El estudio Cuidar, hecho por investigadores multidisciplinarios de la U. Alberto Hurtado, U. Mayor y U. Católica, evaluó tiempos, formas y espacios de cuidado en casa durante la pandemia entrevistando a 2.005 personas en la primera quincena de mayo.
Los resultados muestran que antes de la llegada del Covid-19 el cuidado de los niños menores de 12 años durante las mañanas estaba básicamente a cargo de los establecimientos educacionales (66% de los encuestados dijo eso). Durante la tarde la tendencia cambiaba y quedaba en manos de las madres (49%) o el servicio doméstico (22%).
En cuarentena los resultados son otros y muestran que son las madres quienes se hacen cargo de sus hijos en la mañana (73%) seguidas muy lejos por los padres (12%). En la jornada de la tarde sube un poco la presencia del cuidado masculino: 69% las mamás y 17% los papás.
Los investigadores creen que la pandemia ha agudizado la feminización de los cuidados en los hogares chilenos. “Si bien esto es algo que se intuía, el encontrarnos con este dato confirma la idea de que las mujeres son quienes se hacen cargo de sostener los cuidados en casa, fenómeno que se da actualmente independientemente de si ellas mantienen su trabajo remunerado o no”, explica Sebastián Rojas, académico adjunto de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Andrés Bello. En este contexto, el 69% de las mujeres que asume roles de cuidado se encuentra trabajando.
“El estudio reveló que el trabajo de cuidado que realizaban los establecimientos educacionales se traspasó casi íntegramente a las madres, lo que aumenta su sobredemanda”, dice María Alejandra Energici, profesora asistente de la Facultad de Psicología de la Universidad Alberto Hurtado.
Un 71% de los encuestados con menores de 12 años a cargo declaran sentir que es difícil hacer las actividades entregadas por los establecimientos educacionales en el contexto actual, y un 66% de ellos se encontraría muy en desacuerdo con que les mandasen más actividades.
“El estudio reveló que el trabajo de cuidado que realizaban los establecimientos educacionales se traspasó casi íntegramente a las madres, lo que aumenta su sobredemanda”, dice María Alejandra Energici, profesora Asistente de la Facultad de Psicología de la Universidad Alberto Hurtado.
En relación a los hombres, los datos mostraron que su participación en este aspecto es mucho menor. “Eso se mantiene pese a que ahora se encuentran en casa y podría participar de un modo mucho más activo de este proceso. Esto no implica que los hombres no se involucren en los cuidados, pero sí que su nivel de involucramiento es menor”, cuenta Rojas, quien agrega que la participación de los hombres en los temas de cuidado ha aumentado transversalmente en todos los segmentos del día en relación al periodo anterior a la pandemia. Por ejemplo, durante la mañana los hombres ahora colaboran seis veces más que antes de la llegada del virus.
En cuanto a las actividades laborales, un 36% de los encuestados perciben que sus horas de trabajo han aumentado en el último mes. De este grupo, un 41% corresponde a hombres y mujeres que cuidan al menos a un menor de 12 años. En el caso de ellos, los que conviven con menores de 12 años no reportan un incremento en su percepción de horas de trabajo que deben realizar, algo que no ocurre con las mujeres.
“Pensamos que esto se encuentra asociado a que la familia le permite de mejor modo a los hombres marcar tiempos y diferenciar espacios. En ese sentido, habría una suerte de función protectora de lo familiar sobre ellos. Esto no pasaría con las mujeres, porque las labores de cuidado que deben asumir, y las labores de trabajo remuneradas, mayormente se superponen y no crean dos instancias claramente diferenciables”, analiza Energici.
“Pensamos que esto se encuentra asociado a que la familia le permite de mejor modo a los hombres marcar tiempos y diferenciar espacios. En ese sentido, habría una suerte de función protectora de lo familiar sobre ellos”, comenta Energici.
Otro antecedente que vino a confirmar la investigación es la ayuda que ha representado para el cuidado de los niños la tecnología. Un 73% de las mujeres declara sentir que en el último mes la televisión, computador, teléfonos y/o tabletas han sido una ayuda para el cuidado de los menores. En el caso de los hombres, esto corresponde a un 69%.
El sombrío momento de la salud mental
El estudio también mostró el valor del trabajo como factor de protección de la salud mental. Las personas sin empleo reportaron sentirse más sobrepasadas, cansadas, frustradas y frente a un futuro incierto que los ocupados laboralmente, quienes dijeron sentirse más afortunados y tranquilos. Aunque hubo algo en lo que empataron: tenían la misma cantidad de miedo.
“Las personas encuestadas que no se encuentran actualmente trabajando se sienten más sobrecargados que aquellos que sí se encuentran trabajando. Podríamos esperar que fuese lo contrario. Pero luego, al analizar sus principales preocupaciones en torno a la presión impuesta por Covid-19, encontramos temáticas como el miedo a perder sus fuentes de ingresos o miedo a los costos asociados a una permanencia prolongada en un hospital o clínica”, cuenta Energici.
En ese plano el estudio también recabó información sobre salud mental, con un 73% de los encuestados declarando sentir que necesitan apoyo emocional. Un 24,4% de ellos dijo que cree que este respaldo debería ser dado por un profesional, mientras que el resto declaró necesitar apoyo emocional de familiares o amigos.
No es todo. Un 25% de los encuestados reportó estar tomando en la actualidad algún fármaco para su salud mental. Un 42% de quienes lo reconoce dicen que que no asisten regularmente a un sicologo o siquiatra.
Un 25% de los encuestados reportó estar tomando en la actualidad algún fármaco para su salud mental. Un 42% de quienes lo reconoce dicen que que no asisten regularmente a un sicologo o siquiatra.
“Nos llamó la atención el alto porcentaje de encuestados que mencionaron la necesidad de sentir apoyo emocional durante el último mes”, dice Rojas, quien agrega que esto es relevante porque si bien está circulando una sensación de necesitar ayuda, no es tan alto el porcentaje de encuestados que activamente la buscó. “Existe en ese sentido una sensación de malestar que parece no conducir a pedir auxilio profesional, sino que más bien se trata de autogestionar mediante otros modos, como el consumo no supervisado de psicofármaco”, detalla el investigador.
Las mascotas y el emocional en cuarentena
Por otra parte, quienes estaban asistiendo regularmente a sus lugares de trabajo o quienes están en modalidad de turnos presenciales, declararon en mayor medida necesitar apoyo emocional, en comparación a quienes se encontraban en modalidad de teletrabajo. “Si bien el teletrabajo supone desafíos cotidianos, el tener que moverse en la ciudad y el riesgo de contagio parece ser un factor de mayor estrés”, comenta Energici.
En ese sentido surgió un insospechado factor protector: las mascotas. Un 27% de quienes declaran tener, reportaron que les han ayudado a sobrellevar sus emociones actuales. Un 29% declara que se acompañan mutuamente. Esto se hace más marcado al diferenciar entre quienes cuidan menores de 12 años y quienes no, mostrando que en los hogares donde no hay niños las mascotas han jugado un rol crucial en sensación de bienestar de quienes las habitan.
“Existe en ese sentido una sensación de malestar que parece no conducir a pedir auxilio profesional, sino que más bien se trata de autogestionar mediante otros modos, como el consumo no supervisado de psicofármaco”, comenta Sebastián Rojas.
“Esto hace mucho sentido. En un contexto de confinamiento, nuestras mascotas nos acompañan. Esto no se repite, no obstante, en el caso de quienes cuidan menores”, concluye Energici.