El cáncer de piel no melanoma es el tipo más común de cáncer de piel. Afecta principalmente a las células basales y a las células escamosas de la piel.

Este tipo de cáncer generalmente se desarrolla en áreas expuestas al sol, como la cara, el cuello, las manos y los brazos.

Los factores de riesgo para el cáncer de piel no melanoma incluyen la exposición excesiva al sol, especialmente sin protección, antecedentes familiares, piel clara, quemaduras solares frecuentes, exposición a radiación y ciertos trastornos genéticos.

Los síntomas, pueden incluir cambios en la apariencia de la piel, como la aparición de una protuberancia, una llaga que no cicatriza, una mancha roja o escamosa, o un crecimiento anormal de la piel. Si notas alguno de estos cambios en tu piel, es importante que consultes a un médico para un diagnóstico adecuado.

El tratamiento para esta enfermedad generalmente incluye la extirpación quirúrgica del tumor. En algunos casos, puede ser necesario realizar otros tratamientos, como la radioterapia o la terapia fotodinámica.

Asimismo, la prevención, implica protegerse del sol, usando protector solar de amplio espectro con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30, evitando la exposición al sol en las horas pico y usando ropa protectora, como sombreros y camisas de manga larga.

Y aunque se está expuesto todo el año al sol, en verano hay que tener mucho más cuidado con la exposición al sol, por eso a continuación te doy consejos de cómo prevenir el cáncer en esta temporada y los mitos que hay que derribar entorno a ésta.

Estos son los 6 mitos en torno al cáncer de piel

1) No es necesario usar protector solar en los días nublados. FALSO

Se debe usar filtro solar todo el año. Si bien, es cierto que la nubosidad es capaz de filtrar en parte la radiación UV, ésta de todas formas atraviesa la atmósfera y, al contactar la piel, es capaz de producir daño. En los días nublados, el 80 % de los rayos UV del sol pueden llegar a la piel. De hecho, investigaciones recientes han demostrado que existe un efecto paradójico en que algunos tipos de nubes producen un reforzamiento de la intensidad de la radiación UV hasta en un 25%. Esto se produciría al reflejarse los rayos UV en el borde de ciertas nubes generando un efecto “lupa”.

2) Para obtener vitamina D hay que exponerse al sol sin protector solar. FALSO

No es recomendable exponerse al sol deliberadamente para obtener Vitamina D y menos sin filtro solar, ya que los riesgos de hacer esto sobrepasan ampliamente los beneficios. Si bien la exposición solar es la forma más eficiente para lograr que el cuerpo produzca vitamina D, también existen otros métodos “naturales” como, por ejemplo, ingerir alimentos ricos en esta sustancia. Los más comunes son: pescados grasos (salmón, jurel, atún, sardina y arenque), yema de huevo, quesos y panita. También hay alimentos fortificados en vitamina D como lácteos y yogurt. Otra forma muy efectiva de mantener niveles normales es tomar cápsulas de vitamina D (800 UI por día en un adulto) o, en caso de que se demuestre a través de exámenes que existe un déficit marcado, se indica un pulso vía oral de una dosis más alta, logrando normalizar los niveles en uno o dos meses.

3) El cáncer de piel solo afecta a las personas con piel clara. FALSO

Es cierto que tener el cabello rubio y una piel clara que se quema fácilmente con el sol son factores de riesgo para desarrollar cáncer de piel, pero la enfermedad afecta a personas de todos los colores de cabello, tonos de piel, razas y etnias. De hecho, los estudios han demostrado que los cánceres de piel en personas con piel más oscura a menudo no se diagnostican hasta que están más avanzados, cuando son más difíciles de tratar. Todos, independientemente del color de su piel, deben practicar estrategias de prevención del cáncer de piel, como evitar la luz solar directa, aplicar protector solar constantemente y usar ropa protectora contra el sol.

4) El cáncer de piel sólo afecta a personas mayores. FALSO

El melanoma puede afectar a personas jóvenes. Si bien, aproximadamente dos tercios de los casos se concentran en pacientes sobre los 60 años, el tercio restante se distribuye en la población más joven, especialmente entre los 35 y 60 años de edad. Generalmente, los pacientes de menos edad tienen una “carga genética” más marcada, es decir, tienden a tener antecedentes familiares de melanoma o tienen varios familiares con un alto número de lunares en la piel. Una causa común de cáncer en los adultos jóvenes, de 25 a 29 años es el melanoma.

melanoma

5) Obtener un bronceado en el solárium protege de las quemaduras solares y el cáncer de piel. FALSO

El bronceado no protege del cáncer de piel, está demostrado que una sola sesión en el solárium aumenta el riesgo de una persona de desarrollar melanoma, uno de los tipos de cáncer de piel más peligrosos, en más del 50 por ciento. El solárium aumenta significativamente el riesgo de desarrollar otros tipos de cáncer de piel. El aumento del pigmento de la piel llamado melanina, que hace que la piel se broncee, es un signo de daño.

El solárium puede emitir de 10 a 15 veces más radiación ultravioleta que el sol. Asistir al solárium antes de los 35 años aumenta el riesgo de desarrollar melanoma en un 75%.

Si desea obtener un aspecto bronceado, existen alternativas más seguras, como los bronceadores en aerosol o las lociones autobronceantes.

6) El maquillaje proporciona una adecuada protección solar en la cara. FALSO

La mayoría de los productos de maquillaje no tienen el SPF recomendado de 30 o más. Incluso si lo tuvieran, no se obtiene la protección que necesita a menos que vuelva a aplicarlo cada dos horas.

8 consejos a considerar en el verano para prevenir el cáncer de piel

  1. Evitar la exposición solar durante las horas de mayor intensidad de radiación, es decir entre las 11 y 16 horas. En ese periodo los rayos solares caen de una forma directa sobre nosotros y son por tanto más perjudiciales.
  2. Extremar la protección solar frente a situaciones deportivas o recreacionales expuestas al sol (búsqueda de la sombra o uso de quitasoles). Utilizar protección en actividades al aire libre, cuando también se pueden provocar quemaduras: paseos, deportes de exterior o aperitivos en terrazas. No descuidarse en situaciones que den menor sensación de calor, como la nubosidad, el viento fresco, la altitud o las superficies reflectoras tipo arena, nieve, hierba o agua. Secarse después de cada baño. Las gotas de agua ejercen un efecto lupa que favorece las quemaduras solares y disminuye la eficacia de los protectores solares.
  3. Privilegiar las medidas físicas de protección solar. Uso de gorro tipo legionario o de ala ancha, gafas con filtro ultravioleta, ropa con protección ultravioleta o camisa manga larga y pantalón largo.
  4. Usar fotoprotectores que consideren la radiación ultravioleta A y B (UVA/UVB), así como el espectro de luz visible, con un factor de protección solar (SPF) idealmente 30 o superior para todas aquellas áreas expuestas (rostro, orejas, cuello, escote y dorso de manos). Este debe aplicarse todos los días independiente de la exposición solar, 30 minutos antes de salir, y reaplicarse cada 2 a 3 horas en caso de exposición solar o 1 hora en caso de contacto con agua o sudor.
  5. Evitar la exposición solar a niños menores de 2 años, ya que presentan un mayor riesgo de quemadura solar. El uso de filtro solar está autorizado en niños a partir de los 6 meses. En caso de exposición, usar en conjunto medidas físicas (ropa y gafas) con las medidas químicas (filtro solar). Una protección solar adecuada durante los primeros 15 años de vida reduce el riesgo de cáncer de piel en un 70%. Por este motivo, es preciso extremar las medidas en niños y adolescentes.
  6. Revisar pecas y lunares, y si se advierte la aparición de uno nuevo, o alguno cambia de forma, tamaño o color, acudir al dermatólogo. Podemos ayudarnos con fotografías para objetivar la evolución.
  7. Acudir al dermatólogo al menos una vez al año si existe un mayor riesgo de cáncer de piel, ya sea por antecedentes familiares, gran número de lunares, piel clara, antecedente de quemaduras solares o alteraciones del sistema inmune.
  8. No usar lámparas o cabinas de bronceado (solárium). Pueden contribuir a la aparición de cáncer de piel y aceleran el envejecimiento de la piel.

*Gastón Briceño, dermatólogo del Depto. Especialidades Médicas de la Facultad de Medicina, Universidad de La Frontera.