La historia comienza décadas previas al primer Día de la Tierra, hace ya 52 años, que según relata el sitio oficial de este día internacional Earthday.org, los estadounidenses consumían grandes cantidades de gasolina con plomo a través de autos masivos e ineficientes, y debido a esto la industria esparció humo y barro con poco temor a las consecuencias de la ley o la mala prensa, sumado a que la corriente principal de Estados Unidos se mantuvo en gran medida ajena a las preocupaciones ambientales y al cómo un medio ambiente contaminado amenaza la salud humana.
Sin embargo, el escenario estaba preparado para el cambio con la publicación del éxito de ventas Silent Spring (Primavera Silenciosa) de Rachel Carson en el New York Times en 1962. Libro que representó un momento decisivo, vendiendo más de 500.000 copias en 24 países, y que aumentó la conciencia pública y la preocupación por los organismos vivos, el medio ambiente y los vínculos inextricables entre la contaminación y la salud pública.
Asimismo en la década de los 60s, años de una “activismo combativo” en varios países, se sumó el activismo del senador de Wisconsin, Gaylord Nelson, quien comenzó a organizar campañas para la protección del planeta, que reclamaban principalmente por la poca acción de las autoridades para cuidar el medio ambiente que ya comenzaba a molestar a la ciudadanía.
Así fue que gracias a la gran manifestación que organizó Nelson en 1969, a la que llegaron 20 millones de personas y que siguió el modelo de las protestas contra la guerra de Vietnam, y la cual fue relatada por el propio senador como día fue “frenético” y que se convirtió en la protesta de un solo día más grande en la historia humana, es que un año después, se estableció de manera oficial al 22 de abril de 1970 como el origen del Día de la Tierra.
Así es como el Día de la Tierra, marca el aniversario del nacimiento del movimiento ambientalista moderno que comenzó oficialmente en 1970, y que desde las diferentes organizaciones invita cada año a la población a actuar de manera consciente con el medioambiente y el cambio climático.
Además de querer recalcar los cambios provocados por el hombre en la naturaleza, así como los crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva o el creciente comercio ilegal de vida silvestre, pueden acelerar el ritmo de destrucción del planeta.
Un día que a través de los años ha representado una fecha para avances en el compromiso con el planeta y acuerdos entre distintas naciones. Como en 1992, cuando más de 178 países firmaron la Agenda 21, la Declaración sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo y la Declaración de Principios para la Gestión Sostenible de los Bosques en la “Cumbre de la Tierra”, celebrada en Río de Janeiro (Brasil).
Asimismo, en el Día de la Tierra de 2016, con el Acuerdo de París, que se centra en el cambio climático, el cual fue firmado por más de 120 países, incluidos el Reino Unido, Estados Unidos y China.
Día de la Tierra 2022
Como cada año, la organización del Día de la Tierra centra su conmemoración con una invitación especial, que este años es “Invertir en nuestro planeta”.
“Este es el momento de cambiarlo todo: el clima empresarial, el clima político y cómo tomamos medidas sobre el clima”, señala el sitio web del Día de la Tierra.
“Ahora es el momento del coraje imparable para preservar y proteger nuestra salud, nuestras familias, nuestros medios de subsistencia” añade.
Por eso tanto la organización como las Naciones Unidas transmitirán diferentes conferencias durante todo el día y que puedes seguir a través de sus canales oficial. Además, earthday.org te invita a conocer las 52 acciones y consejos para marcar la diferencia todos los días del año e invertir en nuestro planeta, como aprender a calcular el consumo personal de plástico, saber cómo combatir la contaminación por plástico, y/o utilizar más el papel digital.
¿Qué hace falta en Chile?
Durante el último tiempo en Chile, uno de los temas más relevantes en materia de cambio climático ha sido el desarrollo sostenible, pero que a pesar de la teoría no se ha visto reflejado en la práctica en la población chilena y se ha planteado que quizás la cultura sobre la biodiversidad y su cuidado debiese implementarse desde los primeros años de colegio.
Adolfo Berríos, investigador de la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Chile, quien estudia la influencia del contexto económico, político, cultural y social de cada país de cada asignatura escolar en la aplicación de los programas de sustentabilidad diseñados por la UNESCO, comenta que, no está tan seguro que si esto se trabaja más se pueda generar una cultura de preservación hacia la biodiversidad en las próximas generaciones.
Ya que, plantea que en primer lugar “el término de desarrollo sustentable circula en el ámbito educativo desde hace aproximadamente 30 años, particularmente con la conferencia de Río de Janeiro celebrada en 1992, que por primera vez invita a los sistemas educacionales a incorporar los objetivos de desarrollo sustentable a nivel educativo”.
No obstante, señala que se ha visto en estos últimos 30 años que los problemas medioambientales se han acentuado en vez de disminuir, además el desarrollo sustentable o sostenible continúa con la lógica del crecimiento económico, “vale decir es un proyecto político económico que nace ante la necesidad de optimizar el uso de los recursos naturales que son necesarios para abastecer el sistema de producción industrial”
En resumidas cuentas, el desarrollo sustentable más bien contribuye a forjar una idea antropocéntrica de la naturaleza, o sea que la naturaleza es un reservorio de recursos naturales, por lo tanto no es una real alternativa “y desde ese punto de vista no sería un cambio drástico en cuanto a los comportamientos de las futuras generaciones” plantea.
Por lo que reitera que en Chile “hace falta un mayor compromiso del Ministerio de Educación a través de un curriculum que incorpore la educación ambiental como uno de los pilares y ejes fundamentales en la formación del futuro ciudadano ciudadana del país”.
Pero ¿Es posible alcanzar en un futuro cercano una consciencia sobre desarrollo sostenible? “Yo creo que sí” dice el investigador, porque la nueva Ley de Cambio Climático -que aún está en discusión- “propone como una medida a largo plazo la educación, y precisamente insta a trabajar las problemáticas relacionadas con el cambio climático desde una óptica de formación ciudadana y a la vez compromete al Ministerio de Educación a generar programas de formación ciudadana que incluyen estas temáticas que están generando y seguramente va a seguir generando en el futuro el cambio climático desde esta óptica de la ciudadanía”.