Según detallan los estudios realizados por el Servicio Nacional de Geología y Minería, el volcán Villarrica comenzó su actividad hace unos 650.000 años y ha desarrollado erupciones explosivas y efusivas, con emisión de material magmático en forma de flujos de lava, caída de cenizas, flujos piroclásticos y lahares. Actualmente es considerado el más peligroso del país, número uno en el Ranking de Riesgo Específico de Volcanes Activos de Chile y considerado uno de los volcanes con mayor registro históricos de erupciones de Sudamérica.

Desde 1558 se han producido al menos 49 erupciones, principalmente de carácter efusivo. La erupción más importante del siglo XX se registró en 1948, con el desarrollo de flujos piroclásticos de pequeño volumen que afectaron el flanco occidental del volcán. La última erupción del Villarrica ocurrió en 2015. ¿Qué tan devastador ha sido el historial eruptivo del Villarrica, el más activo y monitoreado de nuestro país?

Este macizo volcánico tiene 2.847 metros de altura, se encuentra activo y su cráter es de sólo 200 metros de diámetro. Ya en el siglo XVI tuvo varios estallidos, como los de 1558 y 1575, que destruyeron el pequeño asentamiento de Villarrica. Luego fue la erupción de 1640, acompañada por fuertes sismos, y las de 1647, 1751 y 1755.

Durante el siglo XIX se vivieron cuatro erupciones centrales: las de 1860, 1874, 1876 y 1883. En la primera mitad del siglo XX se registran movimientos entre 1906 y 1908, así como una gran erupción en 1948 y 1949. Esta última provocó una de las peores catástrofes que hayan afectado a la zona, a raíz de una explosión que generó una nube volcánica el 18 de octubre.

Según cuenta Lorenzo Casertano en su libro Actividad del volcán Villarrica en el curso de este siglo, en la erupción de 1948 de inmediato se produjo el deshielo de las nieves eternas del cono, formándose lahares (o aluviones volcánicos) en todo el contorno del Villarrica. Los aludes más grandes bajaron en el sector norte, que comprende la ciudad de Villarrica y Pucón, por los ríos Voipire, Molco, Loncotraro, Correntoso y Turbio, llegando hasta el lago Villarrica. Otra masa de barro volcánico bajó por el lado de Coñaripe, llegando al lago Calafquén.

Todas las corrientes de barro arrasaron grandes árboles, enormes troncos y bloques de lava de hasta 20 m3 de dimensión, destruyendo bosques, viviendas, caminos y cuantas construcciones encontraron a su paso. En sus recorridos abrieron surcos profundos hasta seis metros y anchos hasta más de cincuenta metros. Los ríos salieron de sus cauces, alcanzando, en algunos puntos, un ancho hasta más de 1.5 km. El nivel del lago Villarrica subió en casi un metro. Carabineros registró la muerte de 23 personas y la desaparición de otras 31.

La siguiente erupción ocurrió en 1963, con flujos de lava y especialmente flujos de cenizas, afectando a Pucón, Villarrica, Coñaripe y Trancura, entre otras localidades. La erupción del 29 de diciembre 1971, a su vez, ha sido una de las más trágicas en la historia contemporánea del volcán, siguiendo similar recorrido a las anteriores: la lava del volcán dejó un total de muertos y desaparecidos que llegó a 28 personas.

Las catastróficas erupciones del volcán Villarrica a lo largo de su historia

Treinta millones de metros cúbicos de lava bajaron hacia el lago Calafquén, arrasando todo a su paso. Pequeños asentamientos como Coñaripe, Pocura, Traitraico, Quilentué, Llauquén, Chaillupén y Llanahue sufrieron sus consecuencias y miles de personas fueron evacuadas. La siguiente erupción del Villarrica ocurrió en 1984, cuando el cráter central entró en actividad. En dos semanas, el volcán eyectó dos millones de metros cúbicos de lava.

Pese a la gravedad de la situación, no hubo víctimas fatales. El volcán Villarrica volvió a erupcionar en 2015, lo que ocasionó la evacuación de casi 6 mil personas, sin víctimas fatales contabilizadas.

Recientemente el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) decretó alerta naranja debido a la actividad del volcán Villarrica. A través de un Reporte Especial de Actividad Volcánica (REAV), el organismo técnico informó que la decisión se fundamenta en que se ha observado un incremento paulatino de la energía y ocurrencia en las señales asociadas a movimientos de fluidos, llegando la máxima a 64,7 cm2 de desplazamiento reducido. Además, se constató una señal acústica asociada de 21.8 Pascales (Pa) y valores de anomalías térmicas altas, con un máximo de 107 Mw.

¿Es esto indicio de que el volcán entre nuevamente en actividad? ¿Cuáles son los principales peligros y acciones a seguir en caso de que la actividad del Villarrica desencadene en erupción? Superficialmente, se han observado explosiones estrombolianas, que generan emisiones de material piroclástico balístico en las cercanías al cráter, además de incandescencia y detección de anomalías térmicas. Lo anterior sugiere que el sistema volcánico ha evolucionado hacia una fase de mayor inestabilidad.

Fotografía tomada desde la ciudad de Pucón. Diciembre de 1971. Archivo Nacional.

Volcán Villarrica en actividad: este es el mayor peligro si hace erupción según dos geólogos

“Eventualmente los peligros son siempre los mismos. Al momento de ocurrir una erupción, en el caso del Villarrica, los lahares son lo más importante”, afirma el director del Instituto Milenio de Investigación en Riesgo Volcánico Ckelar Volcanes, Felipe Aguilera. Los lahares suelen tener un mayor impacto en estas fechas, donde hay más nieve, y las probabilidades de que ocurran son más altas.

¿Qué son los lahares y por qué generan mayor preocupación? Según explica el PhD. en Geología e investigador del Centro de Investigación para la Gestión Integrada de Riesgo de Desastres (Cigiden), Felipe Arón, los lahares son uno de los principales riesgos para los asentamientos humanos aledaños al Villarrica. “Un volcán emite nubes de ceniza que suben a la atmósfera. Sin embargo, en las cercanías del volcán, las cenizas más gruesas caen en un radio cercano al cráter y bajan por todas estas quebradas, cauces de ríos”, detalla.

Si se suma el calentamiento por la erupción, el derretimiento rápido de la nieve que está en la cima del volcán, esto desencadena en lahares que bajan por las quebradas que conectan principalmente con Pucón, donde están los ríos Pedregoso, Turbio, el río Pucón. Según comenta Arón, estos cauces son los canales perfectos para llevar este material que se está derritiendo y avanzando de manera explosiva, mezclado con este nuevo material que va saliendo del volcán. “Son aluviones volcánicos, si se pueden llamar a estos lahares”, comenta.

Erupción del Volcán Villarrica 2015. Foto: Agencia Uno

Se pueden alejar mucho más del centro volcánico mismo. Las zonas de Coñaripe, hacia la costa norte del lago Calafquén y la costa sur del lago Villarrica son zonas donde históricamente caen estos aluviones muy catastróficos.

Villarrica nuevamente en actividad: estos son los principales peligros en caso de una erupción

En el volcán Villarrica hay alta actividad, es uno de los más activos de Sudamérica, y esto se ve en los parámetros de los meses anteriores. Por ejemplo, el 22 de julio de este año y también el 12 de febrero fueron los días con mayor actividad sísmica volcánica. “En muchas ocasiones esto podría llevar a que pudiese ocurrir una erupción. Aunque eso todavía no está claro”, agrega Aguilera.

Por ejemplo, el 12 de febrero hubo 1.404 sismos en el volcán, solo en ese día; y el 22 de julio hubo 1.460 sismos. Por ejemplo, el sábado pasado solo hubo 208 sismos, pero en alrededor de dos horas. Aguilera comenta que durante el domingo pasado hubo hartos tremores, y prácticamente durante todo el día.

La alerta naranja, decretada por Sernageomin, está puesta como una medida precautoria que eventualmente podría desencadenar en una erupción. Al generar alerta se crea una medida de prevención inmediata, ya sea por la alerta misma, como también por el radio de exclusión que se puso de 8 kilómetros.

Mapa de peligros volcánicos. Fuente: Sernageomin.

“Eso permite evacuar gente y también permite actuar más rápido si es que llega a ocurrir una erupción. Ahora, esto podría simplemente pasar, como viene ocurriendo desde el año pasado, y no ocurre absolutamente nada más”, manifiesta el vulcanólogo. La puesta en alerta es precautoria, pero no necesariamente indica que viene una erupción. Eso hay que tenerlo claro.

Muchas veces estas cantidades de sismos son grandes, pero no necesariamente indica que vaya a venir algo. Por ahora la combinación de tipos de sismos no indican tan claramente que pudiese ocurrir una erupción prontamente. “No podemos hablar en este momento de que sea un proceso de reactivación, ya que puede ser un ciclo donde el volcán aumenta su actividad sísmica y luego descansa. Esos son pulsos que pueden emitir los volcanes”, manifiesta Arón.

El volcán Villarrica es también el más monitoreado del país, tanto por su actividad como por los peligros para los asentamientos cercanos que podría generar una erupción. “Además de cámaras hay sismómetros que miden los temblores que ocurren a propósito de la actividad volcánica. Muchas veces el movimiento de material dentro del volcán genera ruido sísmico, entonces los sismómetros son indicadores importantes en cambios en la actividad”, detalla el geólogo.

Respecto a la gestión del riesgo de desastres en el país, el investigador de Cigiden y académico de la Universidad de Chile expresa que la labor que ha hecho Sernageomin es destacable. “De todas las amenazas naturales que tenemos en el país, creo que ésta es una de las que estamos más avanzados en términos de manejo de la amenaza previa a una posible erupción. Estamos viendo un monitoreo y una preparación previa que se está tomando en cuenta y que se traduce en políticas públicas que se transforma en evacuaciones y radios de exclusión de la zona, proyecta.

Volcán Villarrica. Foto: Agencia Uno

Ahora, aún es difícil predecir el comportamiento del volcán Villarrica para los próximos días. Puede que esta actividad volcánica concluya con que se acabe este proceso de reactivación y que no erupcione. Sin embargo, los científicos valoran que todas estas medidas de gestión y conciencia operen en función de la información técnica que generan los instrumentos y organismos de vigilancia de volcanes. “Es algo que deberíamos transferir con otros tipos de amenazas naturales importantes que tenemos, como las grandes inundaciones y los aluviones”, concluye Arón.