El trabajo, el estudio u otras actividades recurrentes y cotidianas implican muchas exigencias a nivel cognitivo y socioemocional. Por eso, a mitad de año, hablar de desgaste y desmotivación no es descabellado.

En la medida que avanzamos haciendo esas actividades cotidianas la motivación y la energía que invertimos en ellas decaen, explica Manuel Araya psicólogo de la plataforma de psicología online psyalive.com, “así como van decayendo las fuerzas a lo largo del día producto de una jornada agotadora; el sueño de la noche equivale a las vacaciones de nuestro año”.

La solución sería descansar. Tomar unos días de vacaciones. Olvidarse por un tiempo, en lo posible, de las exigencias laborales en otro ambiente o haciendo otras actividades. Pero en plena cuarentena y con restricciones por coronavirus, la alternativa de viajar o simplemente salir de casa, resultan imposibles.

¿Sirve tomar vacaciones para sólo estar en casa? El hogar, generalmente, simboliza el descanso y el lugar de la desconexión con el lugar de trabajo; algo que en esta cuarentena está en entredicho, explica Araya.

Hoy es necesario que recuperar esa simbolización. La casa necesita volver a ser en un lugar de descanso, indica Araya. Se puede descansar estando solamente en casa, dice, pero debemos hacer un esfuerzo por volver a revestir la casa como el lugar de la desconexión y más aún del cuidado; “esta última dimensión hoy cobra más sentido que nunca”.

Necesarias vacaciones

A nivel de salud mental, además de la tensión de la propia actividad laboral, hoy el teletrabajo de origen forzado, sumado al confinamiento, incre­mentan la fatiga mental, explica Ignacio Puebla Osorio, psicólogo y Jefe del Departamento de Cultura de Seguridad de la Mutual de Seguridad CChC.

Si a eso se le suman otras variables como, el no poder salir a pasear, ir al gimnasio, realizar actividades de ocio, lúdicas y deportivas al aire libre, el querer atender las responsabilidades domésticas y familia­res, etc., los problemas de salud mental se pueden generalizar cada vez más.

No es de extrañar entonces que ante ese cansancio físico y mental, dice Puebla la necesidad de un descanso prolongado, sea un cuestionamiento permanente en estos días. “Se abre un espacio, incluso impensado para algunos, que es tomarse vacaciones, ya que éstas en este tiempo pueden convertirse en un espacio para encontrarse con uno mismo o con quienes configuran su círculo más íntimo, como lo es, pasar más tiempo con el grupo familiar”.

A nivel de salud mental, además de la tensión de la propia actividad laboral, hoy el teletrabajo de origen forzado, sumado al confinamiento, incre­mentan la fatiga mental y cansancio.

Hoy tomarse vacaciones significa una desconexión con el teletrabajo de origen forzado. Situación que como Puebla explica, para algunos le ha estado pasando la cuenta, “ya que no es sólo dedicarse a realizar las tareas que le han sido asignadas, sino para las personas que viven con hijos, también les ha tocado asumir un rol mucho activo en la educación escolar”.

Ese descanso es un espacio simbólico para “recargar las pilas”, y no deberíamos limitarnos si lo hacemos desde la casa, afirma Puebla. “La clave de este tiempo es justamente los beneficios que te entrega el descanso. Entre los cuales se encuentran, tener tiempo para conectarse con uno mismo, y que como como consecuencia, puedas aprovechar lo que más te gusta hacer”.

No se podrá viajar. Pero sí se puede escuchar la música favorita o pasar mayor tiempo con el círculo más cercano. También disfrutar a las mascotas. “Aprender distintas cosas, como por ejemplo incursionar en la cocina y aprender nuevas recetas, etc.”, dice Puebla.

Vacaciones sin culpa

Hay que descansar. Y tomar una pausa, ya sean vacaciones o pedir días libres, no debe generar un sentimiento de culpa, advierte Puebla, “ya en algunas personas existe la percepción que si te pides un permiso o feriado legal que sea para el descanso, estás ‘fallando al trabajo’ o ‘asignado más carga laboral en el equipo de trabajo’”.

El equilibrio entre la vida personal y del trabajo, dice Puebla, no puede experimentarse como intimidante ni amenazante, “todos tienen el derecho a la desconexión”. Para ello empleadores y las organizaciones deberían generar buenas prácticas en el contexto laboral, por ejemplo, dice, que antes de hacer uso de los días de vacaciones, la organización implementara prácticas para permitir el descanso y la desconexión.

La cuarentena no tiene que limitar esa pausa. “Es saludable y recomendable”, sostiene Araya. Muchos trabajadores y la totalidad de los estudiantes se han visto sometidos a una actividad nueva que es el teletrabajo o el estudio desde casa. “Estas situaciones no son negativas en sí mismas, pero si nos ponemos a pensar que esto nos llegó así de repente y que el aprendizaje ha debido ser rápido y sobre la marcha, podemos imaginarnos que este descanso es sumamente necesario para consolidar estos aprendizajes y ‘cargar las pilas’”.

Así como el sueño del descanso nocturno ayuda una serie de procesos neurofisiológicos, endocrinos y otros, una pausa a mitad de año ayuda a renovarnos de forma armónica, explica Araya, toda vez que durante el año estamos sometidos a actividades que nos mantienen en actitud de alerta y de atención constantes.

“Es importante que podamos disminuir los niveles de cortisol que se producen en la medida que el estrés cotidiano se hace parte de nuestras vidas. Además, muchos procesos necesitan de una pausa en el camino para repensar los objetivos, metas y metodologías que hemos venido aplicando en la primera parte del año”, resalta.

Puebla, agrega que todos hemos experimentado un vaivén de emociones este tiempo, donde la ansiedad ha sido una de las emociones más recurrentes. “Hacer una pausa en la rutina, tomar un descanso, aunque sea en nuestras casas, puede ayudar a las personas que se encuentran trabajando y que en mayor frecuencia se sienten constantemente sobrepasados o en el cual perciben el futuro como incierto”, indica.