Desde que se implementó el confinamiento y cuarentenas en buena parte del país, más parejas han estado conviviendo las 24 horas del día al interior del hogar.
Lo que para algunas se ha transformado en una queja constante, sobre todo en redes sociales, cuando se profundiza en los aspectos positivos y negativos de la relación, la situación cambia.
Así lo demuestra un estudio realizado por Corpa Estudios de Mercado y Unifam. En una encuesta realizada a 428 personas (hombres y mujeres mayores de 18 años), el 79% de las mujeres dijo estar satisfecha con sus relaciones de pareja en lo que va de pandemia (36% muy satisfecha y 43% satisfecha), mientras que en los varones, la cifra sube a 86% (59 muy satisfecho y 27% satisfecho).
Cuando se les pregunta si la relación ha mejorado, el 57% de las mujeres dice que sí ha mejorado (28% dice que ha mejorado mucho y 29% que ha mejorado). En los hombres, la cifra es más alta llegando al 60% (38% cree que ha mejorado mucho y 22%, que ha mejorado).
En lo que más a mejorado es en la comunicación (29%), cercanía (27%) y empatía (10%) y ha empeorado en peleas (20%), ansiedad (20%) y en distanciamiento (12%).
“Una encuesta sobre la vida en pareja invita a las personas a reflexionar sobre todos los aspectos de su vida de pareja. Por eso hicimos preguntas abiertas en ambos sentidos: que ha mejorado y qué ha empeorado, dando la oportunidad de que las personas expresen todos los matices de sus experiencias de pareja, dentro de un contexto acotado, la pandemia. Esto ayuda a no evaluar la propia relación de pareja en relación a las expectativas ideales (”como a mí me gustaría que fuese”) sino en relación a lo que yo y el otro/a hemos construido”, dice Cristián Vásquez, psicólogo de Unifam
A su juicio, quizás una lección que nos deja la pandemia es precisamente, “no vivir persiguiendo expectativas, sino valorando lo que tenemos”. Por lo mismo, insiste Vásquez, no le sorprende que los resultados sean distintos a la percepción que se tienen las redes sociales: allí “muchas veces se expresan las personas que quieren desahogarse y no necesariamente reflexionar”.
“Los estudios indican que el concepto de ‘satisfacción’ engloba muchos aspectos y da una noción de más largo plazo. El sentirse satisfecho con la pareja que uno tiene no impide que haya aspectos que desagraden del otro o de la relación, pero en el global, considerando todas las cosas, sí entrega satisfacción”, agrega Pavel Castillo, economista de Corpa.
Sexualidad al final
Son varios los aspectos que son valorados de la vida en pareja. En el primer lugar está la confianza, seguida del compañerismo y el amor. A ellos le siguen el apoyo, el cariño, el respeto, la paciencia y la comprensión y en entre los últimos tres lugares, la sexualidad.
¿La razón? Según Vásquez, esto es muy esperable. “Estamos en una situación de amenaza, lo que implica que las energías del individuo y familia están focalizados en la sobrevivencia. La vida sexual, se hace posible por la emergencia del erotismo y del deseo. Pero esto está biológicamente inhibido por la presencia de intensos factores estresantes y por sobre todo la incertidumbre. Esto, hasta donde sabemos, sucede en muchos animales, y especialmente en los mamíferos, donde se encuentran dificultades para la reproducción en contextos de confinamiento”, detalla.
En este análisis también hay que considerar que muchas parejas están viviendo con otros la cuarentena, como los hijos mayores que vuelven a la casa de los padres, lo que según el psicólogo “limita la privacidad, que es la antesala para el diálogo erótico”.
Entre las personas que se encontraban viviendo sin su pareja en este período de cuarentena, el 56% dijo que le habría gustado pasar este tiempo con su pareja, para sentirse apoyados (49%), tener compañía (43%), o simplemente compartir un momento (16%).
Diferencias socioeconómicas
Cuando se considera los distintos grupos socioeconómicos en la respuesta a la pregunta sobre si la relación ha mejorado, en el grupo ABC1, sólo un 14% considera que ha mejorado mucho su relación, mientras que en el grupo medio bajo (C3D), esta cifra llega al 42%.
“La gran diferencia entre clases sociales es muy interesante, y probablemente responda a la distancia de tiempo de ocio que se tienen. Una persona de clase alta tiene un buen trabajo, destina menos tiempo a movilización y muchas veces tiene personal de servicio que le ayuda en las tareas del hogar. Distinto es la realidad en sectores menos acomodados, en donde muchas veces se destinan más de 3 horas al día en movilización, con trabajos precarios y sin ayuda doméstica. Todo eso afecta al tiempo y tranquilidad que se tiene para estar en pareja”, dice Castillo.
Entonces, en esta nueva situación de pandemia, las parejas de clase media baja y baja tienen mayor espacio y tiempo de compartir en el día a día, “en una situación donde además se valoran y afianzas más los lazos con el núcleo emocional más cercano debido a las amenazas externas”, agrega.