“Se recomienda que los niños menores de dos años no salgan, ya que el uso de mascarilla es muy complicado y tienen mayor riesgo”. Esas fueron las palabras de la subsecretaria de Salud, Paula Daza pronunció cuando explicaba el permiso especial para que los niños puedan dejar sus casas por un momento y salir a la calle, plazas y parques en medio de esta pandemia por Covid-19.
¿Por qué para los niños menores de dos años el uso de las mascarillas puede ser complicado y riesgoso?
La respuesta está en su fisiología. Eduardo Jerez, pediatra y broncopulmonar de Clínica RedSalud Santiago, señala que los niños más pequeños tiene vías respiratorias más pequeñas y les cuesta respirar un poco más que a los adultos o niños más grandes. Si a eso se le suma que tendrán una barrera física de tela como la mascarilla, más limitada verán su respiración.
Además, como son bebés, no saben expresar lo que les pasa y no podrán avisar, como si lo podría hacer un niño más grande, que la mascarilla les molesta, les aprieta, se les corrió de lugar o que están incómodos.
A juicio de Ricardo Pinto, brocopulmonar infantil de Clínica Las Condes, los niños menores de dos años no deben usar mascarillas pero admite que incluso hasta en niños de cinco años, el uso de estos elementos, es complicado.
“Los niños pequeños, como tienen nariz, tráquea y laringe, muy pequeñas, hacen mayor esfuerzo para respirar y si le tapan las vías, se ahogan y aumenta en ellos la frecuencia cardíaca y pueden tener taquicardias. Lo pueden pasar tan mal, que el mismo ahogo les puede causar naúseas y vómitos y como está con mascarilla, los adultos podrían no darse cuenta de esta situación y el menor, termina además, tragándose ese vomito”, advierte Pinto. Con la mascarilla, agrega, los adultos tampoco se dan cuenta de si el niño está cianótico o no.
“Hoy día hay mascarillas de muchos materiales diferentes, de fabricación casera, y hay materiales que no son tan apropiados, con distintos plieques, tirantes y formas de abrochar que pueden incluso enredarse en el cuello de los niños, complicando todo”, dice Jerez. A eso se tiene que sumar, que los niños pequeños se sienten incómodos con cosas en la cara o la cabeza y esa molestia hará que el menor, esté todo el tiempo llevándose la mano a la boca para quitarla.
Mascarillas son para adultos
“Las mascarillas están diseñadas para los adultos”, insiste Pinto. Todas las mascarillas filtran el aire que ingresa a la vía aérea, por lo tanto en los niños que son un poco más grande de los dos años, que salen a la plaza o al parque a correr, a jugar, necesitan más aire y terminan ahogándose.
“Al final, los niños se ahogan, transpiran, se sacan la mascarilla, se la levantan para despejar su nariz y boca y no les protege nada. Es molesta para ellos. Hasta los cinco años es muy difícil que la puedan ocupar bien, es complejo convencerlos de que no las toquen, que no se las saquen, porque son niños”, dice el brocopulmonar infantil de Clínica Las Condes.
Desde que comenzó la pandemia, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), han señalado que los niños menores de 2 años, las personas que tienen problemas para respirar y quienes estén inconscientes, incapacitados o que no puedan quitarse la mascarilla sin ayuda, no deben utilizarlas, sin importar el material del cual estén fabricadas.
Ana María Bravo, pediatra y jefa de la Central de Operaciones de Help, dice que también se debe considerar que los niños pequeños se pueden colocar más irritables con una mascarilla, llorar, mojar la mascarillas y que, finalmente, ésta termine inutilizable. “Para los adultos y niños la mascarilla es incómoda, pero a los niños más grandes se les puede explicar que es necesario. Pero los más pequeños no son capaces de entenderlo”, indica.
Según esta especialista, las mascarillas y los protectores faciales no son recomendables en los niños más pequeños, incluso hasta los tres años. “Los protectores faciales, igual tienen riesgo de asfixia para las guagüitas. La recomendación es nunca poner nada delante de sus caras porque se pueden asfixiar y los cuidadores o papás, no darse cuenta”.
¿Cómo proteger a los menores de dos años?
Lo fundamental, dice Jerez, es el distanciamiento social. “Los niños necesitan salir, tomar sol y aire para un crecimiento y desarrollo adecuado. Si los padres o un adulto los saca a pasear, tiene que evitar el contacto de los niños con otras personas adultas o con otros niños. No los debe llevar a comprar, tampoco a hacer trámites. La responsabilidad es personas e individual. No pueden estar para siempre confinados, tienen que salir, pero con precaución”, insiste el pediatra.
El lavado de manos constante, el distanciamiento social, terminan siendo más efectivo como prevención que la misma mascarilla en los niños chicos. “El virus ha sido más benigno con los niños. Eso se debe considerar también y no ser tan estrictos con ellos”, dice Pinto.