La cuarentena es la separación y restricción del movimiento de personas que potencialmente han estado expuestas a una enfermedad contagiosa. Busca principalmente reducir el riesgo que otros se infecten.
Pero además implica aislamiento social. Se interrumpe la rutina y con ella muchos tratamientos médicos. Un aspecto complejo en el caso de los terapias psiquiátricas.
Independiente del diagnóstico, un tratamiento psiquiátrico debe considerar un mínimo de seis meses, explica Paulina Troncoso, psiquiatra de la Clínica Universidad Católica, “ya que es un proceso terapéutico que requiere un monitoreo extendido en el tiempo de la conducta y emocionalidad del paciente”.
Tratamiento con psicofármacos
Pese a la cuarentena, mantener la regularidad de la terapia es importante en el caso de las personas que están siguiendo un tratamiento con psicofármacos. El especialista debe monitorear en forma constante la evolución del paciente y su reacción a los fármacos, señala Troncoso, en términos de salud tanto mental como física, “para contrarrestar posibles efectos adversos o regular la dosis en función de la etapa del tratamiento”.
Muchos tratamientos psiquiátricos y psicoterapéuticos requieren una buena regularidad, “dado que muchas de las enfermedades suelen ser crónicas o recurrentes”, indica Adrian Mundt, psiquiatra y académico de la Universidad Diego Portales.
Y si bien los efectos se pueden percibir a partir del primer mes, agrega Troncoso, seguir el tratamiento con psicofármacos por un tiempo prolongado -entre seis a ocho meses como mínimo- genera una protección adicional de hasta un año posterior al término del tratamiento, “lo que ayuda a prevenir o contener las recaídas o crisis de salud mental que el paciente pudiera experimentar durante ese periodo, entregando la protección y estabilidad adicionales que una persona puede necesitar al término de su tratamiento psiquiátrico”.
Gran parte de los fármacos que se ocupan en los tratamientos tardan un tiempo en ser efectivos. Por ejemplo, dice Mundt, los efectos de los antidepresivos, estabilizadores y antipsicóticos no son inmediatos, tienen un efecto cumulativo, frecuentemente desfasado. “Si los tomo de forma irregular o intermitente, puede pasar que no actúan. También la efectividad de la psicoterapia se ha mostrado con intervalos regulares, puede perderse cuando tengo muchas interrupciones o pausas”, señala-
Más sintomatología
Pero la actual pandemia y el aislamiento social son factores que puede aumentar sintomatología psiquiátrica, y no solo en quiénes están en tratamiento.
El encierro prolongado tendrá consecuencias para la salud mental tanto de personas sanas como enfermas, acota Troncoso, debido a las diversas alteraciones en la vida cotidiana que cada persona deberá afrontar en el contexto de la actual pandemia de coronavirus.
“Hablamos principalmente de alteraciones en el ciclo de sueño debido a una reducción en la actividad física normal, y un incremento generalizado en cuadros de ansiedad y depresión, inducido sobre todo por la saturación de información a través del consumo excesivo de medios de comunicación y redes sociales”, señala Troncoso.
Aquellas personas que antes o normalmente no presentaban síntomas psiquiátricos, agrega Mundt, pueden desarrollar cuadros ansiosos, angustiosos, depresivos, adaptativos al cambio de las rutinas y reactivos a la amenaza real. Incluso en individuos sanos o en sociedades enteras frente la amenaza real, dice el psiquiatra, se pueden producir reacciones paranoides.
Se puede apreciar un aumento de sintomatología preexistente o exacerbación de trastornos, por ejemplo, el consumo de sustancias. “Hay personas que se encierran en cuarentena aumentando el consumo de alcohol. Gente pueden recaer con cuadros depresivos recurrentes o incluso se pueden producir episodios de psicosis”, indica Mundt.
Para cuidar las emociones, se debe cuidar el cuerpo. Mantener una buena higiene del sueño, relacionada con alimentación saludable y actividad física, dice Troncoso junto con encontrar un balance adecuado en el consumo de información. “Cerca del mediodía, cuando la mente está más alerta, es un buen momento para informarse de lo que sucede en nuestro entorno, pero un par de horas antes de dormir se recomienda desconectarse de toda clase de pantallas que estimulen nuestra actividad cerebral”.
Terapia en línea
El cuerpo médico recomienda recurrir a herramientas tecnológicas para mantenerse en contacto con seres queridos durante la cuarentena. La interacción social ayuda a combatir el estrés, y es parte integral de la salud humana, dice Troncoso.
El mismo criterio se usa en el caso de las terapias en línea ¿Se pueden dar recetas de esa manera? Tanto en el sector público como privado, los centros médicos y farmacias están reaccionando para reducir las instancias presenciales en la entrega de medicamentos, "y una de las soluciones más exitosas y confiables es implementar recetas digitales, indica Troncoso.
“Esto es algo tan simple como enviar por correo electrónico una receta firmada por el facultativo -que puede ser escaneada o digital- y que el paciente imprime o presenta en su celular en la farmacia para obtener su prescripción”, explica la psiquiatra UC.
Muchos de los tratamientos psiquiátricos y psicológicos se pueden hacer por videollamada, complementa Mundt. También las recetas se pueden enviar de forma digital escaneadas o fotografiadas.
La única excepción, dice Mundt, son las recetas retenidas de sustancias que pueden causar adicción como los anxiolíticos o somníferos del grupo de las benzodiacepinas. “Tengo colegas que han enviado estas recetas por PedidoYa a a su destinatario. Yo normalmente pido que lo retiren personalmente a pesar de la cuarentena con salvo conducto. La instancia que por el momento requiere presencia estricta es la licencia médica porque el paciente tiene que ingresar su huella. Según lo que escuché están trabajando en soluciones que por el tiempo de la cuarentena sólo podrían requerir la huella del médico”, explica el académico UDP.
En términos de salud mental, la atención a distancia es la mejor opción para el actual contexto de pandemia global, resalta Troncos, ya que previene el contagio no sólo en la interacción médico-paciente, sino en todo el trayecto que ambas personas hacen hasta la consulta donde se reúnen.
La telepsiquiatría y telepsicología facilitan el acompañamiento que el especialista puede realizar a lo largo de toda la evolución del paciente, dada la facilidad de acceso que ofrece la comunicación digital. "En Canadá, por ejemplo, esta práctica es utilizada ampliamente en el sistema público de salud, y no sólo ha permitido reemplazar la atención a distancia cuando esta no es posible, sino que permite a una mayor cantidad de personas acceder a una atención de salud mental”, detalla Troncoso.