Al entrar en el período denominado geriátrico, perros y gatos sufren pérdida de fuerza y agilidad, cambios en el metabolismo, pérdida de visión y audición, disminución de su masa ósea, pérdida de dientes y problemas con la piel. Por eso, es necesario que tengan anualmente, por lo bajo a esa edad, un chequeo preventivo que les permitirá una mejor vejez.
En los años 90, las mascotas tenían una vida promedio de ocho años, pero hoy los perros viven en promedio 12 años y los gatos 16 años, debido a los cambios en el cuidado que le han dado a las mascotas, como el cambio de mentalidad.
Como por ejemplo, pasar de “tener animales en el patio de la casa para que cuiden y se coman los ratones a tener un nuevo integrante en la familia, y por lo tanto, un contacto más afectivo para con las mascotas” dice el Dr. Ignacio Arias, médico veterinario especialista en traumatología y académico de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (Favet) U. de Chile.
Asimismo sucedió con los cambios de dietas, el desarrollo de vacunas, y que las personas se preocuparan más de llevar a sus mascotas al veterinario, lo que ha permitido que aparezcan nuevas especialidades veterinarias en edades más avanzadas que van desde la endocrinología a la zoopsiquiatría, pasando por la cardiología, traumatología y la oftalmología.
Pero lo importante es conocer cuándo comienza la vejez en perros y gatos y estar alerta para prevenir enfermedades.
Cabe mencionar que los felinos empiezan su edad madura a los 7 años y la vejez de los perros está asociada a su peso. Las mascotas de más de 15 kilos son mayores a los 8 años y las más livianas alrededor de los 10 años.
“Al igual que en nosotros los humanos, con la edad empiezan a aparecer diversos problemas en varios sistemas y órganos, entre ellos el cerebro”, explica el Dr. Diego Elgueda, médico veterinario, doctor en neurociencia y académico de Favet.
Por eso, un problema que ha ganado notoriedad en los últimos años en las mascotas geriátricas es el Síndrome de Disfunción Cognitiva Canina, el cual comparte muchas características con el Alzheimer de los humanos.
Alzheimer en perros
Al igual que en los humanos, la enfermedad de tipo Alzheimer también aparece con la edad en las mascotas. Una forma de demencia en la cual existe una acumulación patológica y progresiva de una molécula llamada beta-amiloide en el cerebro, que afecta la capacidad cognitiva, la memoria, y las habilidades sociales, al punto de impactar significativamente el diario vivir de los animales.
Con la edad, los órganos de los sentidos pierden su agudeza y los perros en su vejez comienzan a perder la visión, tener sordera e incluso perder el olfato, lo que puede generar que se terminen aislando, y se genere el riesgo de que padezcan el Síndrome de Disfunción Cognitiva Canina, muy parecido al alzheimer en humanos.
En general se ha observado que esta enfermedad afecta a perros de edad avanzada con una muy alta prevalencia. Un 28% de los perros entre 11 y 12 años la pueden padecer, y a mayor edad (15-16 años) puede alcanzar a afectar a un 68% de los pacientes.
¿Cómo ver las señales? El Dr. Elgueda, explica que pueden aparecer cambios conductuales, “como defecar u orinar en lugares poco habituales, o que de pronto se desorienten en la casa o que comiencen a ladrar repetitivamente sin causa aparente”.
Además, pueden comenzar a desconocer a la gente del hogar, reaccionar diferente con las visitas y presentar desórdenes del ciclo de sueño.
Lamentablemente esta es una enfermedad degenerativa y progresiva, que no tiene cura, por lo que el especialista recomienda que si se observan estos cambios, es importante facilitar el desplazamiento de las mascotas en el hogar, darles más paseos como oportunidades para ir al baño, evitar cambios drásticos en el hogar, como adoptar nuevas mascotas o mover los muebles.
“Sobre todo, hay que procurar enriquecer su vida, ya sea dándoles más cariño y ayuda, hablarles y jugar más con ellos, procurando siempre que esto esté dentro de sus capacidades y no les cause incomodidad” señala.
Tratar el cáncer
La edad es claramente un factor de riesgo para la mayoría de los tumores en mascotas porque al aumentar la edad, pierden la eficiencia para reparar las alteraciones fundamentalmente de carácter genético, y por lo tanto aumentan la probabilidad de que se desarrolle cáncer.
Los principales cánceres que afectan a las mascotas, fundamentalmente perros y gatos, son los tumores mamarios (en las hembras) y en general el linfoma, un cáncer linfático que afecta básicamente nódulos linfáticos y el mastocitoma, un tumor que genera manifestación fundamentalmente a nivel cutáneo.
Asimismo los tumores de piel, que en general tienden a ser frecuentes y detectados por los propietarios de forma más fácil.
El Dr. Cristián Torres, médico veterinario especialista en cáncer y académico de Favet, comenta que “es una enfermedad difícil de prevenir, porque depende de cada tipo de cáncer. En el caso de tumores mamarios en perros, si se hace esterilización a edades tempranas - antes del primer año de vida- el riesgo que desarrollen cáncer mamario disminuye casi a cero, pero esta puede incrementar el riesgo de otros cáncer”.
Señales a tener en cuenta para prevenir un cáncer
“La aparición de cualquier masa, de una especie de bulto en cualquier localización debe llevar a la alarma y deberían consultar inmediatamente una vez eso se detecta”, señala el especialista. Otra señal de alarma es la pérdida de peso sin causa aparente, al igual que la presentación de heridas que no cicatrizan o que tienden a no cicatrizar.
Por eso, es muy importante que los animales mayores de 6 -7 años deben tener controles dos veces al año, para hacer un examen exhaustivo y detectar algún tipo de tumor. “Es la única posibilidad de hacer detección precoz y dar el tratamiento eficaz para esta enfermedad”, agrega.
Asimismo, el efecto raza también es relevante, pero dependerá del tipo de tumor, porque incluso las mismas razas no tienen la misma predisposición a todas las enfermedades tumorales que pueden desarrollar.
En cuanto a los tratamientos contra el cáncer para mascotas son muy parecidos a los que se usan en humanos, y se basan en dos estrategias: la cirugía, que permite el control local de tumores y la quimioterapia, para tipos de cáncer que tienen una alta posibilidad de diseminarse o para otros que ya están diseminados.
Entender que ya no son jóvenes
“¿Usted llevaría a subir trotando el Cerro San Cristóbal a su abuelita de 80 años?”, es lo que el doctor Ignacio Arias debe repetir en su consulta a los tutores como una forma de concientizar la edad humana que tienen sus mascotas.
Sucede que los perros, al igual que los humanos, con el paso de los años sufren de dolores en los dedos, rodillas y caderas, y sus articulaciones ya no son las de un cachorro. “Las principales patologías que aquejan a las mascotas viejitas, son las enfermedades crónicas. Similar a lo que ocurre en nuestros abuelos, las enfermedades como la diabetes, cardiopatías y cataratas y artritis-artrosis de articulaciones son enfermedades propias de la vejez”.
Patologías que en la actualidad pueden ser prevenidas o retardadas en su aparición con mantener una dieta adecuada y acorde a la edad de la mascota, evitando que se produzca sobrepeso y actividad física acorde los años de la mascota. “Junto a esto, los tutores deben pedir guía al profesional médico veterinario y estar conscientes que no pueden exigir físicamente de la misma manera a una mascota joven de 2 años a una viejecita de 10 años” reitera Arias.
Otra recomendación que si observa que su mascota comienza a cojear, no debe pensar que es para exagerar o llamar la atención “la gran mayoría de ellos lo hacen por una patología que los está aquejando. Por lo que, se debe acudir al traumatólogo para hacer una examen clínico ortopédico y detectar que es lo que está pasando” agrega.
Según el médico veterinario especialista en traumatología, en un estudio realizado por la facultad sobre 300 rodillas con diagnóstico clínico de corte de ligamento cruzado craneal de la rodilla (causa más común de cojera en los perros adultos), “el promedio de demora de los tutores en traer a la mascota a mi consulta ortopédica desde que visualizaron por primera vez la cojera fue de 18 semanas”. Lo que muestra que la respuesta de los tutores es más lenta en Chile que en otras partes del mundo, donde este tiempo es en promedio 2 semanas. “Por lo tanto, no hay que dejarse estar en casos de detectar cojeras”, finaliza.