Desintoxicación digital: El dilema de cómo manejar la ansiedad por el celular en vacaciones
Investigación registró las emociones de personas que estuvieron de vacaciones sin dispositivos digitales. ¿El resultado? Algunos no fueron capaces de resistir más de un día desconectados. Para otros, fue la clave para un mejor descanso. Abandonar la tecnología no es fácil, pero tiene recompensas.
Desconectarse del trabajo y descansar, son los anhelos de vacaciones. Pero ese deseo muchas veces se interrumpe por la conexión que los teléfonos inteligentes entregan. Incluso, aunque se busque estar alejado de redes sociales, por ejemplo, en un viaje es inevitable navegar con Google Maps o usar TripAdvisor para buscar un lugar para comer.
¿Vacaciones desconectadas o conectadas? Una decisión que no siempre es fácil en los tiempos que corren, considerando además otro elemento: en la era de las redes sociales las vacaciones existen en la medida que los otros las ven. En Instagram, por nombrar alguna de esas app, las publicaciones etiquetadas con #vacaciones superan los 18 millones, lo que en el caso de #vacation supera los 114 millones.
Las vacaciones ya cambiaron de tono. No es suficiente con contar la experiencia o mostrar fotografías después. Se publican de inmediato. Por eso el valor de qué se muestra es cada vez mayor. En una encuesta realizada en el 2019 por Booking.com a 18.500 personas del mundo, el 34% reconoce que reserva un alojamiento atractivo para sacar fotos.
En un sondeo de la misma compañía a jóvenes entre 16 y 24 años, sobre el 50% admite que sube fotos a redes sociales cuando están de vacaciones, y que cada día refrescan sus historias con promedios de 10 a 30 fotos al día (32%) y hasta 50 fotos al día (21%).
Ansiedad e inseguridad
Habrá personas para las cuales desconectarse o no, simplemente no es tema. Pero investigaciones indican que la actual conectividad que la tecnología brinda, distrae a las personas de participar en experiencias físicas cuando están de vacaciones. La atención por la fotografía perfecta no permite disfrutar del paisaje, lo que trae el consecuente impacto negativo en el bienestar, destacan.
Se habla incluso de "vacaciones desconectadas" o "desintoxicación digital". Aspecto que analizó el estudio Turning it off: Emotions in digital-free travel (Apagándo: emociones en viajes sin conexión) realizado por especialistas de la Universidad de East Anglia (Reino Unido), de la Escuela de Negocios de la Universidad de Greenwich y la Universidad Tecnológica de Auckland (Australia).
Publicado en Journal of Travel Research en agosto de 2019, en el trabajo los investigadores reclutaron a 24 personas de siete países que viajaron a 17 destinos diferentes. En ese periodo estuvieron sin acceso a celulares, portátiles, tablets, internet, redes sociales ni herramientas de navegación.
Durante la experiencia de viajar sin conexión, los voluntarios fueron registrando sus emociones y sentimientos antes de desconectarse, durante su viaje y después de volver a conectarse al regresar a casa. También fueron entrevistados después del viaje.
¿Qué descubrieron? El viaje sin dispositivos no siempre fue fácil. Fueron distintas emociones las que generaba esa ausencia de tecnología, desde ansiedad previa a preocupaciones sobre lo que sucedería cuando no pudieran estar en contacto con su familia o cercanos. Superada la dependencia, experimentaron mayores niveles de aceptación, disfrutaron más del descanso y reportaron liberación.
"Vivimos en un mundo altamente conectado", advierte Wenjie Cai, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Greenwich y autor principal del estudio. En ese sentido, agrega, "muchas personas conocedoras de la tecnología actual, por un lado, disfrutan de los beneficios de la conectividad constante, por otro lado, sufren la frontera borrosa entre el trabajo y la vida".
"Muchos de ellos buscan un escape 'real' de la conectividad ubicua. La idea de la desintoxicación digital en vacaciones es atractiva para ellos. Creen que contribuirá a su bienestar", señala a Qué Pasa.
Para algunos participantes, el tiempo máximo de desconexión fueron 24 horas. "Algunos participantes confían mucho en la tecnología y se encuentran con que no pueden 'sobrevivir' sin el teléfono móvil", dice Cai. En otros casos, agrega, algunos participantes sintieron que durante esa pausa digital eran "esperados" por colegas, seres queridos y familias. "Estos compromisos profesionales y personales los hacen difícil desconectarse", explica.
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Estudio indica que algunos participantes confían mucho en la tecnología y admiten que no pueden 'sobrevivir' sin el teléfono móvil.[/caption]
El trabajo detectó además, que dispositivos móviles para muchos son sinónimo de seguridad. Aquello se tradujo que algunos participantes durante el tiempo de "desintoxicación" se sintieran inseguros, "especialmente en aquellos que viajan solos en un entorno extranjero", destaca Cai.
Sobre ese punto, un participante mencionó en el estudio, que mientras no tuvo acceso a dispositivos digitales se preocupaba porque "existe la posibilidad de que pueda estar en peligro o tener un accidente, y mi familia no puede comunicarse conmigo".
Sin mapas en el celular, sin poder consultar el estado del tiempo o recomendaciones de dónde comer, los viajeros se vieron obligados a viajar a la 'antigua', a utilizar mapas impreso o preguntarle a extraños. "Dos de nuestros participantes incluso se dieron por vencidos en esta etapa, ya que encontraron la experiencia emocional insoportable", detalla el estudio.
"Estas son todas las razones por las que los participantes vuelven a encender sus teléfonos durante las vacaciones", aclara Cai.
Existen algunos factores que el estudio reconoció como facilitadores de esa desintoxicación digital, como visitar destinos rurales, cuando los participantes tenían compañeros de viaje o si tenían menos compromisos laborales. También detectaron que era más amigable el proceso en quienes mostraban una baja dependencia de la tecnología en la vida diaria, que mostraban fuertes motivaciones para desconectarse y estaban más alejados de la creencia de que sus compromisos laborales no les permitían "desaparecer" o no estar disponibles.
Resulta difícil de lograr y quizás no se requiere llegar a extremos, sin embargo, destaca el investigador, la desconexión sí ayuda a disfrutar y descansar más en vacaciones. "En nuestro estudio, descubrimos que aunque los participantes sufrían de 'síntomas de abstinencia', terminaron disfrutando más las vacaciones desconectadas. Se comprometieron más con el entorno, pasaron más tiempo valioso con sus familias y amigos, y comenzaron a interactuar más con los locales. Los participantes encontraron la experiencia memorable y a muchos les gustaría probar más en el futuro", detalla.
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