Un reciente estudio llamado “Democracia o populismo: tendencias de Asuntos Públicos 2023″ plantea los principales desafíos, tanto económicos, políticos y sociales a los que se han visto enfrentados deteminados países en el último tiempo. Uno de éstos es Chile.
Elaborado por la firma LLYC en Chile, y dirigido por su presidente Francisco Aylwin, el informe establece una serie de tendencias, tanto a nivel global como local, en relación a asuntos públicos durante el presente año.
En primer término señala que la inteligencia artificial se ha integrado de manera importante en los procesos. Los equipos de Asuntos Públicos han introducido en su día a día herramientas que hacen tareas sencillas y repetitivas. Aunque muy mejorable, la velocidad de aprendizaje y de mejora de estos sistemas es vertiginosa. La clave es participar activamente del ensayo-error y dotarse de protocolos que ayuden a definir un marco de trabajo ético y honesto, indica el documento.
“Históricamente en Chile los asuntos públicos ha sido un sector frecuentemente estigmatizado por la ciudadanía, visto como una práctica oscura; sin embargo nosotros como consultora, nos enorgullecemos por trabajar al servicio de los legítimos intereses de nuestros clientes y, además estamos seguros que contribuye a los Gobiernos, a las administraciones públicas, a los países y a la sociedad civil para generar más empleo, más riqueza, mejores estándares laborales, y en definitiva a construir un país más desarrollado. Hoy en día es una actividad que está legalizada, transparente, ética, regulada”, explica Aylwin.
El estudio añade que en el caso de la Ingeniería de datos (data-driven lobbying), el trabajo híbrido de analistas de inteligencia y de datos en el ámbito del lobbying trata de mejorar la calidad y el potencial de los diagnósticos, permitiendo a través de la gestión de grandes volúmenes de datos tomar decisiones más allá de la intuición. El gran reto de este 2023 es la mirada prospectiva, que permita la anticipación temprana de grandes tendencias políticas y regulatorias.
“La tecnología juega un rol fundamental en escuchar lo que opina la ciudadanía y los diferentes grupos de interés que antes se expresaba sólo a través de los medios de comunicación, pero hoy lo hace por medio de múltiples plataformas como lo son las redes sociales. Lo que nosotros realizamos, a través de nuestra área de Deep Digital Business, es ofrecer soluciones innovadoras, y en este caso brindamos una data específica que analiza millones de conversaciones para orientar mejor a nuestros clientes en la toma de sus decisiones, basadas en lo que opinan los distintos públicos de interés y la comunidad en general”, establece Aylwin.
Comunicación y publicidad
En tercer término señala que la transparencia y regulación se ha sumado a las necesidades que garantizan la claridad de la actividad (registro de grupos de interés, publicación de agenda de altos cargos, código de conducta o régimen de sanciones) se suma el reto de incorporar en las futuras regulaciones, sin restar eficacia, el lobbying indirecto. Es algo que ya hemos visto en algunos borradores, como el anteproyecto de ley de transparencia e integridad en las actividades de los grupos de interés, anunciado por el Gobierno español para este 2023.
Además, explica el valor de la medición. La actividad de asuntos públicos impacta en el negocio y la reputación de sus empresas. Definir el modelo de ese impacto es otro de los retos de una actividad que se ha pasado los últimos 15 años profesionalizándose. Solo será capaz de pasar al olimpo de las áreas estratégicas y los consejos de dirección si logra medirse.
El estudio incorpora un novedoso concepto: Better & Smart Regulation, estableciendo que no es que la actividad del lobby impacte en el negocio y la reputación de una organización, es que la propia regulación (su calidad y complejidad) afecta al ecosistema empresarial de un país. Trabajar un lobby técnicamente más sofisticado y dinámico, capaz de descomplicar la norma, es también parte de los deberes que hemos de afrontar en los próximos años.
Finalmente, dice que el lobbying de guerrilla incorpora el marketing, la comunicación y/o la publicidad para ganar potencia de tiro y está orientado a resultados en el corto plazo. En estos procesos, entra también el trabajo sobre políticas conductuales, sobre todo en las organizaciones B2C, que buscan ganar eficiencia a través de influir también en los comportamientos y las decisiones a través de técnicas conductuales que facilitan el consentimiento y adhesión a una norma. El etiquetado de alimentos, por ejemplo, va en esa dirección.