El 22 de abril de 1970, millones de estadounidenses marcharon demandando actuar por la protección de nuestro medio ambiente. Aquel fue el primer Día de la Tierra y transformó la manera en que Estados Unidos interactúa con el mundo y cómo vemos nuestro impacto sobre el planeta. Hoy estamos resueltos a construir sobre los avances logrados y nos comprometemos a tomar las acciones contra el cambio climático que aseguren una Tierra saludable para nuestros hijos y nietos.
El Presidente, Joe Biden, comprometió a EE.UU. a lograr un sector energético libre de carbono al 2035, situando al país en una vía sin retorno hacia una economía cero emisiones netas para el 2050 y a conservar por lo menos el 30% de sus suelos y agua hacia 2030.
Aun cuando estos son pasos importantes, ningún país por sí solo puede abordar el cambio climático. Será necesario el esfuerzo global que involucre a todos los niveles de gobierno, al sector privado y a las personas para salvar nuestro planeta.
Chile ha demostrado repetidamente su liderazgo en la escena mundial. En 2019, se ofreció a tomar la presidencia de la COP25 y se aseguró de que siguiera su curso cuando se tornó imposible efectuarla aquí. En abril del año pasado, Chile fue uno de los 40 países invitados por el Presidente Biden a la Cumbre del Clima y, en junio, la Secretaria de Energía de EE.UU., Jennifer Granholm, y el Enviado Especial para el Clima, John Kerry, participaron en la Reunión Ministerial de Energía Limpia organizada por Chile. Me sentí complacido de que en la COP26 Chile se uniera a EE.UU. en el Compromiso Global sobre el Metano y el Panel de los Océanos.
Chile y EE.UU. juntos deben liderar la acción climática. Los abundantes recursos naturales de Chile y su incomparable belleza natural hacen que la sustentabilidad y la protección medio ambiental sean vitales para su futuro. Los profundos lazos comerciales que comparten nuestros países, particularmente en áreas como el comercio agrícola y acuícola, la minería y el desarrollo energético, nos obligan a apoyar el desarrollo de recursos sustentables y un medio ambiente sano que permitan que la abundante biodiversidad de Chile continúe prosperando.
Durante mi tiempo en Chile he tenido la oportunidad de visitar numerosas plantas de producción agrícola y de operación minera, y hace poco asistí a la Feria AquaSur. He podido ver la riqueza de recursos naturales de Chile y conocer a las comunidades que dependen de éstos. También he disfrutado la majestuosidad del sur de Chile, donde quedé embelesado por los lugares más espectaculares que jamás haya visitado. Observé el equilibrio frágil y complejo que debemos mantener para proteger los recursos naturales de Chile de modo que las comunidades puedan continuar beneficiándose durante muchas generaciones.
La tarea no es fácil, pero juntos podemos salvar nuestra Tierra.
La Embajada ya está trabajando estrechamente con la Fundación Chile Lagos Limpios para apoyar sus esfuerzos de preservación de los lagos de la Patagonia Norte chilena al juntar a expertos de ambos países en conservación de aguas. También anunciamos hace poco nuevos fondos concursables destinados a combatir el cambio climático en Chile y estamos lanzando un nuevo proyecto que modelará cómo los desafíos sociales en Chile impactan al cambio climático, y viceversa.
Además, pienso que es crucial que el sector privado juegue un papel en estos esfuerzos. Estamos trabajando para alentar una mayor acción del sector privado y de asociaciones público-privadas en torno al cambio climático.
Chile ya es un modelo en esto. Durante más de tres décadas, la ONG estadounidense Rewilding Chile, ex Tompkins Conservation, ha implementado proyectos de conservación a gran escala en la Patagonia, complementando los esfuerzos impulsados a nivel gubernamental para una sustentabilidad medioambiental de largo plazo.
Cuando nos acercamos al bicentenario de las relaciones entre EE.UU. y Chile, el cambio climático es uno de los principales desafíos que enfrentamos juntos.
*Jefe de Misión de Estados Unidos en Chile.