Nuestro desarrollo digital como Estado se ha venido estancado en los últimos años. De hecho, hace ya un buen rato que dejamos el liderazgo que tuvimos durante años en la región. Esto producto de una serie de razones, que van desde una visión poco audaz e institucionalidad pobre -como ya lo señalamos anteriormente, junto a Mario Waissbluth y Carlos Castro en Paupérrima institucionalidad del Gobierno Digital- hasta proyectos de profundización en el uso de tecnologías por parte del Estado que dejan mucho que desear en su diseño e implementación. Esto ya lo vimos durante la pandemia en casos como comisaría virtual, gestión de datos de la pandemia por parte del Ministerio de Salud y otros. Hoy se nos suma otro ejemplo a la lista.
Hace unos días se anunció por la prensa el “inicio al proceso para implementar la nueva licencia de conducir digital”, el cual en una primera etapa desarrollará una plataforma tecnológica denominada “Sistema de Gestión de Licencias”, que va a contener información de los conductores nacionales y su hoja de vida. La plataforma incluirá una aplicación móvil (App) con un código QR que permite acceder a los datos del conductor; es decir, además de la licencia en papel, existirá una suerte de licencia digital en su teléfono móvil.
La plataforma que, hasta donde entendemos, estará alojada en el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, se basa en un desarrollo de software a la medida, el cual está siendo contratado a través del Convenio Marco de Desarrollo de Software, en su modalidad de contratación de horas-hombre: sí, como lo leen, un desarrollo de software a la medida.
Hoy en día, existe un amplio desarrollo de modelos de gestión y operación de licencias de conducir digital o eDL (Electronic Driver License), con estándares y buenas prácticas que sería bueno mirar, me refiero a desarrollos en Estados Unidos, la Unión Europa y el Reino Unido por mencionar algunos.
Ciertamente, esta modernización deja instaladas muchas preguntas, que van desde el diseño hasta la modalidad de contratación. Detallemos:
Diseño pobre
En la información de prensa se hace referencia a que, además del sistema, existirá una aplicación móvil (App) y a través del uso de un código QR se podrá acceder a los datos del conductor.
Sin embargo, esto suena más a “chiche” tecnológico y no a un proceso de reflexión y diseño más profundo del nuevo sistema. Una modernización de estas características, que significa transformar nuestras licencias de conducir desde el paradigma papel a digital, requiere de un profundo diseño de cada una de sus dimensiones; esto es, modelo de servicios (buenas prácticas), operación (enrolamiento, soporte, sistemas), su implementación y gobernanza, así como el rol que tendrá el gobierno central y los municipios en el sistema.
Una transformación del sistema de licencias de conducir debe al menos responder las siguientes preguntas: ¿Cómo debería ser nuestra licencia de conducir digital (eDL)? ¿Debiera contener elementos y características similares a un documento identificatorio? ¿Qué tipo de estándares debería adoptar? ¿Su operación debería basarse en un modelo centralizado o descentralizado (rol de municipios y gobierno central)? ¿Es necesario desarrollar software desde cero, siendo que ya existen soluciones probadas y operando en otras latitudes?
Desarrollo de Software
En el llamado de Chilecompra no existe ninguna descripción de la plataforma que se desea contratar, así como su funcionalidad; sólo se remite a solicitar perfiles profesionales, indicando la cantidad de horas por cada uno, 10.749 horas-hombre en total. En este sentido, llama la atención la estimación del esfuerzo (cantidad de horas-hombre) por lo baja, dada la complejidad y magnitud del sistema (interoperabilidad, tamaño, funciones).
Por otra parte, los valores por perfiles que aparecen en el llamado están totalmente fuera de valores de mercado, lo cual, de por sí, genera un alto riesgo de calidad. Aquí las preguntas son: ¿Por qué desarrollar un sistema desde cero, si ya existen productos de mercado? ¿Resulta razonable la estimación esfuerzo y costos para dicho desarrollo?
Operación Tecnológica
En otro ámbito, no existe (o al menos no encontramos) información del modelo operacional de la licencia de conducir digital. Para un proceso como este, de alto volumen tanto en datos como en transaccionalidad, se requiere de un operador tecnológico con las competencias para ello. Vale la pena recordar que las futuras fiscalizaciones de la autoridad se harán utilizando este sistema.
¿Se cuentan con las competencias en la institución receptora de la plataforma para operar un sistema de esta complejidad y envergadura?
En un proceso de modernización tan trascendental como este, hubiéramos esperado una reflexión en su diseño más profunda, y no sólo salir al mercado a comprar horas-hombre de desarrollo de software.
¡Parece que, definitivamente, hemos perdido el rumbo!
*Centro de Sistemas Públicos, de Ingeniería Industrial de la U. de Chile