25 intervenciones de este tipo, desde que comenzaron a realizar esta cirugía en el hospital universitario.

Dr. Christian Olavarría. Foto: HCUCh.

Al quirófano por una nueva voz

Según detalla el especialista, existen varias técnicas quirúrgicas para realizar esta reasignación de voz. Las más frecuentes suelen ser de cirugía abierta, con una incisión en el cuello donde se busca tensar las cuerdas vocales. “Esa cirugía se hace en base a suturas, se tensan las cuerdas, y en teoría se podrían cortar estas suturas, si se quiere revertir la cirugía”, explica Olavarría. Sin embargo, también existe otro método de intervención menos invasivo, pero también más irreversible. “Se opera a través de la boca, y se busca provocar una cicatriz anterior en las cuerdas vocales para reducir la longitud de las cuerdas y, además, se pueden realizar procedimientos para disminuir la masa, el músculo, de las cuerdas”, detalla el otorrino.

Luego de la operación viene un tratamiento con terapia fonoaudiológica para trabajar la nueva voz, que tendrá una frecuencia más alta y, por ende, un tono más agudo. La recuperación total, incluyendo el tiempo en que evoluciona esta cicatriz provocada en las cuerdas vocales y el trabajo fonoaudiológico suele tomar entre 3 y 6 meses. “Luego de eso, la persona puede tener una voz distinta y en óptimas condiciones para la vida cotidiana”, admite Olavarría.

“No es una cirugía que se haga frecuentemente. Esto, porque no todas las personas trans necesitan o buscan esta solución, además, porque hay mucho desconocimiento. Muchas no saben que existe este procedimiento o creen que deben ir a España o Tailandia para poder hacer este tipo de operación”, argumenta Olavarría. Otro de los factores a considerar de por qué no es tan común esta intervención se debe a que cuando llegan personas con la intención de operarse “hacemos una evaluación para saber lo que necesita y cuáles son sus expectativas. Esto, porque los cambios que pueden hacerse en la voz no siempre son predecibles”, comenta.

La terapia fonoaudiológica cumple también un factor importante previo a la intervención quirúrgica. Primero, las personas que busquen esta operación son evaluadas, y si el cambio que buscan en su voz es más bien leve, esto se puede lograr sin tener que entrar al quirófano. A través de ejercicios fonatorios, la persona puede adquirir un tono de voz que lo identifique mejor. “Esa sigue siendo siempre nuestra primera alternativa”, agrega Olavarría.

Dr. Christian Olavarría. Foto: HCUCh.

Hasta ahora hemos hablado de mujeres trans que buscan una reasignación de voz, de acuerdo a su identidad. Pero ¿es posible realizar este mismo tipo de cirugía para personas que busquen hacer su voz más grave? La respuesta inmediata sería que sí, es posible. Sin embargo, existen otros tratamientos que hacen innecesaria esta intervención para hombres trans.Ellos lo consiguen muchas veces solo con las terapias hormonales que reciben”, detalla el profesional del Hospital Clínico de la Universidad de Chile.

No obstante, existen técnicas quirúrgicas para bajar el tono de la voz, pero este tipo de intervenciones se hace en otras personas que tienen un tono agudo y que no les interpreten. Esto, como una “muda vocal incompleta”, trastorno que afecta a personas que no han desarrollado su voz adulta durante el desarrollo de su vida, y más bien tienen una voz similar a la de un infante.

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