¿Cuándo y cómo volver a clases presenciales? Son interrogantes que han estado presentes durante toda la pandemia. Una decisión que ha estado determinada en gran medida por contar con una vacuna contra Covid-19. Una ventaja considerable a la hora de pensar en reabrir las escuelas y colegios luego de meses sin alumnos.
Hoy partió ese esperado proceso. El Ministerio de Salud inició para los profesores y profesoras la inoculación que había anunciado el viernes 12 de febrero el presidente Sebastián Piñera, y que podrá facilitar el retorno a clases presenciales.
La vacuna que recibirán las y los docentes es la que actualmente considera el proceso, la vacuna china Sinovac, y considera dos dosis. Leandro Biagini, académico del Magíster en Salud Pública de la Universidad Mayor, señala que esa segunda dosis se considera dentro de un plazo de entre 21 y 28 días. Pero luego, hay que esperar 7 días más para lograr un nivel de anticuerpos adecuados para estar protegidos.
Protección que aún no está claro si evita el contagio. Pero Biagini señala que sí se sabe que evita las consecuencias graves de la enfermedad. Considerando todos esos plazos, añade, si se empiezan a vacunar hoy, lo antes que podrían estar inmunes profesores y profesoras sería en 28 días más. “Aproximadamente eso sería para el 22 de marzo en el caso de las personas que se vacunen el lunes 15 de febrero, y todo el proceso depende del número de profesores, que son hartos en todo Chile, y no es fácil vacunarlos a todos, por ejemplo, a los de comunidades rurales”.
Plazos de inmunidad
Para la académica del Programa de Virología del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Vivian Luchsinger examinando los plazos de la vacuna, si por fecha de reapertura de clases presenciales se trata, se debería excluir marzo. Abril es una buena alternativa.
La primera dosis de Sinovac, explica, Luchsinger genera inmunidad, pero en un bajo porcentaje. La inmunidad adecuada se logra después de la segunda dosis. Por eso, dice “quienes parten hoy, en un mes y medio o más tendrán inmunidad, por lo que habría que excluir marzo en el inició de clases”.
“Hay que recordar que la vacunación no es instantánea. La respuesta inmune tarda y aún con vacuna se debe seguir manteniendo el uso de mascarilla, de lavado de manos y de alcohol gel. No es suficiente la inmunidad de la primera dosis, es imprescindible la segunda dosis”, asegura Luchsinger.
Contar con una sola dosis, si se considera el inicio de clases para marzo, implica riesgo de infección para los docentes a través de personas asintomáticas, que suelen ser generalmente los niños y niñas, indica la especialista. Luchsinger aclara que, si bien el virus en escolares no se transmite tan rápido como la influenza, “el riesgo es la transmisión que ellos hacen, un riesgo que existe si se tiene a muchas personas juntas”.
Que el cuerpo docente tenga esa protección es un gran avance en su protección. Tal como ha indicado la Organización Mundial de la Salud (OMS) el riesgo de infección es niños es menor. Sin embargo, ellos al presentar cuadros clínicos más leves y con menos síntomas, son casos que pueden pasar inadvertidos e infectar en este caso a los adultos con quienes tengan contacto en el colegio.
Además, según estudios, hay referencias de brotes entre el personal docente o asociado que indican que es posible que la Covid-19 se propague en los entornos educativos. Un entorno en el que hay profesores y profesoras mayores de 60 años, además de quienes cuentan con afecciones subyacentes, que tienen un mayor riesgo de presentar síntomas graves y fallecer a causa de la enfermedad.
Comunidad educativa
Para la reapertura de las escuelas, es esencial garantizar condiciones adecuadas que minimicen el riesgo de contagio y propagación del virus. Y también se debe considerar a toda la comunidad educativa, docentes, personal administrativo y todos quienes en ella participan dentro de los planes de vacunación señala Luchsinger: “En la vacunación se deberían considerar a todos los que trabajan en el colegio, porque es la exposición lo que los pone en riesgo, eso es para toda la comunidad educativa”.
Sin duda se los debe incluir a todos, dice Biagini, porque los colegios son lugares de contacto. “Es un tema complejo, porque los niños se contagian, pero expresan poco la enfermedad, son más bien portadores. Pero no hay que olvidar que en Chile los primeros casos nativos fueron extranjeros, pero los primeros focos de contagios fueron en un colegio en que se contagiaron alumnos y docentes”. Los niños expresan de manera más benigna la enfermedad, por eso los profesores deben estar inmunizados para considerar un adecuado retorno a clases presenciales.
¿Y los profesores universitarios? Luchsinger indica que el criterio es considerar prioritarios a todas aquellos que tienen contacto permanente con otras personas, por el riesgo que eso implica. Condición que también cumplen los profesores universitarios. “Desconozco el criterio para dejarlos fuera porque también están expuestos a cursos en actividades presenciales”, indica.
En el caso de la educación universitaria, los alumnos tienen más conciencia y un comportamiento acorde a las pautas de cuidado requeridas, dice Luchsinger, algo que en los niños es más difícil. “Es más fácil el control, pero sí hay actividades y el riesgo es el mismo”.
Clases en pandemia
El retorno a las clases presenciales no implicará retomar las actividades como eran antes de la pandemia. Los especialistas coinciden en que son espacios en que se debe facilitar medidas de protección, como el distanciamiento físico, lavado de manos y uso de mascarillas.
Tampoco podrán asistir todos los alumnos al mismo tiempo. Se pueden considerar entonces medidas como alternancia (días/semanas), combinar el aprendizaje presencial y a distancia (modalidad híbrida), por ejemplo. Y también horarios escalonados a lo largo de la jornada escolar (tiempos de inicio/final, recreos, almuerzo, entre otros).
En la sala de clases se debe reducir el número de estudiantes y priorizar las actividades para que sean compatibles con las medidas de distanciamiento social.
¿Cuántos alumnos por sala de clases? Luchsinger responde que depende del tamaño de la sala y que sea un número que asegure una distancia de dos metros entre cada estudiante. “Una sala amplia puede así tener 15 estudiantes, pero si es estrecha eso no se logra. Y en muchos establecimientos tienen 40 o más alumnos por curso, algo que es absolutamente inviable desde el punto de visto sanitario”.
Capacitar a docentes y personal escolar sobre las medidas de limpieza, desinfección e higiene; y procurar que este protocolo detallado se encuentre disponible en distintos formatos e idiomas, de modo que sea accesible para todos, es otra recomendación de los especialistas.
Los estudios muestran que el mayor riesgo de contagio está en ambientes cerrados no ventilados, agrega Biagini. Un elemento importante para considerar porque pese a que la OMS aún no lo incorpora, cada vez más la evidencia apunta a que Covid-19 es una enfermedad que se transmite por aerosoles, gotas de muy pequeño tamaño que transmiten el virus y que se desplazan mucho más lejos que las gotas de estornudos o tos.
“Para evitar eso las salas no solo deben contar con pocos alumnos, también deben ser ventiladas y ojalá mientras sea posible por el clima, considerar hacer clases al aire libre ya que disminuye el riesgo de contagio”, indica Biagini. Condiciones que no siempre son posibles en todos los establecimientos.
Aún no hay claridad. Incluso con pocos casos de contagios, abrir los colegios puede ser un peligro. Es lo que vivió Israel a mediados del año pasado, indica Biagini, “y tuvieron que cerrarlos porque por las situaciones de encierro vieron un aumento de los casos”.
“Definitivamente no deben hacer lo que nosotros”, señaló en mayo de 2020 Eli Waxman, profesor del Instituto Weizmann de Ciencia y presidente del equipo que asesora al Consejo de Seguridad Nacional de Israel en materia de la pandemia, en una entrevista al periódico NY Time: “Fue un gran fracaso”.