¿Cuándo lloverá? El lapidario pronóstico para Santiago y la zona central
Afectado hace más de una década por la megasequía, parte importante del país presenta déficit hídrico, el que promedia entre 80% y 90% entre Coquimbo y Los Lagos. Los pronósticos no son favorables, solo caería agua en tres ocasiones durante abril y mayo.
La escasez hídrica que afecta a la zona central en Chile se torna cada vez más preocupante. Hace más de una década que las cifras son negativas, debido a que no se registran precipitaciones. ¿Por qué no llueve en parte importante del país?
Uno de los puntos más afectados es la Región Metropolitana, y particularmente Santiago. El escenario no es favorable, así lo confirma el pronóstico estacional de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) para el período abril, mayo y junio, señalando que para el cuarto mes del año, así como para todo el trimestre, las lluvias serán en menor cantidad que lo normal. Este punto no es exclusivo de la zona central, corresponde a gran parte del país, puntualmente entre la Región de Coquimbo y Los Lagos.
A esto se suman tardes cálidas y mañanas gélidas. Recientemente, la capital completó su primera ola de calor; en lo que va corrido del año ha promediado 29,4°C (1,2ºC sobre típicos), mientras que el otoño meteorológico a la fecha ha promediado 28,5ºC (2ºC sobre típicos). Este último a la fecha está en el top 5 de otoños más cálidos desde que existe registro.
Además, a partir de esta semana, las mañanas han sido más heladas. Lo dice la misma DMC, estableciendo que las temperaturas mínimas descenderán en la Región Metropolitana Los termómetros en la estación Quintal Normal han alcanzado hasta 5°C. En el caso de las temperaturas máximas, también caerán, pero lo harán de manera progresiva.
En Santiago se esperan menos de 87 mm de lluvia durante los próximos tres meses, 135 mm en Rancagua y 402 mm en Temuco. El déficit alcanza entre un 80% y 90% entre La Serena y Chillán. Incluso, Aysén y Magallanes también presentan déficit de precipitaciones, sobretodo Punta Arenas que registra un 53%.
El documento de la DMC añade un dato interesante: a partir de ahora, el período 1991-2020 será considerado como el período de referencia, considerando este nuevo escenario climático, también denominado nueva “normalidad”.
Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, explica que no caen precipitaciones en parte importante de la zona central porque, “desafortunadamente los pronósticos estacionales se están cumpliendo, y la zona central presenta un marcado déficit de precipitaciones. La falta de lluvias es, tanto consecuencia de factores naturales como antrópicos. Al efecto del cambio climático, que para esta zona del país, representa cada vez menos precipitaciones, este otoño se suma el efecto del Fenómeno de la Niña”.
Cordero señala que en general, los días despejados a partir de abril se asocian a tardes cálidas y mañanas relativamente frías. “La razón es que la falta de nubes que caracterizan los inviernos y primaveras secos permite que la radiación solar caliente el suelo durante el día y que el suelo ceda energía y se enfríe durante la noche. Por esta razón, las temporadas secas registrados en la zona central son paralelamente temporadas de tardes cálidos (temperaturas máximas relativamente altas) y de mañanas frías (temperaturas mínimas relativamente bajas)”.
Se produce un enfriamiento en la temperatura superficial del mar frente a las costas de Perú y Ecuador, el que no favorece las precipitaciones en la zona central de Chile, considera Cordero.
De este escenario depende en parte el futuro hídrico de Santiago. Es por eso que recientemente, el Gobierno Regional Metropolitano de Santiago, la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SiSS), el Gobierno y Aguas Andinas, elaboraron y dieron a conocer un protocolo de racionamiento, presentando un documento llamado Protocolo de Racionamiento de Agua para el Gran Santiago, el que nace tras el pedido de la SiSS ante la necesidad de asegurar el suministro de agua potable, por parte de las concesionarias sanitarias.
El plan tiene cuatro etapas de alertas y se basan en el nivel de abastecimiento de agua que tengan los ríos Maipo y Mapocho, principalmente. El protocolo parte con una alerta verde, en que se realizan “acciones de difusión para el ahorro de aguas a usuarios en general y municipios”, entre otras medidas y termina con una alerta roja donde se programan “cortes rotativos” del suministro por sectores y días. El texto también destaca que estos cortes tendrán una duración máxima de 24 horas y serán cada 4, 6 y 12 días. Esto último, en función del déficit de agua a cubrir.
El gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, fue claro. “Nosotros no podemos hacer llover, pero sí podemos prepararnos para no llegar a una situación extrema”.
Elizabeth Garrido, directora de carrera Ingeniería Ambiental Universidad Andrés Bello, señala que el plan anunciado es una estrategia reactiva, “porque estamos viviendo hace años una sequía, los efectos del cambio climático, la sobreextracción del recurso, entre otros, y es lógico pensar que cuando ya nos vemos enfrentados a una situación así, haya que racionalizarla. Es bueno que se haya presentado un plan, para que como ciudadanos sepamos a qué atenernos”.
Pronósticos desfavorables: ¿El racionamiento será una realidad?
La lluvia no llegará en el corto plazo, así lo aseguran los pronósticos, tanto nacionales como internacionales. ¿Y en el mediano plazo? Las estimaciones de la propia DMC señalan solo precipitaciones deficitarias, revela Cordero.
Según portales extranjeros, y considerando que un pronóstico verdaderamente certero solo se puede hacer con cinco días de anticipación, las primeras gotas recién caerían a fines de abril, mientras que en mayo solo hay dos días con posibilidad de lluvia: el 3 de mayo (algo de lluvia) y el 28 del mismo mes (períodos de lluvia).
Debido a que el pronóstico no presenta lluvias, todo indica que el racionamiento planteado por la autoridad se haría realidad. ¿Cuánto depende de la lluvia el agua que consumimos en Santiago? Cordero explica que el río Maipo abastece alrededor de dos terceras partes de las necesidades de agua potable en Santiago; y el caudal de este río depende, como todos, de las precipitaciones. El caudal del río Maipo ha disminuido en las últimas décadas alrededor de un 30 %, similar porcentaje el perdido en precipitaciones en la zona central.
El sistema de semáforo anunciado por la autoridad, debería convertirse en una herramienta de “concientización” que contribuya a moderar el consumo urbano. “Si logramos moderar el consumo urbano, y en paralelo la Dirección de Aguas se asegura de mantener en niveles razonablemente altos el embalse el Yeso, podremos sobrellevar la situación actual sin cortes en Santiago, incluso si tenemos un año tan seco como 2021″, señala Cordero. Aunque, “en el mediano y largo plazo es probable que se necesite nueva infraestructura”, añade.
Aunque eventualmente esta sequía terminará, la situación de estrés hídrico continuará. “La zona centro y centro sur del país arrastra desde hace décadas una tendencia a la disminución de las precipitaciones. Esta tendencia negativa de hasta 7% por década en algunos puntos ya existía antes de esta sequía y se mantendrá probablemente después de la misma”, añade Cordero.
Una situación de estrés hídrico podría en el futuro, establece Cordero, “si no se toman medidas de adaptación, afectar el suministro de agua potable de núcleos urbanos. Es lo que infamemente le sucedió a Ciudad de Cabo en Sudáfrica en 2018. Esta ciudad después de una sequía de cuatro años (paralela a un fuerte aumento de la demanda), tuvo que racionar el agua potable”.
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