En Chile se contabilizan más de 50 terremotos durante los últimos 100 años. El último de ellos, registrado el sábado pasado, en Tongoy. A partir de esto surge la pregunta sobre qué tan seguidos ocurren este tipo de movimientos telúricos. Además, qué diferencia puede tener un sismo con características de terremoto y otro que quede guardado en la historia nacional como megacatástrofe.
Es necesario aclarar que, a pesar de los daños que causó el sismo de Tongoy en las personas e inmuebles, éste no entra en la categoría de megaterremoto. Una investigación del académico del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, Sergio Ruiz, denominada "Historical and recent large megathrust earthquakes in Chile" y publicada en la revista Tectonophysics en 2018, ha entregado algunos alcances sobre la periodicidad y las condiciones que deben ocurrir para que terremotos y megaterremotos se presenten en ciertas partes del país.
Para que un movimiento pueda tener la categoría de megaterremoto tendría que tener una magnitud de al menos 8,5 Richter, y un radio de alcance de mínimo 500 kilómetros. El sismo ocurrido en Tongoy fue de magnitud 6,7. Además, Ruiz afirma que los terremotos de mayor intensidad suelen ser cuando existe una superposición de placas tectónicas, es decir, de modo interplaca. En el caso de Tongoy, el movimiento telúrico fue del tipo intraplaca. En otras palabras, el epicentro se registró debajo de la placa de Nazca, y no en el límite con la placa Sudamericana.
No obstante, el terremoto intraplaca más devastador que se tiene registro ocurrió 1939, en Chillán. De hecho, se lo reconoce como el sismo que más víctimas fatales provocó en el país. Sin embargo, casos de megaterremotos en la historia reciente son los de Valdivia, en 1960, y Constitución, en 2010, ambos con tsunamis.
De acuerdo a la investigación de Sergio Ruiz, un megaterremoto aparece en un mismo lugar cada 400 años, aproximadamente. En la zona central, el último megaterremoto registrado fue en julio de 1730, en Valparaíso. Las crónicas de la época registraron una magnitud de 8,7 Richter, y abarcó entre las ciudades de La Serena y Concepción.
A pesar de que no se ha podido establecer un método de predicción de terremotos, Sergio Ruiz argumenta que es necesario separar estos tipos de eventos para hacer un estudio más acucioso. A veces se cree que un megaterremoto aparecerá con sismos de menor intensidad que lo anteceden. Sin embargo, han existido casos de megaterremotos en Chile que se han manifestado sin aviso aparente. En otros casos, como el terremoto de Valdivia, en 1960, se registró otro movimiento sísmico fuerte el día anterior a la megacatástrofe.