Las tres principales características con las que los chilenos define a sus madres son "esforzada", "luchadora" y "generosa".

Esta definición alude a una maternidad que se instala desde el plano heroico: ser madre en Chile implicaría renuncias y sacrificios, en un contexto de generosidad hacia los hijos.

Por eso, según una encuesta a 300 personas entre 18 y 50 años realizada por la consultora Ipsos, muestra cómo la mayoría de los encuestados le regalaría "tranquilidad económica para su vejez", como primer presente en el contexto del Día de la Madre, que se celebra este domingo.

"El creciente empoderamiento de las mujeres y las demandas por sus derechos, ha implicado que la sociedad comience a observar a las mujeres, y a las madres en particular,  como personas con vidas y procesos más complejos que los que se suponían históricamente", dice Alejandra Ojeda, gerenta de Public Affairs Ipsos Chile.

"La sociedad había simplificado hasta poco a la mujer con la equivalencia mamá. Pero al tomar conciencia respecto de la diversidad de mujeres y de sus distintas condiciones de vida, es de esperar que también aparezcan reflexiones respecto de quiénes han sido nuestras madres y qué tipo de vida han llevado", agrega.

En general, según la investigación, hombres y mujeres describen a su madre como esforzadas y luchadoras. Pero la madre generosa, comprensiva y acogedora, según la investigación, es más mencionada por lo hombres. Mientras que las mujeres relevan a la madre presente y cómplice pero también a la madre exigente.

La "tranquilidad económica" mencionado como regalo, tiene origen también en la preocupación respecto de las condiciones financieras en las que se vive como adulto mayor en Chile. Esta preocupación responde a un contexto nacional de discusión sobre pensiones y jubilaciones.

La "tranquilidad económica" es un regalo que mencionan más frecuentemente los hombres. Mientras que las mujeres dividen sus menciones entre el regalo de la tranquilidad económica y los viajes (experiencias). Pasar más tiempo con las madres es un deseo de la población mayor de 30 años.

¿Sentimos que conocemos a nuestra madres? 

Uno de los de elementos más relevantes de la investigación tiene que ver con el conocimiento, y en rigor, con el desconocimiento de los muchos de los encuestados manifiestan tener sobre sus madres.

Si bien la mayoría considera que conoce o conoció mucho a su madre, otro no menor 36% define que apenas la conoce "lo justo", "poco" o "casi nada" (ver infografía).

Lo más llamativo del estudio, es que quienes siente que conocen menos a sus madres son los más jóvenes, donde la cifra se alza a 42% en relación a lo "justo", "poco" o "casi nada".

"Los jóvenes crecieron viviendo la incorporación de las mujeres al mundo laboral. La incorporación al trabajo diversificó las experiencia de las mujeres por una parte, generando un mayor conjunto de relaciones fuera del hogar y el entorno cercano", dice Alejandra Ojeda.

"Mirar a la madre y preguntarse si uno la conoce es un ejercicio mucho más complejo que antes. Y si pensamos a nuestra madre como una mujer, no sólo como una madre, tenemos más posibilidades de concluir diciendo que la conocemos poco", agrega.

Carola Naranjo, antropóloga U. de Chile,  especialista en enfoque de género de la Consultora Etnográfica+  dice que el conocimiento de nuestras madres, siempre está mediado por la relación de maternidad que tenemos con ellas. "Con esto me refiero a que nos olvidamos que nuestras madres son personas, mujeres, que tienen intereses, gustos, personalidades particulares, muchas veces incluso la gente se olvida o no conoce que las madres tuvieron una vida antes de que nacieran y eso siempre es una incógnita o una faceta totalmente desconocida de las madres".

Los sacrificios de las madres 

Según la investigación, hay un consenso general que las madres han realizado sacrificios en función de sus hijos. Y estos sacrificios son de distinta índole, siendo los dos más frecuentes el trabajar toda la vida para dar una buena calidad de vida a la familia y dejar de lado sus proyectos personales o no completar su educación.

Estos sacrificios son reconocidos tanto por hombres como por mujeres, según la investigación, así como en las distintas edades y niveles socioeconómicos sin distinción.