En nuestro país viven más de 200 mil individuos con algún tipo de demencia, situación que impacta no solo al paciente sino también al entorno familiar, generando, además de un menoscabo económico por los costos directos e indirectos asociados a esta enfermedad, también frecuentemente estrés, fatiga y trastornos del ánimo en los cuidadores.
Desde el inicio de la epidemia por Covid-19, se han tomado una serie de medidas y restricciones que buscan minimizar el riesgo de contagio, en particular en adultos mayores, grupo que, por distribución etaria, incluye a la mayoría de los pacientes con demencia o deterioro cognitivo. Cada medida de prevención que indican las autoridades puede tensar aún más la ya frágil dinámica de este binomio cuidador-paciente: distanciamiento social, confinamiento domiciliario y el reto de mantener una rutina que combine la protección del paciente con demencia con la estabilidad conductual necesaria para mantener la cuarentena.
En este sentido, es importante mantener pautas básicas en nuestro día a día para facilitar la convivencia con la persona con demencia y prevenir su contagio durante el periodo de aislamiento.
Para ello hacemos las siguientes diez recomendaciones generales:
1. Desarrollar rutinas con horarios definidos. Muchos pacientes con demencia tienen dificultades para adaptarse a los cambios en sus actividades cotidianas.
2. La información sobre la epidemia puede explicarse en términos simples. Si el paciente no logra asimilar la información, se puede simplificar o dar explicaciones alternativas.
3. Realizar actividades recreativas que el paciente conozca de antemano. Recuerde que el aprender las reglas de un juego o actividad desconocida puede traducirse en estrés adicional e innecesario. Es el cuidador el que puede y debe adaptarse a las posibilidades del paciente.
4. Mantener los horarios de comida y sueño, evitando las siestas prolongadas durante el día. También se debe evitar el café, té o mate después de las 17:00 y reservar el dormitorio solo para la noche (evitar comer o trabajar en el mismo lugar donde se duerme).
5. Es probable que la convivencia durante el confinamiento prolongado provoque conflictos entre el paciente y sus cuidadores. Evite las discusiones innecesarias y el uso de un tono imperativo. Recuerde que no es un objetivo “convencer” al paciente o imponer un punto de vista. Incluso en el remoto caso de que lo logre, es posible que el paciente al día siguiente no recuerde lo conversado.
6. Evitar visitas, pero mantener contacto telefónico o por videollamada con amigos o familiares cercanos.
7. Es recomendable realizar actividad física rutinaria en el domicilio, pero por lo menos 2 horas antes del horario de sueño. Si su casa cuenta con patio o terraza, es recomendable usar este espacio periódicamente.
8. Estar alerta ante posibles señales de contagio por Covid-19; además de los síntomas como fiebre, tos, decaimiento o dolor de garganta, los adultos mayores con demencia pueden presentar cambios súbitos de conducta, distractibilidad, somnolencia leve o lenguaje incoherente, fuera de lo acostumbrado para sus síntomas habituales. En estos casos, es recomendable buscar orientación médica.
9. Mantener controles médicos no presenciales. Muchas clínicas, hospitales y centros de memoria están implementando atención a distancia para que el médico tratante pueda asistir al paciente y al cuidador. Esto es particularmente relevante en el caso de los adultos mayores con demencia, cuyo traslado representaría un verdadero desafío en cuanto a mantener medidas de prevención de contagio durante un trayecto prolongado.
10. Por último y no menos importante, el cuidador debe intentar mantener un espacio de distensión independiente del paciente. Si es posible, alternar las tareas de cuidado con otros familiares que vivan en el mismo domicilio.
* Neurólogo de la Unidad de Memoria de Clínica Dávila y de Inger