Éxito económico. Familia. Salud. Las variables para experimentar felicidad pueden ser variadas. Pero existe un factor que relevante y no depende sólo de la persona o su voluntad: el nivel de educación.
Un vínculo que en Chile presenta cifras que indican que a mayor nivel de educación, mayor también es la felicidad que se declara. Quienes no tienen educación o solo tienen educación básica, reportan un 42% de felicidad, mientras que aquellos con los niveles de educación más altos, declaran un 79%.
Los resultados se desprenden de un estudio realizado por Activa Research, en sociedad con WIN (Worldwide Independent Networkof Market Research), que aborda los niveles de felicidad mediante 30.890 entrevistas en 40 países, incluido Chile, el que se dio a conocer hoy con motivo del Día Internacional de la Felicidad.
En términos generales, el 63% de la población en Chile se declara muy feliz. Porcentaje que se presente como levemente mayor en la población femenina (60%), que en la masculina (56%).
Y en cuanto a edad, según indica el estudio, las personas entre 40 y 49 años se declararon más felices (69%). Luego viene el grupo entre 30 a 39 años (62%), el de 18 a 29 años (54%) y el de 50 años y más (52%).
Llama fuertemente la atención el menor nivel de felicidad de los jóvenes chilenos, indica Catalina Carreño, Gerente de Marketing Insight de Activa Research. Si se analiza ese segmento a nivel mundial, explica, si bien históricamente era el grupo más feliz, se observa una caída en el indicador en esta última medición. "Por lo tanto es un hallazgo que llama a poner énfasis en lo que está pasando con los más jóvenes. Así, nos encontramos con que los adultos entre 30 y 49 de declaran más felices y este diagnóstico se observa en Chile y el resto de los países del estudio".
Factor educación
La conclusión del importante vínculo entre educación y felicidad se llega a todos los países, dice Carrero. Se trata de un diagnostico transversal. "La educación juega un rol crítico en el estado de felicidad declarado: aquellas personas que no tuvieron acceso a educación o no finalizaron sus enseñanza básica, muestran muy bajos niveles de felicidad. Lo interesante es que el lograr finalizar la enseñanza media ya permite observar una recuperación importante en el indicador", sostiene.
Los resultados muestran que la declaración de felicidad en quienes cuentan con educación de post grado es de 79%. Porcentaje que desciende según baja el nivel de educación. Así, con educación superior completa se declaran felices el 61%, con educación media completa alcanza el 60% y con educación básica completa esa cifra llega a 42%.
Esa relación es un área que estudia incluso la economía. Hace años que el economista estadounidense Richard Easterlin, plantea la relevancia que tiene el factor educación. El experto de la Universidad de Pensilvania, analizó más 30 estudios realizados en 90 países entre 1946 y 1970, sobre felicidad, y encontró que el crecimiento económico no conduce a una mayor felicidad.
Easterlin descubrió que la educación mejorara: aquellos con más educación tendían a tener ingresos más altos. Pero a medida que los ingresos de una persona aumentaban con el tiempo, su felicidad no. Sin embargo, sí el aumento de la felicidad comenzaba temprano en la vida para aquellos con más educación y persistió a lo largo de sus vidas. El estereotipo de "tonto y feliz", plantea en sus trabajos Easterlin, no sería efectivo. Más bien, las personas con más educación eran más felices que las que tenían menos.